jueves, 28 de octubre de 2010

Néstor y lo que se viene

Por Mempo Giardinelli

Escribo esto en caliente, en la misma mañana de la muerte anunciada de Néstor Kirchner, y ojalá me equivoque. Pero siento dolor y miedo y necesito expresarlo.

Pienso que estos días van a ser feísimos, con un carnaval de hipocresía en el Congreso, ya van a ver. Los muertos políticos van a estar ahí con sus jetas impertérritas. Los resucitados de gobiernos anteriores. Los lameculos profesionales que ahora se dicen “disidentes”. Los frívolos y los garcas que a diario dibujan Rudy y Dani. Todos ellos y ellas. Caras de plástico, de hierro fundido, de caca endurecida. Aplaudidos secretamente por los que ya están emitiendo mailes de alegría feroz.

Los veremos en la tele, los veo ya en este mediodía soleado que aquí en el Chaco, al menos, resplandece como para una mejor causa.

Nunca fui kirchnerista. Nunca vi a Néstor en persona, jamás estuve en un mismo lugar con él. Ni siquiera lo voté en 2003. Y se lo dije la única vez que me llamó por teléfono para pedirme que aceptara ser embajador argentino en Cuba.

Siempre dije y escribí que no me gustaba su estilo medio cachafaz, esa informalidad provocadora que lo caracterizaba. Su manera tan peronista de hacer política juntando agua clara y aceite usado y viscoso.

Pero lo fui respetando a medida que, con un poder que no tenía, tomaba velozmente medidas que la Argentina necesitaba y casi todos veníamos pidiendo a gritos. Y que enumero ahora, porque en el futuro inmediato me parece que tendremos que subrayar estos recuentos para marcar diferencias. Fue él, o su gobierno, y ahora el de Cristina:

- El que cambió la política pública de derechos humanos en la Argentina. Nada menos. Ahora algunos dicen estar “hartos” del asunto, como otros criticaron siempre que era una política más declarativa que otra cosa. Pero Néstor lo hizo: lo empezó y fue consecuente. Y así se ganó el respeto de millones.

- El que cambió la Corte Suprema de Justicia, y no importa si después la Corte no ha sabido cambiar a la Justicia argentina.

- El que abrió los archivos de los servicios secretos y con ello reorientó el juicio por los atentados sufridos por la comunidad judía en los ’90.

- El que recuperó el control público del Correo, de Aguas, de Aerolíneas.

- El que impulsó y logró la nulidad de las leyes que impedían conocer la verdad y castigar a los culpables del genocidio.

- El que cambió nuestra política exterior terminando con las claudicantes relaciones carnales y otras payasadas.

- El que dispuso una consecuente y progresista política educativa como no tuvimos por décadas, y el que cambió la infame Ley Federal de Educación menemista por la actual, que es democrática e inclusiva.

- El que empezó a cambiar la política hacia los maestros y los jubilados, que por muchos años fueron los dos sectores salarialmente más atrasados del país.

- El que cambió radicalmente la política de defensa, de manera que ahora este país empieza a tener unas Fuerzas Armadas diferentes, democráticas y sometidas al poder político por primera vez en su historia.

- El que inició una gestión plural en la cultura, que ahora abarca todo el país y no sólo la ciudad de Buenos Aires.

- El que comenzó la primera reforma fiscal en décadas, a la que todavía le falta mucho pero hoy permite recaudaciones record.

- El que renegoció la deuda externa y terminó con la estúpida dictadura del FMI. Y por primera vez maneja el Banco Central con una política nacional y con record de divisas.

- El que liquidó el infame negocio de las AFJP y recuperó para el Estado la previsión social.

- El que con la nueva ley de medios empezó a limitar el poder absoluto de la dictadura periodística privada que todavía distorsiona la cabeza de millones de compatriotas.

- El que impulsó la ley de matrimonio igualitario y mantiene una política antidiscriminatoria como jamás tuvimos.

- El que gestionó un crecimiento económico de los más altos del mundo, con recuperación industrial evidente, estabilidad de casi una década y disminución del desempleo. Y va por más, porque se acerca la nueva legislación de entidades bancarias, que terminará un día de éstos con las herencias de Martínez de Hoz y de Cavallo.

Néstor lo hizo. Junto a Cristina, que lo sigue haciendo. Con innumerables errores, desde ya. Con metidas de pata, corruptelas y turbiedades varias y algunas muy irritantes, funcionarios impresentables, cierta belicosidad inútil y lo que se quiera reprocharles, todo eso que a muchos como yo nos dificulta declararnos kirchneristas, o nos lo impide.

Pero sólo los miserables olvidan que la corrupción en la Argentina es connatural desde que la reinventaron los mil veces malditos dictadores y el riojano ídem.

De manera que sin justificarle ni un centavo mal habido a nadie, en esta hora hay que recordarle a la nación toda que nadie, pero nadie, y ningún presidente desde por lo menos Juan Perón entre el ’46 y el ’55, produjo tantos y tan profundos cambios positivos en y para la vida nacional.

A ver si alguien puede decir lo contrario.

De manera que menudos méritos los de este flaco bizco, desfachatado, contradictorio y de caminar ladeado, como el de los pingüinos.

Sí, escribo esto adolorido y con miedo, en esta jodida mañana de sol, y desolado también, como millones de argentinos, un poco por este hombre que Estela de Carlotto acaba de definir como “indispensable” y otro poco por nosotros, por nuestro amado y pobrecito país.

Y redoblo mi ruego de que Cristina se cuide, y la cuidemos. Se nos viene encima un año tremendo, con las jaurías sedientas y capaces de cualquier cosa por recuperar el miserable poder que tuvieron y perdieron gracias a quienes ellos llamaron despreciativamente “Los K” y nosotros, los argentinos de a pie, los ciudadanos y ciudadanas que no comemos masitas envenenadas por la prensa y la tele del sistema mediático privado, probablemente y en adelante los recordaremos como “Néstor y Cristina, los que cambiaron la Argentina”.

Descanse en paz, Néstor Kirchner, con todos sus errores, defectos y miserias si las tuvo, pero sobre todo con sus enormes aciertos. Y aguante Cristina. Que no está sola.

Y los demás, nosotros, a apechugar. ¿O acaso hemos hecho otra cosa en nuestras vidas y en este país?

sábado, 23 de octubre de 2010

Dos crímenes para aprender

Por Osvaldo Bayer

Pilagás. Un modelo de lo que dejó la llamada colonización para los pueblos originarios. Cuando quisieron defender lo suyo de los invasores, la solución occidental y cristiana: balazos, muerte, persecución. El bosque, la selva como último recurso, como último refugio. Pero el presente y el futuro les anuncia: hasta allí los van a perseguir, hasta de allí los van a expulsar con la palabra progreso. Irán a engrosar, como otros originarios, las villas miseria de las grandes ciudades del progreso.

Todavía quedan entre ellos algunos ancianos que recuerdan la matanza sufrida en 1947 a manos de la Gendarmería Nacional. Rincón Bomba. En Formosa. A tiro limpio, los salvajes, los bárbaros, expresión de Julio Argentino Roca que quedó para siempre.

Es que había que dejar libres las tierras para los inversores. Ahí está el futuro: las inversiones, no el cuidado de la naturaleza. Después de los tiros asesinos de la Gendarmería Nacional en 1947, llegó el progreso a manos llenas. Llenas para quienes obtuvieron las ganancias.

La crueldad como principio. Total, son salvajes. Esos “salvajes” recordaron con lágrimas, hace pocos días, la masacre, el asesinato impune de niños, mujeres, hombres por portación de rostro. “Que la verdad llegue a la luz”, dijo con voz humilde Bartolo Fernández, el presidente de la Federación del Pueblo Pilagá, en el acto recordatorio del brutal crimen masivo, en Las Lomitas. La selva quedó sembrada de cadáveres, más de cuatrocientos. Nunca nadie pidió disculpas por un crimen de extrema crueldad. El juez de la Corte Suprema de la Nación, Eugenio Zaffaroni, con su valentía de siempre y su búsqueda de la verdad, lo dijo claramente: “Si alguien pretende eliminar un pueblo, una cultura, comete genocidio. Lo que hicieron los nazis con los judíos, se ajusta a la definición de un genocidio. Lo que hicieron los turcos con los armenios, también. Y lo que hizo el Estado argentino con los pueblos originarios, otro tanto, fue un genocidio” (Reportaje contenido en el libro Argentina Originaria: Genocidios, Saqueos y Resistencias, de Darío Aranda, que acaba de publicarse).

Amnesty International ha comenzado el estudio de la situación de los pilagás sobrevivientes a la masacre de 1947. Acaba de publicar su investigación acerca de lo ocurrido en 1997 –medio siglo después de la masacre de Rincón Bomba– en el asentamiento pilagá de El Descanso, en Formosa, de donde se los trató de expulsar con otros métodos, ya no el de las balas. Ese año la vida cambió para esos hijos de la tierra porque se construyó un canal –como obra pública– destinado a derivar las aguas del bañado cercano como parte de una serie de canales que se extienden a localidades y campos próximos. Fueron construidos en las tierras de la comunidad pilagá y en las zonas adyacentes. Para lo cual ni se informó a la comunidad ni se pidió su opinión sobre tal proyecto. Se hizo y ya está. Esto les trajo grandes problemas, perdieron en su mayoría la fuente de trabajo y de la propia alimentación, y su cementerio, escuela y viviendas se encuentran bajo las aguas.

En el acto pilagá del aniversario de la masacre, la cineasta Valeria Mapelman mostró su film Octubre Pilagá, relatos sobre el silencio, una denuncia clara, directa, con testimonios de los sucesos de la época y las consecuencias que tuvo para ese pueblo la masacre llevada a cabo con una brutalidad sin precedentes. Es decir, como siempre, en la historia terminan por salir a la luz los hechos degradantes que se trató de ocultar.

Es hora pues de que la Gendarmería Nacional haga un estudio histórico sobre tal cobarde ataque, que traiga los nombres y los responsables de quiénes fueron los autores y los que dieron tales órdenes y finalmente pida disculpas públicas a las víctimas. También, que se conozca el nombre de los políticos responsables. Si esto no se hace avanzaremos muy poco en busca de una verdadera democracia.

Lo dice el juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, en el reportaje citado: “Tratar a los puebles originarios como si no existieran, hacer de cuenta que son invisibles, constituye una de las formas de la discriminación. En la medida que se niega su existencia, los indígenas reclaman derechos que no les dan y no se los dan porque aquí el sentido de la invisibilidad es no existen. Ese gesto niega a los pueblos indígenas la propia existencia, ya no sólo los derechos, sino mucho más, una negativa más radical. Cuando se dice: ‘En la Argentina no tenemos el problema indígena’, se habla como si los indígenas resultaran un problema. Cuando se dice: ‘En la Argentina no hay indígenas’, se niega la existencia misma de todo un pueblo”.

Una frase que lo dice todo. Negar, mirar siempre hacia adelante, como recomiendan ciertos políticos cuyo pasado los acusa de haber sido aduladores de cuanta dictadura se instaló en este país, traicionado tantas veces después de aquel sublime grito de Mayo de 1810.

Pero no nos quedemos en lo de ayer. Veamos nuestro hoy. Lo que acaba de ocurrir con la muerte del joven Mariano Ferreyra es otro episodio que nos debe llenar de vergüenza a los argentinos. Que después de la terrible experiencia de los crímenes cometidos por la última dictadura militar se sigan repitiendo hechos así de matonismo no tiene explicación. El cobarde asesinato tiene profundas raíces de un sindicalismo corrompido que sigue permaneciendo vivo pese a todas las enseñanzas de la historia.

Ya nos había dado una lección bien didáctica el mejor de todos, Rodolfo Walsh, con su Quién mató a Rosendo. Si viviera ya estaría afilando el lápiz para anotar en un papel doblado –como lo hacía él– nombres y otros datos. A él no se le escapaba nada. Pero vemos que los responsables no han aprendido nada de las experiencias. Para terminar con las “mafias” sindicales no hay nada mejor que establecer por ley que ningún directivo sindical puede ejercer su mandato por más de cuatro años. Y luego volver a su trabajo, para no perder contacto con el clima que tiene que conocer desde la base. Lo sé por experiencia propia. Fui secretario del Sindicato de Prensa desde 1959 a 1963 y ese mismo año renuncié y volví a las redacciones. Porque no es honesto dirigir un gremio sin haber tenido periódicamente el contacto con la base, el contacto diario. Además se ayuda así a que muchos otros vivan esa experiencia y no da lugar al personalismo de los que con el tiempo se van creyendo imprescindibles. El regreso del dirigente a la base significa además una ayuda a esa base por la experiencia que trae ese ex dirigente. El reemplazo de los dirigentes tendrá que convertirse en una costumbre que habla de la dignidad y de la vocación por servir desde la base a los trabajadores.

Porque de otra manera se comienzan a formar las mafias en torno del dirigente eterno para permanecer siempre en el poder. Con las mafias llegan los grupos armados Lo que acaba de ocurrir con el joven Ferreyra es justo eso, el miedo de los mafiosos a que se ponga en duda una política con los ferrocarriles que viene del tiempo nefasto de Carlos Menem.

Ojalá que el nombre de este joven asesinado en forma tan cobarde nos sirva de guía para iniciar una reforma fundamental de la organización sindical argentina. Volver a los orígenes de nuestro movimiento obrero, aquel heroísmo de haber fundado, a pesar de la dureza de los gobernantes de esa época, las primeras sociedades de oficios varios, como se llamaron al principio. Y como decíamos, la única que podía tomar resoluciones era la asamblea, no había dirigentes, sólo un secretario de actas para dejar sentadas las resoluciones. Si bien las épocas han cambiado, no permitir jamás que el cargo sindical se constituya en una profesión, donde el dirigente sindical es el mandamás por excelencia acompañado por un coro armado que lo aplaude. Que el nombre de Ferreyra sirva para eso, para iniciar un período de regreso a las bases, del dominio democrático de la asamblea y, como decíamos, esto es fundamental, la limitación del mandato de todos los que posean cargos sindicales. ¡Volver a las bases! Tiene que ser el lema de todas las fuerzas democráticas que respaldan las luchas por los derechos legítimos de los trabajadores.

La masacre de los pilagás, la muerte del joven Ferreyra. Dos ejemplos para aprender a forjar un camino hacia una verdadera democracia.

jueves, 21 de octubre de 2010

Marcha en repudio al asesinato

Desde las 17, militantes de distintas organizaciones políticas, estudiantiles y sociales se movilizaron desde Callao y Corrientes hacia la Plaza de Mayo, donde se lleva a cabo un acto de protesta por el asesinato de Mariano Ferreyra. Por la mañana, empleados de la empresa Kraft (ex Terrabusi) cortaron la autopista Panamericana, a la altura de la localidad de General Pacheco. Además, los afiliados a la CTA cumplen con el paro nacional convocado ayer.


Manifestantes del Frente Darío Santillán cortaban esta mañana la avenida Pavón, en Avellaneda, en repudio al asesinato de Mariano Ferreyra y en solidaridad con los trabajadores de base ferroviarios.

En tanto, los trabajadores del subte repudiarán los incidentes de ayer con la liberación de molinetes de 15 a 17 en las cabeceras de todas las líneas, mientras que los empleados del ferrocarril Sarmiento realizarán asambleas en la estación Castelar y dejarán viajar gratis a los pasajeros. Así lo anunciaron esta mañana en una conferencia conjunta Néstor Segovia, de los denominados metrodelegados, y Rubén Sobrero, dirigente gremial ferroviario, en la estación de trenes de Once.

Segovia informó también que "se convocó a todos los trabajadores del subte y a los ferroviarios a la marcha a Plaza de Mayo para repudiar la muerte de Mariano Ferreira". Según dijo, la movilización partirá a las 13.30 desde Once y llegará a las 16.30 a Callao y Corrientes, desde donde seguirá luego su camino a la concentración convocada por la CTA.

En Plaza de Mayo, se expresará "el total repudio y toda la bronca de los trabajadores" y la necesidad de encontrar "al responsable intelectual y material" de la muerte del joven de 23 años, para que "vaya en cana", completó el delegado del subte.

miércoles, 20 de octubre de 2010

OTRA ARGENTINA A LA QUE NO DEJAN ENTRAR A ESPAñA Y LA DEPORTAN

Vacaciones muy sospechosas

Una mujer rosarina fue a visitar a su hija embarazada. Se iba a quedar tres meses. Pero la tuvieron demorada dos días y luego la enviaron de vuelta a la Argentina, con el argumento de que en ningún país le dan tanto tiempo de vacaciones a una mucama.


Una mujer rosarina viajó a España para visitar a su hija embarazada. Sin embargo, a pesar de que su documentación “estaba en regla”, fue deportada “sin explicaciones” por las autoridades de ese país, luego de permanecer dos días encerrada en un salón para inadmitidos en el aeropuerto de Madrid. “No te dan ninguna explicación, sólo me dieron un papel que dice que no cumplimento con los requisitos para viajar”, contó Victoria Di Salvo, de 58 años, que trabaja desde hace 18 años como mucama en un sanatorio. La mujer precisó que después de presentar sus documentos y pasajes, personal del aeropuerto cuestionó que en “ningún lado del mundo le dan a una mucama tres meses para viajar”, y luego fue detenida por Migraciones. De vuelta en la Argentina, la mujer tendrá hoy una reunión en el Consulado Español de Rosario, adonde analizarán su situación.

Desde que se enteró de que iba a ser abuela, Victoria Di Salvo planificó un viaje a España para visitar a su hija embarazada de siete meses, que vive en Canarias. “Lo estoy programando hace siete meses, fui a una empresa de turismo para organizarlo y que me asesoren. Fui al Consulado Español para saber cómo ingresar al país”, contó la mujer. De hecho, aseguró que llevó toda la documentación recomendada, que incluía el pasaje de ida y vuelta, seguro médico, euros por un monto superior a los requeridos por ese país y una constancia de su trabajo en Rosario. A pesar de tener a su hija allá, explicó, que no presentó carta de invitación, porque “iba como turista, con reserva de hotel paga”. Presentó todos los papeles, pero fue deportada: “Hice paso por paso lo que me dijeron”, dijo indignada a Página/12.

La odisea que vivió Di Salvo comenzó el 12 de octubre pasado. Cuando llegó a tierra española, antes de abordar otra escala que la trasladaría a Canarias, donde la esperaba su hija, intentó pasar por migraciones, pero inspectores comenzaron a interrogarla: “¿Tiene pasaporte, pasaje de ida y vuelta, trabaja en su país, por qué viene tantos días?”, contó. La mujer respondió que trabaja como mucama en el Sanatorio del Niño en Rosario. Entonces, le dijeron “cómo le van a dar 90 días libres”, aseguró. En ese momento, explicó que pidió permiso y se lo dieron. Di Salvo contó que un inspector le contestó que “en ningún lado del mundo le daban a una mucama tres meses para viajar”, y entonces la sacó a un costado de la fila para esperar que la llamaran de Migraciones. Desde ese momento, la mujer quedó sin documentos, que le fueron devueltos al aterrizar en el país.

Con la asignación de un abogado, la mujer fue interrogada sobre su trabajo y algunos detalles del viaje, como por ejemplo la reserva del hotel en el que iba a hospedarse. La mujer dijo que, siempre tratando de demostrar que su intención no era la de quedarse a vivir en España, les propuso a las autoridades que se comunicaran el hotel donde se hospedaría y pidió a sus compañeras que enviaran por fax sus antecedentes laborales. “Me comunicaron que habían realizado todas las averiguaciones y recibido el fax de mi trabajo, pero que igualmente el juez no autorizaba mi ingreso porque debía haber pagado toda la estadía, no sólo la reserva (del hotel), algo inaudito, y me acompañaron a subir a un avión de regreso”, sostuvo.

El paso siguiente fue el ingreso a un sector de inadmitidos, donde estaban demorados otros jóvenes latinos, según contó. En Barajas le fueron retiradas sus pertenencias y sólo quedó con su dinero. Dos días después de estar encerrada allí, fue expulsada del país. La explicación, dijo, fue que “faltaba algo”.

El caso se suma al episodio denunciado la semana pasada por la docente santafesina María Cecilia Toñon, que había viajado el 10 de octubre, becada e invitada por la Universidad Complutense de Madrid, pero terminó deportada.

Informe: Soledad Arréguez Manozzo

lunes, 18 de octubre de 2010

ARGENTINA ORIGINARIA

Argentina originaria

El genocidio negado, el despojo de tierras y la lucha de las comunidades indígenas son los ejes de Argentina Originaria: genocidios, saqueos y resistencias, un libro del periodista Darío Aranda. La obra, que recopila investigaciones, crónicas y entrevistas publicadas en Página/12 y suma textos nuevos, otorga la voz a los pueblos originarios que interpelan a las industrias extractivas y gobiernos que pretenden sus territorios.

Por Darío Aranda

Campos de concentración.
Desaparecidos.
Torturas.
Asesinatos masivos.
Robo de niños.


Las cinco acciones fueron sistemáticamente ejecutadas por el imperio otomano, el nazismo y la última dictadura militar de Argentina. Los tres, a pesar de pertenecer a distintos momentos históricos, fueron reconocidos como genocidios. No se duda de esos crímenes de lesa humanidad.

A fines del siglo XIX el Estado argentino también creó campos de concentración, desapareció personas, torturó, asesinó y robó niños. Los pueblos indígenas estuvieron, como nunca antes en su historia, cerca del exterminio. Sin embargo, aún hoy, un gran sector de la sociedad argentina niega que haya sido un genocidio. La Argentina moderna está construida sobre esa negación, la madre de todas las represiones.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial se juzgó a los responsables máximos del nazismo (juicios de Nüremberg). En Argentina, en 1985, se realizó el juicio a los ex comandantes que integraron las tres primeras juntas militares de la última dictadura.

En la actualidad, tras resistir y anular las llamadas leyes de impunidad, en distintas ciudades del país están siendo juzgados y condenados los responsables militares y civiles de crímenes consumados durante la dictadura.

No hubo intención política de hacer algo similar hacia los crímenes de lesa humanidad cometidos contra los pueblos indígenas. “Nunca cayó el régimen que implementó las campañas militares de fines de siglo XIX y principios del XX que derrotaron la autonomía indígena, a fuerza de masacres, para consolidar al Estado nacional. Hay una continuidad hasta nuestro presente”, explica el historiador Walter Delrío, autor de Memorias de expropiación, sometimiento e incorporación indígena en la Patagonia (1872-1943).

Delrío es codirector de la Red de Estudios sobre Genocidio en la Política Indígena Argentina y profesor de la Universidad Nacional de Río Negro. En su producción académica brinda pruebas de cómo, luego de la conquista militar, el Estado construyó un discurso de negación de la realidad indígena del país, donde “el crisol de razas” negó lo originario. Detalla que la invisibilización fue una estrategia de dominación, que permitió el desarrollo de distintas prácticas genocidas, como el traslado masivo de personas, la separación de familias y la supresión de la identidad de menores, la utilización de prisioneros como mano de obra esclava y la reducción en campos de concentración.

Diana Lenton –doctora en antropología, especialista en temas de política indígena y codirectora de la Red de Estudios sobre Genocidio– llama “pecado original” al nacimiento de Argentina sobre un engranaje jurídico que negó los derechos de los pueblos indígenas y, además, ejecutó la muerte y desaparición de la población originaria. La conformación del Estado nacional, a fines del siglo XIX, coincidió con un tipo de discurso autoritario que luchaba por hegemonizar el cuerpo de discursos sobre la población.

Luego de la campaña militar al Sur sobrevino la avanzada sobre el Norte, también llamada Conquista del Desierto Verde. Las poblaciones indígenas eran sometidas, obligadas a ser mano de obra esclava en las plantaciones de caña de azúcar y en los algodonales. También se los obligó a incorporarse al Ejército. Los niños y mujeres fueron repartidos para el trabajo domiciliario.

La isla Martín García, ubicada en la confluencia de los ríos Uruguay y De la Plata, se transformó en un gran campo de concentración. En sólo un año, 1879, fueron apresados (y luego bautizados) 825 indígenas, según consta en un trabajo en desarrollo de los investigadores de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Alexis Papazian y Mariano Nagy, que analizaron archivos de la Armada y el Arzobispado.

Los registros dan cuenta de 363 hombres, 132 mujeres y 330 niños.

Los investigadores explican que la población era más numerosa, sobre todo porque muchos prisioneros no figuran en los registros clericales de Martín García, ya sea porque habían sido bautizados con anterioridad o porque murieron antes de recibir la bendición del cura.

Papazian analizó los archivos oficiales que dan testimonio de lo sucedido en Martín García. No tiene dudas de que se trató de un campo de concentración que funcionó antes, durante y después de la Campaña del Desierto (desde 1872 hasta 1886), donde se practicó una rígida coerción sobre los cuerpos indígenas.

No hay cifras oficiales de la magnitud del campo de concentración. Papazian y Nagy son muy cautos en cuanto a números, sobre todo porque los registros son desordenados e imprecisos, dado que muchas veces no se contabilizaba a niños y mujeres. Sin embargo, y en base a pruebas documentales, los investigadores afirman que por la isla Martín García pasaron al menos 3000 personas, privadas de su libertad, sin derecho a defensa alguna y a las que se les negó todo derecho.

La isla no sólo recepcionó a habitantes originarios, sino que también funcionó como punto de reparto hacia todos los puntos cardinales del país.

El destino de los presos era diverso. Podían permanecer como detenidos, ser enviados a canteras, a estancias, o a formar filas del mismo ejército que los había atacado. Los documentos oficiales dan cuenta de que familias acomodadas de Buenos Aires pedían mujeres y niños para trabajar en las tareas hogareñas e incluso en el campo. “Fue claramente un mecanismo de control social enmarcado en un proceso mucho mayor: el del genocidio”, precisa Papazian, que también forma parte de la Red de Estudios sobre Genocidio. Explica que en 1890 ya no quedaban indígenas en Martín García. El destino no daba muchas opciones: Ejército o Marina, trabajo esclavo para empresarios, labores domésticas en casas de familias o la muerte.

La provincia de Mendoza también supo de campos de concentración y trabajo esclavo.

Diego Escolar investiga desde hace diez años lo sucedido con el Pueblo Huarpe y los prisioneros de las campañas militares. Investigador del Conicet en Mendoza y profesor de la Universidad Nacional de Cuyo, confirma que en la provincia se concentraron grandes contingentes de personas que fueron repartidas en estancias, en propiedades de los altos mandos militares y en las familias acomodadas de la región. Casi siempre pasaban a ser trabajadores esclavos, condición que padecieron hasta, al menos, la década de 1890.

En base a diarios de la época, partidas bautismales, memorias orales y entrevistas de principios del siglo XX se establece que, entre 1879 y 1886, fueron repartidos en Mendoza al menos 3000 indígenas. Escolar y su equipo de investigación –Leticia Sald y Carla Rigió– estiman que el número es mayor. Los lugares de detención ya comprobados fueron al menos seis, ubicados en los departamentos de Maipú, Malargüe, Santa Rosa, San Rafael, Rivadavia y en la capital provincial.

Junín de los Andes (Neuquén), Chinchinales y Valcheta (Río Negro), Carmen de Patagones (Buenos Aires) y el barrio de Retiro (Ciudad de Buenos Aires) también contaron con campos de concentración, como los seis de Mendoza y el de la isla Martín García. Allí eran confinadas familias enteras, sin diferencia de sexo y edad. Su mayor crimen era ser indígenas y habitar un territorio preciado.

El investigador del Conicet y director del Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, Daniel Corach, afirma que, en base a partes del Ejército, la avanzada militar del siglo XIX dejó una cantidad de víctimas estimada en un número inquietante: “30 mil desaparecidos”.

A 28 años del golpe de Estado de 1976, el gobierno nacional decidió que la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los mayores centros clandestinos de detención, pasara a manos de los organismos de derechos humanos, que erigieron allí un espacio para la memoria.

A 130 años del inicio de la Campaña del Desierto, los pueblos indígenas no tienen ningún espacio similar. Al contrario, el emblema principal de aquel avance militar, Julio Argentino Roca, cuenta con calles, escuelas y monumentos. Uno de ellos llega al colmo: en el centro de Bariloche, pleno territorio mapuche, una estatua de Roca se erige desafiante. Es imposible imaginar una estatua de Jorge Rafael Videla en Plaza de Mayo.

En 1994 se sancionó la Ley 24.411, que obliga al Estado a pagar a los familiares de los asesinados y desaparecidos una indemnización por cada víctima del terrorismo de Estado. Ninguna reparación económica se debatió jamás en ámbitos institucionales para las víctimas del genocidio indígena.

Tampoco, como en todo lo referido a pueblos originarios, existen datos oficiales sobre los asesinados y desaparecidos durante la Campaña del Desierto, pero algunas investigaciones dan idea de su magnitud: Diana Lenton señala que en 1883, a sólo cinco años de iniciada la avanzada militar, 20.000 prisioneros habían sido trasladados a Buenos Aires. Luego serán asesinados, desaparecidos o esclavizados.

El profesor de la Universidad de Buenos Aires Mariano Nagy, en base a Estado y cuestión indígena, de Enrique Mases, precisa que habitaban la Patagonia 25.000 indígenas. En el primer año de la Campaña del Desierto hubo 1300 indígenas muertos “en combate” y 13.000 prisioneros que pasaron a quedar bajo tutela del Estado.

En la actualidad, la sistemática violación de derechos humanos de pueblos indígenas no escandaliza a la opinión pública. Incluso es negada por un sector de intelectuales, comunicadores y referentes de opinión.

Las víctimas del genocidio no fueron sectores urbanos, ni clase media.

La negación tiene raíces étnicas y de clase social. Y, sin duda, económicas: los distintos modelos productivos del último siglo y medio –agroexportador, petrolero, forestal, minero– tuvieron y tienen como escenario gran parte de los ancestrales territorios indígenas.

* Argentina Originaria (lavaca-IGWA) se presenta mañana en Hipólito Yrigoyen 1440, ciudad de Buenos Aires, a las 19, con la presencia del periodista y escritor Osvaldo Bayer.

domingo, 17 de octubre de 2010

ENTREVISTAS > CHRIS ANDERSON, EL EDITOR DE WIRED
www.wired. com (para ir directamente al sitio)

La guerra invisible

Es editor de la revista Wired, el medio que más encima está del cambio tecnológico y sus incidencias en la cultura. Ha publicado dos libros sobre la nueva economía generada por Internet, es un ferviente defensor del software libre y un opositor a Microsoft y Apple, es considerado una de las personas más influyentes de Estados Unidos y hace unos meses anunció: “La web está muerta”. En una extensa entrevista en San Francisco, Chris Anderson recibió a Radar y habló de la guerra silenciosa debajo de su anuncio, de cómo el campo de batalla se amplía hacia el hardware y la robótica y de su inesperada historia personal, que incluye al punk, a la banda REM y a un abuelo que inventó el riego automático.


Por Mariano Blejman

Desde San Francisco

En su número de julio, la revista Wired salió con un título catástrofe: “The web is dead”. La web está muerta, sentenció. El artículo estaba firmado por su director, Chris Anderson. Y si algo pasa con las producciones de Anderson es que se pueden admirar o se pueden discutir, pero no se pueden evitar. Esa misma tapa impresa en gigantografía adorna ahora la entrada de la redacción de la revista, que –si bien su web es una vorágine de información que sube treinta artículos por día– por dentro pareciera permanecer en un mantra: la adrenalina está afuera. La tesis de la nota, basada en datos concretos, es que Internet se utiliza cada vez más para servicios no relacionados con la navegación: aplicaciones cerradas, las redes Facebook, Twitter, para los celulares, para los recién llegados iPads. Para Anderson, y para muchos como él que piensan que Internet debería permanecer “abierta”, el riesgo de que la web se use cada vez menos podría dar inicio a la monopolización de Internet. Es importante entender, en este caso, que Internet y la web no son lo mismo: mientras que internet es la estructura que permite que las computadoras se conecten entre sí, la web es apenas uno de los servicios que permiten la navegación de los usuarios por páginas y blogs. La nueva generación de teléfonos celulares inteligentes permitió que no hiciera falta la web para usar Twitter, Facebook, iTunes o radios a través de Podcasts. Esto es lo que hace, según el artículo de Anderson, que cada vez se navegue menos por la web.

Anderson es también considerado una de las diez personas más influyentes de los medios estadounidenses. La revista que edita imprime 800 mil ejemplares por mes en papel y tiene millones de visitas on-line. “Nunca hemos vendido tanto en papel”, replica Anderson, sentado en su cómodo sillón en la Third Street del corazón de San Francisco, a dos cuadras del South Park. Y no deja de ser desconcertante, porque en más de una ocasión ha reflexionado sobre la importancia de encontrar nuevas palabras para “medios” y para “periodistas”, dos nociones que están cambiando. ¿Si la revista va a dejar de imprimirse alguna vez? “Vamos a dejar de salir en papel... dentro de unos cien años”, sentencia.

Luego de una pequeña conversación sobre el rol de los medios en América latina (Anderson tuvo una visita fugaz a Buenos Aires a comienzos de septiembre para hablar en un panel organizado por el Consejo Federal de Inversiones), mientras detrás de su luminosa oficina se escuchan algunos pocos ruidos de San Francisco, Anderson dirá que es difícil hacer periodismo “cuando triunfa una revolución”.

¿Ustedes ganaron la revolución?

–Bueno, nosotros no, pero la cultura que creó Wired sí la ganó. La idea de que la tecnología podía ser una fuerza político-económica de cambio, una herramienta, un arma en la mano de la gente común, que le permitiría cambiar el mundo... esas ideas triunfaron. Eso que era radical en 1993 cuando se creó la revista, hoy resulta evidente.

Su primer libro, The Long Tail, salió en 2006. Y el segundo, Free, salió en 2009. Mientras que los libros fueron, en algún sentido, un llamado a la esperanza sobre Internet, la idea de que la web está “muerta” es más bien una advertencia. La teoría “long tail” (la larga cola) asegura que la economía está cambiando de manos: mientras antes unas pocas empresas concentraban sus ganancias en pocos productos, gracias a Internet el mercado estará dominado por millones de nuevos nichos. En Free, en tanto, Anderson desarrolla el concepto de que Internet produjo una nueva forma de hacer negocios basada en el costo cero, como los servicios de Google.

Anderson vive en Berkeley, a un kilómetro de donde se descubrieron los últimos elementos de la tabla periódica. Se había recibido de físico, realizó investigaciones en Los Alamos y luego pasó seis años en las dos prestigiosas revistas científicas Nature y Science. Antes de editar Wired, desde 2001, trabajó en The Economist durante siete años. Entre otras cosas, ahora trabaja en los proyectos BookTour, fundó las empresas DIY Drones y 3D Robotics, un emprendimiento para desarrollar hardware de código abierto. Es decir: los planos, los mapas, los bocetos de los robots que se construyen también son de dominio público. En 2007 fundó GeekDad, un blog que pasó a formar parte de Wired.com. Aun así, Anderson pareciera tener tiempo libre. Este hombre de hablar californiano, voz algo rasposa y mirada provocadora, está bastante lejos de aquella idea de la imparcialidad sobre la construcción de la noticia que enseñan las escuelas de periodismo.

Tus dos libros funcionaron como una clase de esperanza...

–Tal vez, pero traté de no hacerlo. Trato de no predecir, aunque a veces estoy forzado. Trato de escribir sobre datos, estadísticas, más que pensamientos o deseos. No niego tener algunas esperanzas y creencias, pero la información sugería que había una nueva cultura emergiendo con principios que daban el poder a la gente.

Sin embargo, el artículo “The web is dead” es más bien un aviso. ¿Vas a hacer un libro con él?

–No va a ser un libro. Mi nuevo libro será...

...entonces Anderson se levanta, busca una de sus revistas en la pila de su escritorio, y alza la tapa de enero de 2010 cuyo título es In The Next Industrial Revolution, Atoms are the New Bits (“En la nueva revolución industrial, los átomos son los nuevos bits”). Es un artículo sobre una nueva manera de crear equipos informáticos al que Anderson llama “hardware abierto”. Es decir, la posibilidad de estudiar, copiar y reproducir libremente piezas industriales. Ese libro saldrá en 2012.

Luego de publicar ese artículo sobre el final de la web, Anderson tuvo una larga serie de conversaciones electrónicas con el periodista Tim O’Reilly sobre el peligro que implicaba para la cultura digital el triunfo de un modelo cerrado, como el que proponen Apple o Microsoft. La idea del software libre nació a mediados de los ’80, cuando Richard Stallman creó la Free Software Foundation, para defender el uso libre del software. Mientras Microsoft proponía un sistema de códigos cerrados (no se puede ver cómo se programa y hay que pagar por la licencia), Stallman y más tarde Linus Torvalds proponían que el software fuera libre de uso, de ser estudiado, de ser copiado, de ser mejorado. El mayor producto comunitario de uso libre es GNU/Linux. Pero esa idea se expandió también a los derechos de autor: Creative Commons propone que los artistas ofrezcan derechos de reproducción libre.

Entonces, ¿se trata de una advertencia?

–Absolutamente. Hay una batalla en Internet entre el modelo abierto y el cerrado. El lado cerrado está ganando por el momento. Honestamente, espero que pierda. Espero que la web gane. Pero la tendencia no se ve bien. Yo vivo en los dos lados de la moneda. Durante el día uso el iPad de Apple y participo en sistemas cerrados porque es el mejor modelo de negocios. Por la noche, llevo adelante mi trabajo en las comunidades web, manejo un proyecto de código abierto. El personaje de día me hace tener mejores negocios. De noche, me siento mejor conmigo. Durante el día avalo el copyright, durante la noche peleo contra la propiedad intelectual. Vivimos en un mundo binario, contradictorio, de modelos que compiten. Esa es la historia de mi vida, me ha pasado constantemente en estos dos mundos. No es hipocresía la mía (se ríe). Hay un chiste que hacemos quienes venimos de la física. Es que formo parte de la dualidad onda-partícula. Hay una teoría que dice que una misma cosa puede ser una onda y también una partícula. Los dos modelos coexisten en Internet: el modelo abierto y el modelo cerrado.

En el artículo decís que el esfuerzo por terminar con la web tiene que ver con el capitalismo.

–El capitalismo es el esfuerzo de crear mercados, y trabajarlos en función del beneficio. La forma de crear beneficios es produciendo escasez y si no existe escasez hay que crearla. Si se produce mucho, hay que tirar algo, ganar consumidores, cambiar las reglas. Pero la esencia del negocio es vender escasez. Y en la web se trata claramente de tratar de mantenerla cerrada. Los mercados cerrados promueven la escasez, los sistemas abiertos tienen abundancia. Los mercados cerrados quieren mantener el poder y por eso el capitalismo ha ido monetarizando mercados como la web, principalmente un mercado no monetario. Por eso, la web, donde todos participan y comparten, no es un espacio natural para el desarrollo del capitalismo.

EL NACIMIENTO DEL WEBPUNK

Cuando James Truman de Conde Nast contarató a Anderson como editor de la revista, lo describió como “un poco geek, un poco rockero”. Tenía más razón de lo que creía. Un tiempo atrás, el sitio Gwaker.com encontró una banda post punk asentada en Washington D.C. llamada Egoslavia. La banda tenía un integrante llamado Chris Anderson. Egoslavia grabó un disco con el mismo nombre en 1982 y la primera canción se llamaba “Lost Songs”. Cuando la noticia del rol de Anderson en el grupo punk comenzó a circular por Internet, el escritor contó la “verdadera historia” del nombre Egoslavia en su blog. Anderson aseguró que el nombre original de su banda era REM y que el dueño de un club inventó una forma de dirimir la contienda: las dos bandas llamadas REM compitieron una noche y el público votó quién debía quedarse con el nombre. Los actuales hiperconocidos REM se quedaron con el nombre y la banda de Anderson se convirtió en Egoslavia. Al poco tiempo, desapareció.

El punk no es un detalle menor en su historia. Buena parte de su convicción a favor de los sistemas abiertos proviene de aquella época en que tenía 20 años y pretendía mantenerse fuera del mercado tradicional. “Hacíamos álbumes, singles y fanzines gratis. Decíamos que no queríamos tener dueños, pero la verdad es que éramos muy malos y nadie se interesaba en nosotros. Queríamos romper las estructuras tradicionales de la música y defendíamos el ‘hazlo tú mismo’. Eso me hizo pensar que la gente normal podía hacer cosas extraordinarias si le daban las herramientas. Hacíamos música no para hacernos ricos, sino porque era divertido.” Anderson cree que muchas de las cosas que hace la gente en la web no tienen que ver con el dinero, sino con la reputación, la atención y la posibilidad de expresarse. Entre quienes más le influyeron a la hora de adoptar una postura por la web abierta está Lawrence Lessig, el creador de Creative Commons, un sistema de licencias donde los autores pueden liberar sus derechos para que sus obras sean usadas libremente. “Fue una gran influencia allá por el 2003. Era el comienzo del movimiento de código abierto. Lessig me ayudó a pensar en el modelo de propiedad intelectual, y ahora manejo una comunidad de código abierto. Ya no es sólo algo teórico.”

LOS CHICOS DE LA BAHIA

San Francisco se puede describir con facilidad. No tanto por la complejidad de sus intereses contrapuestos, sino por la hiperdigitalización de sus espacios abiertos. San Francisco se puede recorrer a través de Internet como ninguna otra ciudad del planeta: mapas virtuales, fotos de las calles, una ciudad que se autorreferencia en la web y que no se entiende sin el on-line. En esta bahía ondulante conviven una consolidada comunidad hippie, la calle Castro (que explota el estereotipo homosexual) y un espacio para el intercambio de ideas. Así creció en San Francisco un espacio para nuevas empresas, que quieren cambiar la forma en que se usa Internet. A estas nuevas empresas que “comienzan” se las llama “start-up”. Cuando una start-up que recién comienza cambia la forma de usar Internet se la llama “disruptiva”. Este es un momento único: la forma en que se distribuye la información quebró los sistemas tradicionales de poder.

¿Por qué se asentó en San Francisco la economía de las start-up?

–En San Francisco somos todos inmigrantes: hay latinos, asiáticos, indios. Mi familia vino de las clases más bajas de Suecia, si hubiesen sido personas ricas no se habrían ido de Suecia. San Francisco atrae gente interesada en vidas alternativas, donde convive la cultura con modelos de negocios. Aquí están las universidades de Stanford y Berkeley. Hay gente que quiere vivir y trabajar: de día son ingenieros y de noche son creadores. De día son empleados y de noche revolucionarios. Es una clase de cliché de San Francisco, una ciudad liberal abierta a las nuevas ideas.

Hablando de nuevas ideas, en una entrevista con la publicación alemana Der Spiegel, decías que la noción de “periodismo” había que redifinirla.

–Creo que palabras como “medio” o “periodismo” están un poco pasadas de moda. Cambió el significado, y es difícil saber quién es periodista y quién no, creo que hay que pensar nuevas palabras.

¿Pensaste en inventarlas?

–Ese no es nuestro trabajo.

¿Qué pasará con Wired? ¿Dejará de imprimirse en papel?

–Algún día... como en cien años. Vendemos 800 mil ejemplares por mes, nunca fuimos tan populares. Nunca tuvimos más ganancias en la historia de esta revista. Tenemos una versión para iPad, la primera vendió 100 mil copias. Estamos haciendo plata en todas las dimensiones. Tenemos una versión inglesa, una italiana y vamos a imprimir en papel por largo tiempo. Este fue el año del e-book de Amazon, que tuvo un crecimiento muy rápido, pero alguna gente todavía prefiere los libros impresos, como regalo, como objeto de lujo. Tal vez el libro en papel sea en el futuro un tercio del mercado y e-book dos tercios. Pero mientras el porcentaje sea cada vez más pequeño, el libro será más hermoso. Y tal vez eso pase con las revistas, que serán un tercio en papel y el resto digital.

Pero en Internet la publicidad está compitiendo con los medios tradicionales.

–La publicidad está cambiando. Los diarios compiten con la web, que es rápida y barata. Las revistas no compiten tanto con la web. Mientras en el modelo de revista impresa por suscripción perdemos dinero con la venta pero lo ganamos por la publicidad, en el iPad se hace plata con los dos modelos: con la venta y con la publicidad. Todavía no tenemos un sistema de suscripción por iPad, pero lo tendremos.

¿Hacia dónde van los medios cuando sitios como Twitter, Paper.li, los sitios agregadores están ganando tráfico? Ustedes compraron Reddit.com, un sitio agregador. Muchos piensan que será difícil mantener a la gente frente a los medios tradicionales por Internet.

–Hemos estado vendiendo revistas por iPad durante seis meses. Sabemos que la gente pasa cerca de una hora en promedio con la revista en su pantalla. En la web, la permanencia no dura más de tres minutos por artículo.

EL SISTEMA DE REGADO AUTOMATICO

Hay algo de linaje familiar cuando Chris Anderson cuenta la historia de su empresa 3D Robotics, ese proyecto de hardware abierto. El abuelo de Anderson, Fred Hause, inventó el sistema de riego automático, lo patentó hace unos cuantos años y le dio a la familia de Anderson una “modesta fortuna familiar”. “Creo en el código abierto, en el software libre, en los desarrollos comunitarios y mi cuestión particular es la robótica”, cuenta. Esta vez, a diferencia de la decisión de su abuelo de patentar el sistema de regado automático, sus inventos quedarán en “dominio público”, a través de lugares como HackerSpace.org. “Ahora hay una forma de hacerlo”, y refuerza: “Yo no patento mis inventos”. Hace un tiempo, Jon “Maddog” Hall, de Linux International, le decía a Página/12 que las patentes de software no deberían existir. “Yo no iría tan lejos. Sólo diría que no patentaría mis proyectos. Como lo pongo en el dominio público, ya no pueden patentarlo. No estoy contra las patentes, sólo que no me parece un modelo justo. Las drogas, las farmacias, algunas industrias sí deberían retener patentes. No soy un gran fan de las patentes de software, pero no iría tan lejos como para prohibirlas”, dice.

Anderson cree que el mundo es mucho mejor ahora que antes de Internet, que la sociedad ha progresado a una velocidad inédita, que la tecnología en manos de la gente les da más poder a las personas, que Internet es apenas “una herramienta” que se puede usar para el bien, que China e India han incorporado grandes franjas de población a las capas medias, que la gente está expuesta a la cultura global, pero que todavía hay pobreza, injusticia, aunque en general las herramientas para mejorar la calidad de vida están mejor distribuidas. “Pero si el modelo abierto falla como modelo de negocio habremos perdido algo como cultura. Podría ser bueno para el negocio, pero malo para la cultura”, dice.

¿Las nuevas empresas para Internet van a ser cada vez menos?

–Internet es sólo una herramienta. No fundamos una empresa para crear Internet sino para usarla. ¿Acaso dejaron de crear empresas que usan electricidad? Es sólo una herramienta, una herramienta poderosa. ¿Es el teléfono una herramienta? La analogía es similar. Hay infraestructura y contenido. La similitud de la web no es con el teléfono, es con la llamada telefónica.

¿Las decisiones políticas influirán en el desarrollo de Internet?

–Aunque empezó como un proyecto gubernamental, el desarrollo de Internet no ha tenido tanto que ver con los gobiernos.

–Venezuela y Ecuador exigen por ley el uso del software libre en sus administraciones. ¿Qué piensa?

–Eso me parece bárbaro. Soy un fan del software libre y del de código abierto. Trato de usarlo cuando puedo. Aunque no sé cuán efectivo es ponerlo en una ley, prefiero verlo en el mercado.

Pero la gente usa software propietario por cuestión de inercia.

–Exacto. El concepto de código abierto es realmente nuevo. Mucha gente recién está empezando a entender de qué se trata. Pero ahora todos usamos Firefox (el navegador de código abierto), yo uso un teléfono Android (el sistema operativo de Google que es abierto), y si estás navegando, seguramente estarás usando un servidor Apache (basado en GNU/Linux). Estamos muy cerca del código abierto diariamente. El concepto de hardware abierto es todavía más nuevo y radical. Pero en 20 años, claro, será más fácil de entender.

sábado, 16 de octubre de 2010

El Chile virtual, el Chile real y sus mineros

Gennaro Carotenuto
Rebelión

Traducido para Rebelión por Juan Vivanco


Qué buen país sería Chile si mañana también siguiera interesándose por la suerte y los derechos negados de todos sus mineros, después del reality show mundial del rescate de los 33 mineros de la mina de cobre San José, en aquel norte donde lo que no es desierto es cobre. Qué maravilla de país sería Chile si ese ondear de banderas y esa logorrea patriótica no fuese pura propaganda y no fuese también una máquina del olvido.

Los mineros, recordemos, están vivos de milagro, pero no han sido víctimas de milagro. El rescate ha sido un deber ineludible y un dividendo político para el gobierno en los días del bicentenario. Y en esta historia, los concesionarios (un eufemismo pinochetista que oculta la plena propiedad) de la mina permanecen en segundo plano, pero son los malos de la película, y el gobierno, que capitaliza mediáticamente, es su cómplice.

Bohn y Kemeny, antes de declararse en quiebra y por lo tanto insolventes, fueron sistemática y criminalmente negligentes con respecto a la seguridad de los mineros. Como casi todos los concesionarios de minas, Bohn y Kemeny también son culpables del «dolo eventual» de haber jugado con la vida de los mineros al pretender enriquecerse un poco más ahorrando sistemáticamente en su seguridad. Ahora que celebramos la salvación de los mineros, ¿podemos olvidar que sólo en San José ha habido 80 accidentes con muertos y heridos en diez años, sin que Bohn y Kemeny, «cegados por la codicia» según comentan muchos, invirtieran en seguridad? ¿Podemos olvidar que Chile, descrito por los medios como un país moderno y eficiente, sigue siendo el país donde los Bohn y Kemeny siempre encontrarán a unos desdichados dispuestos a jugarse la vida por 6 o 7 euros diarios, pues saben que las leyes y el gobierno están de parte del patrón?

No podemos olvidar que Chile, a partir del 11 de septiembre de 1973, es el alumno modelo de la desregulación radical del mundo del trabajo conocida como neoliberalismo, en virtud de la cual unos mineros como estos, cuyos nombres e historias conoce hoy todo el mundo, pero que apenas ganan 200 o 300 euros mensuales (otro detalle sobre el que se pasa de puntillas), si quieren mejorar su seguridad, tienen que enfrentarse a unos tiburones que viven en Seattle o Montreal, y no tanto en Los Condes o Vitacura, los barrios ricos de Santiago.

La verdad es que hoy más que nunca, cuando está en vigor el tratado de libre comercio con Estados Unidos firmado por los gobiernos de centroizquierda de la Concertación ―que sitúa descaradamente el lucro por encima de la seguridad y la equidad―, el gobierno chileno, aunque quisiera, tiene las manos atadas si pretende obligar a los concesionarios a garantizar la seguridad de unas vidas carentes de valor.

En estas semanas hemos visto al ridículo ministro de Minería, Laurence Golborne, lloriqueando una y otra vez al borde de la mina. Esos lloriqueos le han valido en dos meses ser el miembro del ejecutivo más conocido. Pero a partir de mañana el ministro Golborne volverá a ser lo que era antes: el ejecutor material de los intereses de las concesionarias, alineado sistemáticamente contra los mineros en todos los conflictos laborales.

Qué buen país sería Chile si «el cobre fuese nuestro» como lo fue en la época de la Unidad Popular, el único momento en la historia del país en que los mineros tuvieron derecho a decidir sobre su seguridad y su trabajo. El único momento en que la riqueza del cobre no se la llevaban unas multinacionales rapaces y los mineros ganaban salarios dignos.

Convendría recordarles a los informadores de vuelo corto, que en dos meses nunca han mencionado estos detalles, un hecho nada casual: que después del 11 de septiembre, mientras la atención del mundo estaba centrada en el palacio de La Moneda en llamas y el estadio nacional transformado en campo de concentración, Augusto Pinochet encomendó al general Sergio Arellano Stark que rastreara palmo a palmo las minas del norte de Chile. El objetivo era capturar a los mineros que habían sido la columna vertebral de la Unidad Popular y que en aquella militancia, bajo las banderas del Partido Socialista, del Partido Comunista y del MIR, habían encontrado por primera vez dignidad, seguridad y unas relaciones de producción que no fueran inicuas.

Fue la «caravana de la muerte». Por lo menos 200 mineros, víctimas de los siniestros helicópteros que aterrizaban de repente en los poblados artificiales ―donde todavía hoy los ingenieros extranjeros son los únicos que tienen derecho a un trozo de césped, mientras que para los trabajadores chilenos y sus familias sólo hay piedras―, siguen estando desaparecidos.

Tampoco fue un hecho casual que el principal reproche de Henry Kissinger, la eminencia gris del golpe, a Salvador Allende fuera, justamente, la nacionalización del cobre.

Todos los chilenos se han conmovido sinceramente, como el resto del mundo, por la suerte de esos 33 hombres insignificantes que desde hace siglos bajan a las entrañas de la tierra para arrancar la principal riqueza del país que acabará aprovechando a alguien de fuera. Un resto del mundo que no sabe situar el desierto de Atacama en el mapa, como tampoco sabe que debe dar las gracias a esos mineros cada vez que descuelga el teléfono y se comunica con una voz conocida al otro lado del hilo metálico. Pero en el mundo teledirigido, cientos de millones de telespectadores pueden pensar que con la inquietud que sintieron por esos 33 ya «han cumplido».

El país, bajo la mirada del gran hermano mundial, ha dado un gran ejemplo de solidaridad, orgullo, patriotismo y eficacia (tardía). Oro, más que cobre, para el presidente Sebastián Piñera y su gobierno que, en un trance difícil pero al mismo tiempo más limitado que el de Silvio Berlusconi después del terremoto de L’Aquila, ha tenido la más extraordinaria photo opportunity con que podía soñar.

Desde que se supo que los mineros estaban vivos, Piñera se trasladó a la boca de la mina, estrechó manos, prodigó sonrisas y palmaditas en la espalda, abrazó a hombres y mujeres con quienes nunca se habría tomado un café. Antes, durante los días interminables en que se pensaba que los mineros estaban muertos, no había hecho acto de presencia. Después, con los focos encendidos, capitalizó 15 puntos de aumento de popularidad en apenas 15 días. Moduló sus apariciones e incluso programó la liberación de los mineros de acuerdo con los horarios de máxima audiencia televisiva y sus propios compromisos internacionales. Ahora Chile volverá a estar en el cono de sombra de la información, con sus mineros humillados y su corte de los milagros. Y una vez más la televisión nos ha brindado un reality show para adormecer las conciencias.

Fuente: http://www.gennarocarotenuto.it/14245-il-cile-virtuale-il-cile-reale-e-i-suoi-minatori/

jueves, 14 de octubre de 2010

En Argentina, hay periodismo para todo...

Mineros en cadena internacional

La salida del primer minero tuvo más audiencia que la final del Mundial sudafricano. Cómo se vivió en el mundo. Las particularidades de la transmisión en Argentina.

Por Emanuel Respighi

En una suerte de cadena internacional cargada de emoción, el rescate de los mineros se convirtió en un acontecimiento de repercusión mediática mundial. El impacto de la tragedia, el “milagro” que en su momento significó el hallazgo con vida de todos los operarios y la transmisión en vivo y en directo del “regreso a la vida” de los 33 mineros tras 70 días en las penumbras del centro de la tierra, se conjugaron como el guión ideal para que la industria mediática pusiera en funcionamiento todos sus recursos para transmitir un hipnotizante “drama de la vida real”. Acontecimiento global de la escala de las caídas de las Torres Gemelas en 2001, el hecho de que el rescate fuera programado con varios días de anticipación funcionó, en este caso, como un “evento” televisivo de una audiencia internacional que se sentó frente al televisor, la computadora o la pantalla de celular para ser testigos del “milagro de Copiapó”. Basta un dato para comprender la magnitud del acontecimiento: según informó la cadena estatal TV Chile, el rescate del primer minero, Florencio Avalos, fue visto por mil millones de personas en todo el mundo, superando los 800 millones de espectadores que vieron la final de la Copa del Mundo Sudáfrica 2010.

Desde que se anunció que el comienzo del rescate se adelantaba de la medianoche a las 20 del martes, justo en el momento en el que comienza la franja horaria de mayor audiencia, las especulaciones sobre la estrategia de convertir al salvataje en un evento televisivo mundial comenzaron a tener asidero. Los más de 1500 periodistas extranjeros que se asentaron alrededor del yacimiento en el desierto de Atacama dejaban en claro las expectativas que la prensa de todo el mundo tenía puesta en una tragedia que, como uno de esos tantos films de cine catástrofe hollywoodenses, se presumía iba a tener final feliz. La presencia como jefe político y espiritual del rescate de Sebastián Piñera, que permaneció estoico al lado del túnel para abrazar calurosamente a cada uno de los mineros salvados, pareció representar mucho más que la felicidad genuina de todo un pueblo. El esfuerzo valía la pena: su imagen, siempre sonriente debajo de su casco de operario y rodeado de hijos y/o nietas de los operarios, se retransmitió como una postal por todo el mundo.

Buscadores implacables de dramas que combinen suspenso, emoción y tiempo real, la mayoría de los medios internacionales (desde la CNN hasta Euronews y Al Jazeera, pasando por las francesas iTele y BFM o las británicas Sky News o BBC World) se hicieron eco de un rescate que, encima, ofrecía imágenes atractivas desde el punto de vista audiovisual. Desde las penumbras del refugio de la mina San José, a casi 700 metros de profundidad, desde la parte superior de las cápsulas Fénix I y II o desde el exterior del yacimiento, las imágenes generadas por TV Chile y retransmitidas por diversas cadenas de noticias aportaron una espectacularidad que difícilmente las películas y series televisivas por venir sobre la tragedia logren emular desde su ficcionalización. En este sentido, el rescate de los mineros puede pensarse como el “primer reality show” programado de audiencia global.

A nivel local, la TV argentina siguió minuciosamente el proceso de rescate, con coberturas que fueron monopolizando la pantalla a medida que la atracción televisiva era un hecho. Sin ir más lejos, en la noche del martes, cuando los preparativos del operativo se pusieron en marcha y el rating minuto a minuto comenzó a marcar que la audiencia de la TV abierta comenzaba a emigrar al cable, los canales de aire comenzaron a modificar su programación. El primero en hacerlo fue América, que desde las 23 emitió una edición especial del noticiero de dos horas. Casi veinte minutos después, Telefe levantó Clase turista para incluir un especial del noticiero que midió 9,6 puntos de rating y quedó segundo en su franja (luego siguió con una larga emisión de Diario de medianoche que se extendió, casi, hasta las 2 de la mañana). La edición extra large de Visión Siete Medianoche, que continuó hasta la 1.15, marcó 1,3 punto, su marca más alta de las últimas semanas.

A diferencia de otros acontecimientos de interés, El Trece prefirió seguir imbuido en los escándalos, peleas y amoríos berretas de ShowMatch. Ni la “hazaña humana” con la que ayer se refirió Telenoche al rescate de los mineros pudo con Ricky Fort y sus “novias”. Recién cuando a partir de las 23.15 la audiencia del programa de Marcelo Tinelli comenzó a bajar considerablemente, hasta llegar a un pico de 20 puntos a la medianoche, el canal decidió emitir un flash informativo de seis minutos con el salvataje del primer minero. “Nos detuvo a todos esta historia de vida, es muy emocionante”, dijo Tinelli al regresar de la tanda comercial y dar por finalizado el show para cederle la posta a En síntesis. Lo que no pudieron las ficciones de Telefe lo lograron los mineros: los 27,5 puntos de rating que promedió ShowMatch transformaron el envío del martes en uno de los de menor audiencia del año. El cable, de todas maneras, se llevó el mayor rédito: con la cobertura del rescate en las cadenas de noticias nacionales, de 20 a 24 el encendido de la TV por cable subió 7,5 puntos respecto del martes pasado. Por el contrario, el encendido de la TV abierta sufrió una baja de cinco puntos en comparación con el martes de la semana anterior.

Con las planillas de rating en mano de la noche del martes, ayer en la TV abierta argentina no hubo programa que no haya hecho referencia al rescate. Tema ineludible, tanto por su interés periodístico como por su capacidad de atraer audiencia, nadie quiso quedarse afuera y los especialistas en supervivencia, biólogos y científicos se paseaban por las señales de noticias dando testimonio de lo que ocurría. Hasta Intrusos transmitió en vivo desde la mina. Cuando el rescate con vida de los 33 mineros ya era un hecho, la TV argentina no pudo ocultar sus miserias: el morbo por la historia de Jhonny Barrios, su mujer y su amante dio lugar a toda clase de bromas y suspicacias. “Jhonny: una mina y dos mujeres”, fue una de las tantas placas que hizo referencia a su bigamia. Era el final, local, de una jornada en la que la TV mundial montó su propio y perverso show televisivo.

lunes, 11 de octubre de 2010

“Facón Grande” en Frankfurt


Por Osvaldo Bayer

Desde Frankfurt del Meno, Alemania

Paseo por esta Feria del Libro titulada con orgullo “la feria del libro más grande del mundo”. Un mérito, sin duda.

Pienso. Mientras, recorro estos inmensos salones con libros que sonríen por todos lados y nuestros escritores que desde grandes retratos miran más extrañados que nunca al mundo que los rodea. Y Rep, que los presenta tal cual eran en realidad en sus murales que nos persiguen y nos ponen alas de mariposas.

Libros, libros, libros. Me digo: en el país que alguna vez fue el mayor exportador de armas del mundo, encontramos esto.

Antes, el máuser, la cruz de hierro como símbolos de la virilidad noble. Y aquí libros, con personajes y fantasías que se asoman y nos invitan a abrirlos. El lento camino a la sabiduría, hoja por hoja.

Libreros que hablan alto, bibliotecarios que ordenan letra por letra. Escritores que sonríen en el paraíso, personajes de la fantasía que se asoman por todos los rincones en este aeropuerto de ilusiones.

Ilusiones. De pronto me dan golpecitos en la espalda. Es el editor alemán Dieter Schmidt. Sin pronunciar una sola palabra, pone un libro en mis manos con gesto algo religioso. Miro la tapa: el gaucho Facón Grande. El patagónico.

No puedo creerlo. Facón Grande en la Feria de libro de Frankfurt. La Historia hace justicia. El gaucho fusilado por el Ejército argentino por haber puesto la cara para pedir un poco más de dignidad para los trabajadores patagónicos en aquel tétrico 1921 de Hipólito Yrigoyen.

El editor Dieter Schmidt me entrega la edición alemana de La Patagonia rebelde. La acaricio. Ocho años de exilio me costó publicarla en mi país argentino. Y ahora se publica en el país donde pasé mi exilio. El destino. La paradoja humana. Me alegro sobre todo por Wilckens. Kurt Gustav Wilckens, el anarquista alemán que hizo justicia a tantos peones fusilados. Aquella mañana de enero de 1923, cuando esperó en la calle Fitz Roy, enfrente del 1º de Infantería, en Palermo. Cuando el orgulloso teniente coronel Varela salía de su casa con sus botas bien lustradas. Le salió al paso y lo enfrentó. Frente a frente. Y allí le arrojó el envío del vengador. La explosión de la ira del pueblo, la bomba libertaria. La explosión despertó a Buenos Aires. Los anarquistas en los barrios obreros cantaron ese día “Hijo del Pueblo”, por Wilckens. El alemán no se dio prisa. Le acertó luego seis balazos al uniformado fusilador. Las balas con las cuales había fusilado a cientos de peones rurales patagónicos ahora se daban vuelta y acababan con el fusilador. Nada queda impune.

Wilckens fue asesinado en la cárcel por un mercenario. Recuerdo cuando hace más de tres décadas viajé a la ciudad alemana de Bad Bramstedt, lugar donde había nacido Wilckens y encontré su casa paterna. Me recibió un sobrino suyo, quien me saludó como si me hubiera esperado toda la vida. El siempre había investigado sobre cuál había sido el destino de su tío Kurt Gustav Wilckens y ahora llegaba un desconocido de un país tan lejano como Argentina para darle noticias de él. Le dije que Kurt Gustav había muerto, asesinado en la cárcel, y le relaté su tarea de vengador de 1500 peones patagónicos fusilados por el Ejército argentino. Recuerdo su emoción. Primero creyó que le venía a contar sólo fantasías argentinas, pero luego, al abundar yo en datos, se dio cuenta de que estaba ante la verdad. Me abrió los cajones de un viejo escritorio. Allí había fotos familiares de la niñez y la juventud del vengador, papeles y cartas.

En la Feria del Libro de Frankfurt me paseo por largos corredores entre los miles de libros expuestos. Me prometo a mí mismo ir a llevar un libro de La Patagonia rebelde de esta edición alemana a la biblioteca de la ciudad natal de Wilckens. Tal vez algún sindicato de esa ciudad llame a su salón de asambleas, en el futuro, con el nombre de “Kurt Gustav Wilckens”, el que dio su vida para vengar la muerte de tantos trabajadores.

También pienso en aquellos dos huelguistas, el “alemán” Otto, cuyo apellido nunca pude encontrar, y Pablo Schulz, de origen también alemán. El “alemán” Otto –como era nombrado por sus compañeros– le gritó antes de morir al fusilador capitán Viñas Ibarra: “Así no se mata a un hombre, ni en la guerra europea se fusiló a prisioneros desarmados”, y antes de morir le dijo a otro alemán, Walter Knoll: “Saludos a la vieja patria”.

Pienso en ellos y en que sus vidas han quedado retratadas en idioma alemán, en esta edición. Tal vez por relatos familiares alguien los volverá a descubrir y se atreva a visitar la Patagonia y poner una flor en las tumbas masivas de fusilados, hoy ya señalizadas.

Fueron a morir lejos, injustamente. Por pedir apenas un poco más de dignidad.

Espero que al leer estas líneas algún afiliado al partido radical influya para que por fin esa entidad política pida disculpas por ese crimen masivo de tal magnitud cometido por el gobierno de Hipólito Yrigoyen.

Tuve también la satisfacción de que el film Awka Liwen (“Rebelde amanecer”) sobre el genocidio cometido por Roca contra nuestros pueblos originarios se diera en plena Feria del Libro de Frankfurt. Ver en pantalla los rostros de los hijos de la tierra. Narrar la tragedia de los genocidios cometidos en nuestras pampas por Rauch, Rosas y Roca. El desalojo de esos pueblos de sus tierras ancestrales, y su persistencia de vivir pese a todo con su música casi silenciosa, con los ecos de sus horizontes lejanos, con el trabajo de sus manos y la tristeza nunca olvidada de su pasado. Primero, los españoles con su codicia; luego los argentinos uniformados. Al final del film hubo un aplauso cerrado seguido de un silencio profundo. Emoción. Y un sentimiento de culpa europeo. Por sus antepasados, los “colonizadores”.

Este público tan europeo tomó conciencia. Las preguntas se sucedieron. ¿Cómo pudo ocurrir eso? Sí, la codicia. La Sociedad Rural Argentina financió parte de la expedición de Julio Asesino Roca, perdón, Julio Argentino Roca. Al presidente de la Sociedad Rural Argentina de ese entonces, Martínez de Hoz, les fueron otorgadas 2.500.000 hectáreas de tierras. ¿Cómo? Sí, en letras: dos millones quinientas mil hectáreas, Martínez de Hoz, el bisabuelo, nombre conocido ¿no?

Claro, pero hubo también europeos que hicieron cosas buenas en nuestro suelo. Me gustó mucho que los alemanes hicieran ayer un homenaje al editor Peuser. ¿Se acuerdan de la Guía Peuser? ¿Y de la editorial Peuser? Tal vez la más famosa de las editoriales argentinas del siglo pasado. Peuser fue un alemán que emigró a la Argentina, innovador de la técnica editorial, importando siempre las máquinas impresoras más modernas. Fue un editor de la literatura gauchesca y su edición del Fausto de Estanislao del Campo batió todos los records de ventas. Llegado de Alemania a los 14 años, hijo de un humilde zapatero, llegó a ser uno de los editores más grandes del suelo argentino y además, con su tendencia social, fundó en su empresa la primera caja médica para atender a sus empleados y obreros. Merecido homenaje. Su bisnieta, presente en el acto, derramó lágrimas agradecidas. Un fabricante de libros, no de armas, don Peuser.
MAS DE 30 MIL PERSONAS RECORRIERON LAS CALLES DE PARANA COMO CIERRE DEL ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES

Contra la trata y por despenalizar el aborto

Miles de mujeres de todos los niveles sociales desbordaron el Encuentro Nacional que se realiza todos los años y tuvieron que abrir más talleres para debatir temas de género, algunos de los cuales funcionaron en las plazas.


Por Sonia Tessa
“Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”, fue una de las consignas más repetidas.

Más de 30 mil mujeres llenaron de consignas, colores y pintadas con aerosol las calles y paredes de Paraná, en un recorrido de más de 30 cuadras que salió desde la plaza de los Bomberos, en pleno centro de la ciudad, y terminó en el monumento a Urquiza, sobre el final de la Alameda de la Federación, en la barranca donde se concentran las casas más elegantes. Los vecinos se asomaban a los balcones, extrañados. Escuchaban la consigna “Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir” quizá por primera vez en su vida. Dos nenes pequeños miraban por la ventana, divertidos, el tetazo de un pequeño grupo de feministas que se sacó las remeras y dejó sus senos al aire. Más adelante, unos adolescentes preguntaban de qué se trataban esos carteles y ya sobre el final, en el cantero donde se concentran los jóvenes con sus motos en la noche del domingo, dos chicas se preguntaban en voz alta: “¿Aborto legal para no morir? Pero eso no se puede”. La marcha significa todos los años el punto más alto del encuentro, una marea de colores que encuentra un punto en común en el verde de los pañuelos de la campaña por el derecho al aborto, diseminado a lo largo de la enorme columna de cuadras y cuadras, que ayer pareció interminable.

Desde el Area de la Mujer del Sindicato Municipal de Avellaneda hasta Feministas Inconvenientes, un enorme abanico de organizaciones políticas, sociales, culturales y feministas se encolumnaron tras la comisión organizadora. “Vení Urribarri, vení a contar, por qué Fernanda acá no está”, fue la consigna con mayor contenido local. Es que Sergio Urribarri es el gobernador de la provincia, y Fernanda es Fernanda Aguirre, la niña de 13 años desaparecida el 25 de julio de 2004 en la localidad entrerriana de San Benito. Su madre, María Inés Cabrol, murió en mayo de este año sin haberla encontrado. Siempre denunció que había sido raptada por una red de trata.

Entre las consignas que coreó la comisión organizadora, pero que se diseminaron por buena parte de la marcha, estuvieron: “Qué momento, qué momento, a pesar de todo, les hicimos el Encuentro”, gritada con fuerza por las mujeres que hicieron posible la reunión, como así también “Mujer, escucha, únete a la lucha”, lanzada hacia los balcones y ventanas –no son muchos los edificios altos en el centro– desde donde eran observadas.

La marcha había arrancado pocos minutos antes de las 19. En la plaza de los Bomberos, una tela color naranja cilíndrica, con forma de torta, cubrió la estatua de la fuente central. Una guirnalda blanca semejaba la crema. Desde allí, como es costumbre, salieron ayer las primeras integrantes de la comisión organizadora local. Detrás, las banderas se sucedían. Varias chicas jóvenes, de calzas coloridas y remeras superpuestas, llevaban unos carteles que decían “Cliente” y “Prostitución”, unidos con cadenas realizadas con goma espuma blanca. “No somos mercancía”, decía otro cartel.

Sólo tres cuadras después del comienzo, en la plaza 1º de Mayo, 50 metros al costado de la marcha, en la Catedral, una guardia de seis filas de hombres de la Iglesia se quedó con las ganas de confrontar. Había habido una mínima escaramuza previa al comienzo de la manifestación, pero después, nada. Los hombres habían llegado poco después de las 4 de la tarde, tres horas antes de la movilización, con carteles con distintas leyendas, todas del tenor de “El aborto es un crimen”.

Durante la marcha, la columna central no se desvió de su camino. “No se vota, no se vota”, fue una de las consignas que se escucharon sobre el final. Dos jóvenes que acompañaban por el costado, vendiendo la revista Chispa, se preguntaron entre ellos de qué se trataba. Era la respuesta de la comisión organizadora –y de muchas mujeres que la hicieron suya– a las iniciativas para impulsar la votación en los talleres y desnaturalizar así el diálogo con consenso.

Una cuadra después de la cabecera de la marcha, el cartel de la Campaña por el Derecho al Aborto no tenía policromía. Todo era verde. Había algunas mujeres que llevaban en su cuerpo dos o tres pañuelos, atados de distintas formas, en la cabeza, en la cartera, en el cuello y en el pantalón. Una joven se lo había atado a su breve cintura, a modo de cinto de bombachudo, sobre su remera de broderie.

Atrás del mismo cartel, una mujer llevaba un paraguas multicolor, lleno de consignas como “Ninguna mujer nace para puta”. Por allí, varios hombres que iban por las angostas calles de Paraná se rieron cuando se comenzó a corear: “El plan de lucha comienza en mi cachucha”. Entre las que cantaban, algunas llevaban una bandera que decía “Yo aborté”, y otras portaban pancartas que recordaban: “En la Argentina, cada día muere una mujer por aborto ilegal”. Al lado, otras mujeres llevaban sus banderas argentinas con la estampa de Eva Perón en el lugar del sol.

La marcha siguió por calle España, perpendicular a la Catedral y a la peatonal. En el cruce exacto con la calle más céntrica, frente al Banco Nación, las pintadoras con aerosol se hicieron una fiesta. “Quemá la Iglesia”, fue una de las muchas consignas que las más jóvenes dejaron sobre la pared, con las planchas preparadas, para no perder tiempo. En la vereda de enfrente del banco, sobre la pared del McDonald’s, un grabado en verde mostraba la figura de una mujer crucificada superpuesta a la forma de un ovario.

La marcha siguió, pasó por la plaza San Miguel, llamada así por la iglesia de enfrente. También allí el vallado se superponía con la nutrida custodia policial, la guardia de una fuerza especial de la policía provincial vestida de fajina y unos cuantos hombres, algunos jóvenes, con los brazos cruzados en actitud amenazante. Algunos rezaban, como lo habían hecho en la Catedral.

Nadie se detuvo, la columna siguió su camino. “Es un recorrido por todo Paraná”, dijo una santafesina, quien admitió estar exhausta por la caminata. A modo de recorrido por los puntos álgidos de la ciudad, la marcha pasó frente a la Casa de Gobierno provincial, los Tribunales, la policía provincial y la Escuela del Centenario, antes de desembocar en el parque Urquiza. Iluminado con luces azules, el monumento al caudillo se llenó de mujeres que se encaramaron en sus escalinatas y terminaron la jornada cantando el Himno nacional.

viernes, 8 de octubre de 2010

El activista chino Liu Xiaobo, premio Nobel de la Paz

El disidente chino está encarcelado desde 2008 por firmar la Carta 08, un manifiesto que pedía reformas democráticas en China. Su mujer llama a redoblar los esfuerzos internacionales para logara su excarcelación

JOSE REINOSO - Pekín

Los defensores de los derechos humanos en China han recibido un espaldarazo, soñado desde hace años. El Comité Noruego de los premios Nobel ha otorgado hoy el de la Paz al disidente chino encarcelado Liu Xiaobo, de 54 años, un incombustible luchador por la defensa de las libertades y la democracia, que fue condenado en diciembre del año pasado a 11 años de prisión por su activsimo. El comité ha dicho que el galardón le ha sido concedido "por su "por su larga y pacífica lucha por los derechos humanos fundamentales en China"". La elección de Liu supone un serio revés para el Gobierno de Pekín, especialmente cuando busca ocupar un mayor papel en la escena internacional, bajo los mantras de un ascenso pacífico y un mundo armonioso.

* Una Carta con aires checoslovacos

* China condena a 11 años de cárcel al disidente Liu Xiaobo por pedir reformas democráticas
* La Carta 08
* China califica de "obscenidad" la concesión a Liu Xiaobo del Nobel de la Paz


Liu Xia, la esposa de Xiaobo, se ha declarado "encantada" con la concesión del premio a su marido y espera que sirva para que la comunidad internacional presione a China para lograr su liberación. "Espero que la comunidad internacional aproveche esta ocasión para presionar al Gobierno chino para la liberación de mi marido", ha dicho. "Como el comité [del Nobel] reconoce, el nuevo estatus de China en el mundo va acompañado de una mayor responsabilidad", dice la poetisa Liu Xia en un comunicado hecho público por la ONG Freedom Now. "China debe asumir esta responsabilidad, enorgullecerse de esta selección y liberarlo de la cárcel", sostiene.

"Estoy tan encantada que no sé qué decir. Quiero agradecer a todo el mundo por su apoyo a Xiaobo y al Comité del Nobel, a Vaclav Havel, al Dalai Lama y a todos los que le han apoyado", ha declarado a la agencia France Presse. Para ella, el premio representa un "gran estímulo y un apoyo" para los que luchan a favor de la democratización de China. Durante la conversación con la agencia, la esposa ha comentado que estaba en presencia de policías que la iban a llevar a la provincia de Liaoning, al noreste del país, donde está encarcelado su marido, para que pueda anunciarle la noticia del premio.

Liu Xiaobo, escritor y antiguo profesor universitario, pasó 20 meses en la cárcel por su papel en las protestas a favor de la democracia de la plaza Tiananmen, en 1989, en las que murieron cientos de personas, según algunas fuentes -miles, según otras-, tras la intervención del Ejército. Más tarde fue internado tres años en un campo de reeducación por el trabajo, y ha estado constantemente sometido a acoso y supervisión policial.

El 25 de diciembre del año pasado -en plena fiestas navideñas en Occidente- un tribunal de Pekín le sentenció a 11 años por "incitar a la subversión del poder del Estado". Los jueces le acusaron de haber publicado en Internet escritos críticos con el Partido Comunista Chino (PCCh) y haber liderado la redacción de la Carta 08, un manifiesto político que pide profundas reformas democráticas, hecho público en diciembre de 2008. Se trata de la pena más dura dictada por "incitar a la subversión del poder del Estado" desde que este crimen fue introducido en 1997. El cargo es utilizado habitualmente para silenciar a quienes se oponen al Gobierno de partido único del PCCh.

La concesión del galardón a uno de sus ciudadanos encarcelados por luchar en favor de la democracia coloca a las autoridades chinas en una situación extremadamente incómoda. De ahí que desde hace meses hayan intentado evitar su elección mediante presiones sobre el comité de los Nobel y advertencias de que dañará las relaciones con Noruega. "(Liu Xiaobo) fue condenado a cárcel por las autoridades judiciales chinas por violar la ley. Estos actos son totalmente contrarios a las aspiraciones del Premio Nobel de la Paz", declaró a finales del mes pasado la portavoz de Exteriores Jiang Yu.

El periódico oficial en inglés Global Times calificó la semana pasada a Liu de radical y separatista, término, éste último, utilizado habitualmente contra el Dalai Lama, cuya concesión del Nobel de la Paz en 1989 también provocó las iras y fue desautorizado por Pekín. El Gobierno chino hizo otro tanto con el Nobel de Literatura concedido en 2000 a Gao Xinjian, un disidente emigrado que vive en Francia.

La elección de Liu, que fue detenido en vísperas de la publicación de la Carta 08, focalizará la atención mundial sobre la situación de los derechos humanos en China, y el encarcelamiento de otros activistas, en un momento en el que muchos países -entre ellos, Estados Unidos- han suavizado sus presiones sobre Pekín en este campo, ante la pujaza de la economía china.

La Carta 08 pide, entre otros, una democracia legislativa, la separación de poderes, un sistema judicial independiente, y libertad de asociación, religión y prensa. "La democratización de China no puede ser aplazada más tiempo", señala el manifiesto. Inicialmente fue firmado por 300 intelectuales -entre ellos, académicos, abogados, periodistas y artistas-, pero posteriormente ha sido rubricado, a pesar de los riesgos, por varios miles de personas. Está inspirado en la Carta 77, redactada en la antigua Checoslovaquia, que conduciría años después, en 1989, a la Revolución de Terciopelo, que barrió el régimen comunista.

De ahí que el impacto de la Carta 08 entre la élite intelectual china causara gran inquietud a las autoridades, que quisieron lanzar un duro mensaje de advertencia a otros disidentes. Muchos de los signatarios del manifiesto han sido interrogados por la policía, y algunos han perdido sus trabajos en organismos públicos. El Nobel de la Paz fue ganado el año pasado por el presidente estadounidense, Barack Obama. El Dalai Lama y el también Nobel de la Paz y ex presidente checo, Vaclav Havel, que fue uno de los redactores de la Carta 77, se encuentran entre quienes habían pedido la concesión del galardón a Liu Xiaobo.
Una Carta con aires checoslovacos

La Carta 08, publicada coincidiendo con el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre de 2008, pide reformas políticas y propone una serie de medidas para mejorar las libertades en China, como democracia legislativa, un sistema judicial independiente, libertad de religión, asociación y prensa, y el fin del partido único. Inicialmente firmada por 300 personas -entre ellas, escritores, abogados, profesores y periodistas-, ha sido ya suscrita por más de 10.000, según China Human Rights Defenders, una red de activistas Localizados tanto dentro como fuera de China.

El documento se inspira en la Carta 77, impulsada en la antigua Checoslovaquia por los críticos con el entonces Gobierno comunista del país europeo, entre ellos Vaclav Havel, quien más tarde se convertiría en presidente de República Checa.

La trascendencia histórica de aquel documento europeo explica el nerviosismo que la Carta 08 ha despertado entre las autoridades chinas, obsesionadas por mantener el control político absoluto y lo que consideran la estabilidad del país para continuar el proceso de apertura y desarrollo económico, lanzado hace tres décadas.

El 8 de diciembre de 2008, un día antes de que fuera hecha pública la carta china, Liu Xiaobo fue detenido. Tras su desaparición, más de 150 escritores, académicos y otros intelectuales de todo el mundo, incluidos tres premios Nobel de Literatura (Seamus Heaney, Wole Soyinka y Nadine Gordimer) y los autores Salman Rushdie y Umberto Eco, dirigieron una carta al presidente chino, Hu Jintao, pidiendo su liberación.

JOSÉ REINOSO

jueves, 7 de octubre de 2010

El Nobel a Vargas Llosa revoluciona la Feria de Francfort

El estand de la Agencia Carmen Balcells, representante de los derechos del Nobel de Literatura, y de su editor en español, el grupo Santillana a través de Alfaguara, se ve inundado de visitantes

CARLES GELI (Enviado especial) / Francfort 07/10/2010

En cuestión de segundos, y como si se tratara de la versión de El Aleph en forma de estands, los 171.790 metros cuadrados de la Feria de Francfort se han concentrado en un solo punto de 15 metros, los que mal contados separan en el pabellón 6 la caseta de la Agencia Carmen Balcells, representante de los derechos del flamante premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, de su editor en español, el grupo Santillana a través de Alfaguara.

* "Es el reconocimiento para la lengua española como un referente de excelencia"
* Once tribunas de Vargas Llosa en EL PAÍS para contar una década
* Vargas Llosa: el fuego intelectual
* Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura
* Una obra que no tiene límites
* Los 10 mejores enlaces para entender el universo de Mario Vargas Llosa
* La fiesta del latinoamericano

Mario Vargas Llosa
Mario Vargas Llosa
A FONDO

Nacimiento:
28-03-1936

Lugar:
Arequipa

Todo ha sido tan rápido como intenso. La vida tiene estas cosas: si hace apenas 24 horas se sucedían las malas caras y los rumores sobre la situación financiera de la poderosa agencia, su revalorización fue inmediata. Por unos instantes no había nadie. Las agentes y socias Gloria Gutiérrez Y Karina Pons, ambas con ojos vidriosos, estaban colgadas del móvil intentando hablar con su jefa, Carmen Balcells, que había recibido apenas minutos antes la noticia directamente desde la Academia Sueca, que no había podido localizar al galardonado, de profesor invitado en Nueva York este trimestre.

"Ni fotos, ni champán ni nada, no tenemos nada para celebrarlo", constataba Pons, que ha visto coincidir su aniversario con el fallo del Nobel. Entre la retahíla de agentes y editores que inmediatamente empezaron a desfilar por la pequeña delegación de la agencia estaban, por ejemplo, unos editores daneses. "Pobrecitos, no saben que a cada minuto que pasa Vargas Llosa cuesta más", ha exclamado sardónico un editor español. "Si eso, lo siento, normalmente es así", confirmaba lacónica Gutiérrez. Pocos tendrán la ocasión de comprobarlo porque el autor peruano está ya editado en 25 idiomas distintos, a los que están a punto de añadirse el chino, el croata, el georgiano y el estonio.

"Qué quieres que te diga, es formidable; esa sensación de tener un Nobel no la cambiaría ni por todo el dinero del mundo ni por el que tiene Jorge Herralde, que dice que estamos tan mal", ha dicho socarrona la propia Balcells a EL PAÍS apenas 15 minutos después del fallo, desde el móvil de una de sus agentes. El tercer Nobel en lengua castellana que colecciona para su agencia (tras el de García Márquez y el de Camilo José Cela) la pilló esta vez en su despacho "trabajando, como siempre". Aún no había hablado con su autor. "Para qué: tú sabes cómo debe estar ahora mismo de llamadas y gente detrás de él. Déjale hacer". Se reserva la ocasión para hablar con él en Barcelona, a principios de noviembre. Le haremos una gran fiesta ya lo verás". En su opinión, el galardón "repara una injusticia muy gorda porque es un escritor, ¡qué vamos!", afirmaba emocionada. ¿Revaloriza ese Nobel a su oficina? "Aunque no lo parezca por lo que se está diciendo estos días, no tengo esa necesidad".

Donde sí había necesidades era en el estand de Santillana, pero no literarias sino de brazos para repartir (ni que fuera en vasos de plástico) el cava y el tinto con el que se brindaba por esa lotería. Nadie pensaba en la nobelización de Vargas Llosa: demasiados años en la lista eterna. "Con los gritos de la gente, pensé que nos había tocado alguien, pero nunca pensé en Mario porque era un terno", admitía Juan González, director general de contenidos del grupo Santillana, que hábil y raudo paras esquivar la marabunta de cámaras de televisión, agentes literarios y curiosos llevó unos vasos con cava a sus vecinas de la agencia. La cabeza, sin embargo, ya la tenía en fechas y números: adelantar, en la medida de lo posible, la salida de la última novela de Vargas Llosa, El sueño del celta, prevista inicialmente para el 3 de noviembre y con una tirada de 140.000 ejemplares. "Esa cifra ahora subirá y haremos que el lanzamiento sea paralelo en Latinoamérica".

"Ahí está el mejor Vargas Llosa unido: el escritor y el político", resumía la feliz editora de Alfaguara, Pilar Reyes, frente a una fotografía gigante de Vargas Llosa del estand, improvisado altar al que la gente de toda condición empezó a peregrinar para hacerse fotografías. Alguien, en rotulador rojo, había pintarrajeado encima: "Premio Nobel". Sí, de tan obvio y claro y necesario y eterno candidato, el Nobel a un literato mayúsculo se había convertido en sorpresa.

martes, 5 de octubre de 2010

PREMIO NOBEL DE MEDICINA PARA ROBERT EDWARDS, EL CREADOR DE LA FERTILIZACION ASISTIDA

Como un padre para cuatro millones de personas

El reconocimiento le fue otorgado 32 años después del nacimiento del primer “bebé de probeta”. La fertilización in vitro, según el Comité Nobel, permitió el tratamiento de la infertilidad, “que afecta a una gran proporción de la humanidad”.

Por Pedro Lipcovich

Cuatro millones de personas lo veneran, o lo maldicen, ya que gracias a su invento llegaron a este mundo. Se trata de Robert Edwards, inglés, creador de la fertilización asistida, a quien ayer le fue otorgado el Premio Nobel de Medicina. En 1978, luego de veinte años de investigación, nació el primero de los entonces llamados “bebés de probeta”, una niña que hoy, a los 32 años, ya es a su vez madre (por fertilización natural) y felicitó por su parte al investigador. El principio básico de la técnica fue y es la posibilidad de extraer un óvulo del ovario y, en laboratorio, propiciar su unión con un espermatozoide; el embrión resultante se implanta en el útero. A lo largo de estas décadas, el procedimiento se enriqueció con diversas técnicas: hoy es posible hacer crecer el embrión durante varios días in vitro, es posible propiciar la “capacitación” de los espermatozoides o inyectarlos directamente en el óvulo. El procedimiento desarrollado por Edwards –junto con Patrick Steptoe, ya fallecido– suscitó en un principio muchas dudas y reparos, médicos y éticos, que fueron cediendo, pero aún se mantienen en algunos sectores; ayer, la Iglesia Católica se pronunció contra este otorgamiento del Nobel (ver recuadro).

El trabajo de Edwards marca “una etapa importante en el desarrollo de la medicina moderna”, según el Comité Nobel del Instituto Karolinska, de Estocolmo, que le confirió el premio. “La fecundación in vitro hizo posible el tratamiento de la infertilidad, una condición médica que afecta a una gran proporción de la humanidad.”

Robert G. Edwards, nacido en 1925 en Manchester, desarrolló su carrera en la Universidad de Cambridge. Desde mediados de la década de 1950 investigó las condiciones para la fertilización humana en laboratorio. En esa época, “nadie quería tomar riesgos éticos. Me dijeron que los niños no serían normales”, recordó hace unos años. El Estado británico rechazó financiar sus investigaciones, que debieron solventarse con fondos privados. Edwards, por su parte, inició acciones legales por injurias contra sus críticos más virulentos: “Gané, pero el esfuerzo y las preocupaciones restringieron mi dedicación al trabajo durante varios años”.

Edwards había formado equipo con el ginecólogo Patrick Steptoe, a su vez pionero de la cirugía laparoscópica, que utilizó para extraer los óvulos. Conseguida la fertilización in vitro, los primeros intentos de transferir al útero los embriones se efectuaron en 1972. Fueron necesarios más de 40 intentos antes de obtener el primer embarazo, que resultó ectópico (fuera del útero) y por lo tanto no viable. El segundo embarazo obtenido sí prosperó: el 25 de julio de 1978 nació Louise Joy Brown, y la noticia dio la vuelta al mundo.

En estos 32 años, desde luego, las técnicas avanzaron. Al principio, el embrión debía implantarse casi inmediatamente en el útero. Hoy “se puede mantener el embrión en cultivo durante unos cuatro días tras la fecundación, lo cual facilita tasas de éxito mucho más altas”, dijo a Página/12 la argentina Mónica Vázquez Levin –investigadora principal del Conicet en biología de la reproducción, que trabajó con Edwards–. Esto se hizo posible por el desarrollo de medios de cultivo cada vez más parecidos al interior del cuerpo femenino. El espermatozoide, en su larga marcha por la vagina, experimenta lo que los científicos llaman “capacitación espermática”, gracias a la cual “llega a desarrollar totalmente su capacidad fecundante”, explica Vázquez Levin. Esa capacitación puede obtenerse hoy, como si dijéramos, en forma extracurricular, en laboratorio.

Pero, “¿no tendré demasiado colesterol?”, podría preguntarle al doctor Edwards el angustiado espermatozoide que supo encarnar Woody Allen. Edwards le explicaría que no, como lo hace Vázquez Levin: “El alto contenido de colesterol en la membrana hace que el espermatozoide sea resistente en las primeras etapas de su recorrido”. Todo varón sabe que esas etapas pueden ser difíciles pero, después, “el espermatozoide pierde colesterol de sus membranas, que se vuelven más lábiles y fáciles de fusionarse con las del ovocito”. Hoy estas etapas pueden reproducirse en laboratorio, y desde 1992 se cuenta con el método ICSI, inyección intracitoplasmática de espermatozoide: éste es introducido directamente en el óvulo, sin obligarlo al trabajo de atravesar las envolturas de la célula sexual femenina, que para algunas células masculinas pueden resultar arduas.

Vázquez Levin destacó que “en charlas y encuentros, el doctor Edwards siempre nos trasmitió respeto y profesionalismo; a pesar del éxito y la fama, preservó la seriedad y responsabilidad. En un ámbito atravesado por fuertes intereses comerciales, supo preservar la integridad profesional”.

Unos cuatro millones de niños han nacido por fertilización asistida; hasta un tres por ciento de los nacimientos en los países desarrollados se obtienen por estos procedimientos. Louise Brown, la primera de la serie, con 32 años, declaró que “mi madre y yo estamos encantadas de que Bob reciba el reconocimiento que merece”. La madre de Louise, Leslie, fue la primera mujer en recibir un tratamiento de fertilización exitoso. Louise tiene a su vez una niña, que nació sin necesidad de fertilización asistida.

Edwards, de 85 años, “está demasiado débil para conceder entrevistas”, según una portavoz. Su socio Patrick Steptoe, quien seguramente habría compartido el Nobel con él, murió en 1988. Es inusual que el otorgamiento de un Nobel de Medicina tarde tanto como en este caso.