jueves, 29 de marzo de 2012

SALUD MENTAL

DENUNCIAN LA DESARTICULACION DE UN PROGRAMA PARA NIñOS CON TRASTORNOS MENTALES SEVEROS

Un retroceso en el área de salud mental

El Ministerio de Salud porteño desplazaría al equipo que sostiene desde hace 23 años un programa para atender patologías severas que tratan de evitar internaciones por razones sociales. Lo pondría en manos de Médicos Municipales.

Por Pedro Lipcovich

Diputados porteños de diversos partidos denunciarán hoy “la desarticulación del Programa de Atención Comunitaria de Niños, Niñas y Adolescentes con Trastornos Mentales Severos (PAC), por la Dirección General de Salud Mental de la CABA”. El PAC, que desde un centro de salud de la Ciudad “organiza redes de contención sociofamiliar para niños en alta vulnerabilidad”, podría ser trasladado al hospital Tobar García, de internación, y sus coordinadores serían desplazados. Una fuente del Ministerio de Salud porteño aseguró a este diario que “se garantizará la continuidad del funcionamiento del PAC, sin perjuicio de la posibilidad de cambios en sus coordinadores o su localización”.
El PAC viene trabajando en articulación con distintas áreas del gobierno porteño y diversas instituciones. Desde el Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, así como desde la Asesoría General Tutelar, destacaron que “el PAC es valioso porque ayuda a sostener a los niños en su medio familiar y evitar internaciones”. El Programa –que tiene 250 niños en atención– recibió premios de la universidad y entidades profesionales y estaba a punto de ampliarse a varios barrios de la Ciudad. Con las nuevas medidas, su coordinación se confiará a un experto en internación psiquiátrica.
La denuncia será efectuada por los diputados María Elena Naddeo (Frente Progresista y Popular), Jorge Selser (Proyecto Sur), Gabriela Alegre (Frente para la Victoria), Virginia González Gass (Socialista Auténtico), Rocío Sánchez Andía (Coalición Cívica), Laura García Tuñón (Buenos Aires para Todos) y Edgardo Form (Nuevo Encuentro). Es apoyada por la Mesa Permanente Intersectorial de Salud Mental.
La resolución 347 del ministro de Salud porteño, Jorge Lemus, no fue todavía publicada, pero María Grosso, directora de Salud Mental de la CABA, la habría comunicado por correo electrónico. El programa, que siempre funcionó en el Centro de Salud Mental Nº 1, pasaría al Tobar García y su coordinación quedaría a cargo de Walter Bentos, psiquiatra, gremialista en la Asociación de Médicos Municipales y coordinador del curso “Emergentología aplicada a un hospital de salud mental”, dictado en 2011 en el Tobar García para médicos y enfermeros de internación.
El PAC fue oficializado en 2007, luego de funcionar desde 1989. Desde entonces su coordinadora general es la psicóloga Alejandra Barcala. “El PAC trata de evitar las internaciones en el Tobar García por cuestiones sociales –explicó a este diario–. Es territorializado, con el criterio de estar cerca de los domicilios de los chicos. Algunos de los profesionales que lo integran son enviados por el Area de Capacitación del Ministerio de Salud de la Ciudad, que propicia la formación de los residentes en los centros de atención primaria.” Barcala comentó que “en julio íbamos a abrir tres nuevos centros: en Villa Soldati, en el Bajo Flores y en la Boca”.
Nori Pignatta, directora general de Programas Descentralizados del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes –del gobierno porteño–, contó a este diario que “el PAC nos resulta muy valioso. Desde nuestras defensorías barriales solicitamos su intervención: trabajan las estrategias en conjunto con la defensoría, la escuela, la institución de alojamiento si fuese el caso. Apuntan a fortalecer a la familia para que pueda hacerse cargo del chico o para que el chico institucionalizado pueda volver a su medio familiar”.
Laura Musa, titular de la Asesoría General Tutelar (AGT) de la ciudad de Buenos Aires, destacó que “utilizamos mucho el PAC; el cambio de los profesionales que lo han creado y desarrollado equivale a la muerte del PAC”. Gabriela Spinelli –coordinadora de salud mental de la AGT– agregó que “el PAC ha venido trabajando con todos los otros programas del Gobierno de la Ciudad, bajo esta misma gestión, y constituye una experiencia que en distintos lugares del país quieren replicar”.
María Elena Naddeo –titular de la Comisión de Seguimiento de la Ley 448 de Salud Mental– sostuvo que “la desarticulación del PAC es un gran retroceso en la desinstitucionalización exigida por la ley”. Jorge Selser, titular de la Comisión de Salud, afirmó que “el desmantelamiento del PAC afecta los derechos de los chicos, en tratamiento con profesionales que han construido trabajosamente el vínculo terapéutico. La medida remite a la medicalización de la salud mental”. Alfredo País, asesor de la Comisión de Salud, observó que “la Asociación de Médicos Municipales se apropiará de la dirección de un dispositivo que está a cargo de psicólogos”.
El PAC obtuvo el Premio al “Mejor trabajo sobre un dispositivo en salud mental” de las Jornadas de Investigación de la Facultad de Psicología de la UBA, en 2008. Y, en 2010, obtuvo mención en el Congreso de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA).

martes, 27 de marzo de 2012

Sobre el machismo

Radiografía del machismo argentino

Más del 60 por ciento de la población percibe un entorno cultural machista, pero, igual, la mitad considera que las mujeres “por naturaleza” son mejores para criar a los niños. La encuesta, de nivel nacional, revela la dosis machista presente en la sociedad.



 Por Mariana Carbajal

Cinco de cada diez argentinos/as todavía creen que el rol más importante de la mujer es, “por su naturaleza”, cuidar de su hogar y dedicarse a la crianza de los hijos. Tres de cada cuatro consultado/as piensan que “para el hombre tener un trabajo que asegure independencia es más importante que para la mujer”. Los datos surgen de una encuesta nacional de la Consultora Ibarómetro, que analiza las dosis de machismo presentes en la sociedad y la percepción que tienen los habitantes de las desigualdades entre varones y mujeres. El 63 por ciento de los encuestados/as percibe un entorno cultural impregnado de machismo: es decir, la mayoría reconoce entre los argentinos/as conductas y pensamientos machistas. De las respuestas se desprende que hay sobredosis de machismo en la mitad de la población. Curiosamente, las adhesiones a afirmaciones típicamente machistas en relación con la sexualidad son menores que en relación con otras cuestiones. En todas las respuestas, siempre las dosis de machismo son menores en la Ciudad de Buenos Aires –en comparación con el interior del país– y a medida que aumenta el nivel educativo, y entre los jóvenes. Hay otro dato alentador: casi el 70 por ciento desea que el país concentre sus esfuerzos en superar las desigualdades entre hombres y mujeres.
Es significativo que el terreno de la política, un espacio que históricamente estuvo dominado por hombres, es visto como el más equitativo, en comparación con el ámbito laboral y de la pareja, donde la percepción de la desigualdad se encuentra más acentuada, particularmente desde la mirada de las mujeres que, claro, hablan seguramente por experiencia (ver cuadro aparte). En Ibarómetro evalúan que “el efecto CFK” puede tener que ver con esta mirada sobre la política como un territorio menos adverso para las mujeres. “Estimamos que el desempeño de Cristina Fernández de Kirchner en la presidencia, su forma en el ejercicio del poder combinado con su feminidad, tuvo un impacto cultural que hace que se perciba la política como un espacio donde las mujeres son menos discriminadas que en otros ámbitos”, señaló a Página/12 Ignacio Ramírez, director de Estudios de Opinión y Mercado de Ibarómetro. Al mismo tiempo, el estudio de opinión encontró que una amplia mayoría (63%, sin demasiada diferencia en las respuestas entre varones y mujeres) considera que tanto unos como otras están preparados por igual para ejercer puestos de poder, sea político o económico. “Está muy reducida la idea de que los hombres tienen más capacidades para gobernar”, agregó Ramírez, y también lo adjudicó al “efecto CFK”. Sin embargo, cuando se preguntó cuán de acuerdo está con la siguiente frase: “Como jueces, los hombres siempre serán más imparciales que las mujeres”, casi la mitad de los encuestados/as dijo estar “totalmente o parcialmente de acuerdo”. Sólo un 34 por ciento afirmó estar “parcialmente o totalmente en desacuerdo”. En esta, como en otras preguntas, saltó la sobredosis de machismo que abunda en el interior del país: allí casi el 54 por ciento consideró a las mujeres menos dotadas de imparcialidad, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires esa creencia se reduce al 28 por ciento de los encuestados.
El relevamiento se hizo a través de una encuesta telefónica en una muestra de mil casos a mediados de febrero. “El objetivo del estudio fue evaluar los niveles de desigualdad percibida en diferentes ámbitos de la vida social y calibrar, mediante la elaboración de un índice ad hoc, la presencia de actitudes machistas en diversos segmentos de la sociedad”, explicó Ramírez.
El 47 por ciento de los argentinos/as percibe que en general la desigualdad entre mujeres y hombres es “muy o bastante grande”: es interesante observar que ese porcentaje promedio trepa al 50,5 por ciento si se analizan las respuestas femeninas y baja al 44,7 por ciento entre las masculinas. Es decir, las mujeres tienen una mirada más crítica a la hora de pensar sobre la magnitud de las desigualdades entre los sexos en el país. Unicamente un 5,4 por ciento del total las considera inexistentes.
En relación con la evolución de la sociedad en materia de igualdad de género, casi el 50 por ciento de los varones cree que las desigualdades son menores que diez años atrás. Las mujeres, en cambio, no tienen la misma mirada optimista: sólo el 37 por ciento considera que el panorama mejoró en esa materia. Más o menos esos mismos porcentajes se mantienen cuando se les pregunta a unos y otras, comparado con otros países de Latinoamérica, “¿Cómo cree que se encuentra la Argentina en cuestiones de igualdad entre hombres y mujeres?”. Para el 54 por ciento de los varones y el 36 por ciento de las mujeres, estamos mejor.
“Si bien la mayoría de los argentinos reconoce algún grado de desigualdad entre mujeres y varones –muy grande, bastante grande o pequeña–, existen divergencias a la hora de conceptualizar esas asimetrías. El 32 por ciento las piensa en términos de ‘injusticias’, mientras que para casi el 45 por ciento la desigualdad significa ‘diferencias’ vinculadas con cuestiones biológicas, pero desprovistas del componente de injusticia. En este punto nuevamente surgen diferencias importantes en la mirada de hombres y mujeres. Los hombres tienden a asociar en mayor medida que las mujeres la desigualdad con la idea de ‘diferencias’. Es decir, no se lo ve como un problema cultural y en ese punto es más difícil que se las cuestione”, advirtió Ramírez.