sábado, 8 de septiembre de 2012

Esperando el 7 de diciembre

"La cadena del desánimo y el temor tiene fecha de vencimiento"

Cristina adjudicó los ataques al gobierno al proceso de desinversión que los multimedios deberán realizar el 7 de diciembre. "Hay que prepararse para cosas estrambóticas", advirtió.

La cadena del desánimo y el temor, que es ilegal, tiene fecha de vencimiento, el 7 de diciembre. Yo creo sinceramente que este despliegue mediático sin precedente tiene que ver con esta fecha en la cual, luego de tres años de que el Congreso sancionara la Ley de Servicios Audiovisuales, finalmente la Corte dispuso la desinversión", analizó anoche la presidenta Cristina Fernández. Durante un acto en la Casa Rosada en el que se anunciaron obras de infraestructura e inversiones y se entregaron órdenes de pago a 15 municipios del interior por 34 millones de pesos para la gestión integral de residuos sólidos urbanos, la mandataria defendió la Ley de Medios y habló sobre la fecha clave para el proceso de desinversión. "Vamos a tener que prepararnos para cosas muy estrambóticas. Yo estoy preparada", vaticinó. Además, apuntó contra el presidente de Techint, Paolo Rocca, quien había criticado la falta de competitividad de la economía argentina: "Quieren discutir de competitividad, vamos a hacerlo, pero tenemos que discutir cuál es el nivel de ganancia que se puede tener con semejante posición dominante."
Durante un acto que duró una hora y que estuvo plagado de anuncios –desde la reinauguración de una antigua sinagoga en la localidad de Moisés Ville, pasando por la impresión de biblias en la Argentina, hasta las cifras de superávit comercial–, la mandataria se refirió al multimedios Clarín por la embestida diaria contra la gestión de su gobierno.
En ese marco, defendió el uso de las cadenas nacionales a las que calificó de "legales" en contraposición a "la cadena del miedo y el desánimo" a la que consideró "ilegal". "Las cadenas de una presidenta son legales. No la uso para contar mi vida, ni para pedir que me voten, cada vez que lo hago es para contarles lo que les quieren ocultar para seguir entristeciendo a los argentinos. Ellos, en cambio, tienen una cadena ilegal que violenta todas las leyes, porque todavía piensan que pueden pasar por arriba del Poder Ejecutivo, del Legislativo y del Judicial. Pero todo llega", subrayó.

En otro tramo de su mensaje, la presidenta repasó las declaraciones de Rocca, quien se había quejado durante una entrevista concedida al diario Clarín de que el precio de una hora del trabajo de un obrero argentino era de 24 dólares, mientras en México se pagaban 12 y en Brasil, ocho. "¿Querrán que los argentinos tengan salarios de un tercio de lo que tienen hoy? –se preguntó la mandataria–. No es porque me peino o me pinto así, yo sé cuáles son los problemas que tienen conmigo y los que tenían con él, es por haber instalado una Argentina más justa y equitativa." Después, sostuvo –con cierta ironía– que es sencillo hablar de productividad cuando "sos el único que vende y el Estado te protege con medidas antidumping y con subsidios". "Nada les alcanza ni los conforma", aseguró en referencia al presidente de la empresa que, según consideró, es dueño de "un gran monopolio y en gran parte facilitado por el Estado".
Después fue el turno de una verdadera avalancha de anuncios. Al comunicarse con Santa Fe, la mandataria se detuvo para mantener un intercambio con el gobernador socialista Antonio Bonfatti. "Me había llegado el rumor de que yo pedía ajustes en la provincia. Una cosa es modificar un esquema tributario para que paguen los que más tienen, pero no se me ocurriría pedir un ajuste", razonó la mandataria. El gobernador santafesino definió al proyecto que envió a la Legislatura como "una reforma tributaria" y agradeció el aporte del bloque justicialista. Desde Buenos Aires, la presidenta le pidió, con ironía, que a cambio le prestaran un poco de ayuda los diputados nacionales del socialismo santafesino.  El intercambio, en buen tono pero algo tenso, terminó con un saludo amigable de parte de la presidenta, quien consideró a Bonfatti su "colega": "Antonio, lo aprecio mucho."
Al finalizar su mensaje, reiteró esa línea argumentativa, en lo que muchos leyeron como una referencia elíptica a la crisis financiera que atraviesa la provincia de Santa Cruz gobernada por Daniel Peralta: "Que nadie ponga excusas y se haga cargo de la responsabilidad de gobernar. Basta de echarles la culpa a los demás de lo que no son capaces de hacer." «


superávit y turismo
La presidenta también anunció ayer que la economía nacional alcanzó en agosto último la meta anual prevista para este año "de 10.040 millones de dólares de superávit en la balanza comercial". "En el mes de agosto, el saldo comercial es de 1637 millones de dólares", lo que representa un crecimiento del 102% contra igual mes de 2011. Los datos son un anticipo de los que informará el Indec el 24 de setiembre.
Al explicar las razones del superávit, la mandataria señaló que es el resultado de una caída de las importaciones (del 17%) mucho más pronunciada que el de las exportaciones (del 6 por ciento). También anunció la "sorpresa" que le brindaron informes del Ministerio de Turismo: aseguró que en julio de este año "un 20,2% más de argentinos pudieron viajar al exterior" respecto del mismo mes del año pasado. "Si bien vinieron menos turistas de afuera, hubo una sorpresa: en julio del año pasado, cuando estábamos en un período de auge, viajaron al exterior 165.239 de argentinos, mientras que en julio de este año salieron 198.687. Un 20,2% más de argentinos pudieron viajar al exterior. No sólo eso, sino que también gastaron un 25,9% más que el año pasado. Está aquí lo que decía de los mitos urbanos", reiteró. En términos de turismo receptivo, la presidenta informó que en julio de este año ingresaron 215.500 turistas, mientras que el año pasado lo habían hecho 232 mil en el mismo mes.
Esa disminución, explicó, estaría relacionada con la crisis financiera internacional, aunque resaltó que quienes vinieron "pueden gastar un poco más", lo que deja "un saldo a favor".

»    A.C. P. C.

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