viernes, 8 de marzo de 2013

Día de la mujer

Perla Prigoshin, Mabel Bellucci, Manuela Castañeira y Malena Pichot analizan avances y retrocesos en clave de género


"Este día no es para que te regalen flores, sino para reforzar la lucha"

Feministas con distintas miradas coinciden en que el 8 de marzo debe convertirse en una jornada de reivindicación de derechos, y se alejan del concepto mercantilista. Señalan al aborto legal como la prioridad a conseguir en breve.


Por: Florencia Halfon-Laksman

Algunas militan en el feminismo por una historia personal. Otras lo hacen por haberse conmovido con vivencias de sus colegas de género. Hay quienes se pronuncian en contra de que esa lucha esté institucionalizada, y también existen aquellas que celebran los logros obtenidos con el apoyo del Estado. En lo que coinciden todas las feministas, sin una mínima vacilación, es en la importancia de que exista el Día de la Mujer, pero no para recibir regalos, sino para salir a la calle a visibilizar los reclamos, ya que lo que se conmemora es la lucha de 129 trabajadoras que, por pelear por sus derechos, murieron quemadas, al ser encerradas en una fábrica textil de Nueva York, en 1908.

"Si me dan una rosa, se las tiro por la cara", sienta posición Mabel Bellucci, activista feminista queer ("raro", en inglés), y explica dicho adjetivo del siguiente modo: "Yo no veo malos a los hombres y buenas a las mujeres. Lo que más cuestiono es la heterosexualidad obligatoria como régimen político."

Bellucci empezó a militar a comienzos de los años '80, en el retorno de la democracia, cuando se trataba de un "feminismo salvaje, primitivo", según su propia descripción. "Estaba todo por hacerse –describe–. Ahí me vinculé con militantes, y Graciela Maglie, guionista de cine, me preguntó si era feminista. '¡No!', le dije, y me preguntó qué cosas defendía. 'Los derechos de las mujeres', respondí. 'Entonces sos feminista', me aseguró."

Bellucci considera que para ser feminista es necesario vivir en carne propia algún tipo de discriminación, y por ello advierte: "Las mujeres estamos mucho más propensas a vivir la desigualdad, la opresión."

Para Perla Prigoshin, a cargo de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (Consavig), que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, "todavía es importante que haya un Día de la Mujer y que exista el cupo femenino en distintos espacios", y argumenta: "Todas las medidas de discriminación positiva me parecen bien porque estamos muy lejos de la igualdad. Lo que me parece mal es el contenido que se le intenta dar, como un día de festejo, de desfile de modelos. Eso es una mezcla de ignorancia y mala fe, porque desvirtúa el verdadero sentido del día y lo transforma en una pelotudez frívola."

El feminismo de Prigoshin comenzó en los '70. "Fui víctima de una violación en mi matrimonio. Me escapé con mis hijos y, a los 40 días, me di cuenta de que estaba embarazada. Aborté en el departamento de una partera, con dinero prestado por una tía y acompañada por mi mamá. Al despertar, además de angustia por la clandestinidad, lo primero que pensé fue en pelear para que no le pase a ninguna otra. Entonces, sin saber que así se llamaba, me convertí en feminista."

Desde los medios de comunicación, la guionista y comediante Malena Pichot milita la causa. Lo hizo, por ejemplo, en el programa televisivo Duro de domar, y ahora lo hace en FM Nacional Rock. Se considera feminista y, en sintonía con sus compañeras de lucha, dice: "Me parece bien que exista este día para la concientización, pero el discurso machista tuerce el mensaje y se usa para vender flores y bombones."

Pichot recuerda que su primera reflexión feminista se le presentó mientras miraba un programa: El show del Clío. "Pasaron una publicidad inglesa de toallitas, en la que una mujer se encontraba junto a un gran manchón de sangre, como si hubiera matado a alguien. Se escuchaban sirenas de la policía, ella ponía una toallita sobre la escena del crimen, que absorbía la sangre y, con ello, las pruebas. Quedé fascinada ante la posibilidad de mostrar a la mujer de cualquier otra manera, en vez de a esa etérea retardada que danza en jeans blancos cada vez que se indispone", detalla.

Sobre las feministas de hoy y de otros tiempos, Pichot habla de una diferencia puntual: "En los '60, la liberación femenina estaba signada por lo sexual. El machismo logró torcer esa consigna. Ahora, más que liberada sexualmente, representa al sexo. O sea: la mujer no tiene sexo, sino que es el sexo, y desde ese lugar se cosifica a nuestros cuerpos." Considera que "las conquistas han sido pocas" y advierte: "Las mujeres tenemos enemigos en nuestro propio equipo: somos machistas, que es lo mismo que un judío nazi."

A Manuela Castañeira, de la agrupación de mujeres Las Rojas y el Nuevo Mas, la hizo militar el caso de Romina Tejerina, la joven que fue presa por haber matado a la beba que tuvo como producto de una violación. Tomó la bandera por la libertad de Tejerina y por el aborto legal, una lucha de todas las feministas consultadas por Tiempo Argentino y que será el principal reclamo en las movilizaciones de hoy en el país. Perla Prigoshin adhiere, y suma "la fertilización asistida paga por el Estado y la búsqueda por igual remuneración por tareas del mismo valor. Ahí se juega algo que parece estructural del hombre, que es ser el más poderoso."

Al igual que Pichot, Manuela suma a esa lista "la lucha contra las redes de trata y la violencia", y cree que "en muchos sectores de la sociedad hay más conciencia de que la diferencia entre mujeres y varones no debe traducirse en desigualdad", pero, como sus compañeras, considera que "no se ha eliminado para nada el sistema patriarcal". Castañeira menciona como un logro que se llegara a "la conclusión de que las mujeres no llevan en la biología ser sumisas, sensibles, y con instinto maternal. Eso es una construcción social."

Sobre la participación de los gobiernos, Bellucci sostiene que "lo institucional te encorseta, te impone la agenda. Siempre va a haber temas que le van a resultar ríspidos al régimen." Perla propone: "Tenemos que trabajar con los hombres para que construyan masculinidades alternativas a la hegemónica. Que puedan sentirse hombrecitos aunque no manejen el control remoto, ni tengan el pene todo el tiempo erecto, ni se sienten con amigos a hablar de 'las brujas'". «

cuestión de lenguaje

"Me subleva que las mismas mujeres hablen en masculinos. Que digan 'uno', en vez de decir 'una'. Yo uso 'todos y todas', para democratizar el lenguaje. ¿Por qué tiene que ser una hegemonía masculina?", cuestiona la activista Mabel Bellucci.

Para Perla Prigoshin, de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género, "la solución merece un debate", y analiza: "Es cierto que esto, o usar 'x' en lugar de la vocal puede resultar tedioso. Pero hay tantas cosas tediosas a las que nos sometemos, que me llama la atención esta preocupación. Es una violencia simbólica. Si ni siquiera nos nombran, ¿cómo nos van a respetar?".

Manuela Castañeira, de Las Rojas, ofrece otro punto de vista: "Creo que la opresión no la vamos a terminar porque hablemos diferente. Sí está bueno reconocer que las mujeres estamos presentes, por eso siempre tratamos de incluir a 'las compañeras y los compañeros'. Me preocupan más los dichos peyorativos machistas. Odio que digan 'no seas maricón' o 'maricona'". Malena Pichot aclara que comprende que el lenguaje refleja en su morfología el discurso hegemónico masculino, aunque reconoce: "La utilización de esa reforma morfológica aleja a la gente que no entiende ni sabe nada de nuestra causa. Creo que para explicarles nuestro mensaje a los que no nos entienden, esa estrategia (la de utilizar '@' o 'x' para señalar un genérico) es contraproducente."

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