viernes, 16 de septiembre de 2011

OTROS 11 DE SEPTIEMBRE


OTROS 11 DE SEPTIEMBRE

El film ‘11/9/01 once de septiembre’ mostraba 11 directores, contando cada uno en 11 minutos lo que había representado el criminal atentado en New York. Los directores eran de diferentes nacionalidades y eso daba una perspectiva mas universal a cómo habían visto este inesperado suceso. Se podía ver un director iraní, japonés, egipcio, israelí, mexicano, francés, inglés, de Bosnia, estadounidense, de Burkina Faso y de la India. La libertad de creación no solo mostraba las diversas estéticas de la película como de la producción; por eso el director inglés Ken Loach (autor de ‘Tierra y libertad’) contó su historia desde la mirada de un exiliado chileno en Inglaterra que ese 11 de septiembre recuerda el golpe militar de Pinochet en Chile. Era la mirada de alguien en el norte sobre Latinoamérica. Ahora que se han cumplido 10 años del atentado se ha hegemonizado en forma globalizada un único acontecimiento. Lo acaparan los medios como forma de reproducción: porque así como se ha visto todo el día en programas especiales o enviados al lugar del hecho, así funcionó en Europa y en todas las cadenas de televisión de EEUU. Lo que no relataban- por lo menos como otras consecuencias- es qué sucedió después. 

Podemos comenzar a enumerar desde la triplicación del presupuesto de armamentos, el aumento de los controles de seguridad, la pérdida de libertades civiles, la de libertad de expresión, la persecución a minorías  raciales (en el mismo territorio de Norteamérica). Las Guerras de Irak y Afganistan fueron lo más visible de esas consecuencias con un aire de venganza, sumado hoy a todos los muertos que siguen aumentando por esa región.

Cada año parece haber menos repercusión del ‘día del maestro’ (y no es por el homenaje que ellos se merecen sino por el valor que se difunde), como también de lo desapercibido que pasa don Domingo F. Sarmiento por sus doscientos años. Es que él sigue siendo una figura polémica, contradictoria (y ahí está la esencia de su valía y actualidad), porque como otros fue contado por la ‘historia mitrista’ (La que dejó como modelo ideológico del ’80, Bartolomé Mitre) y se los ha ido bajando del bronce y el pedestal. Sucedió así con Rivadavia, Belgrano y San Martín (el que contaba Mitre y otros historiadores de fines del siglo XIX). Sarmiento era presentado como Abraham Lincoln (el presidente asesinado estadounidense) por su origen social, su lucha contra la esclavitud y el haber llegado a la presidencia de la nación. Entonces surge otro Sarmiento, cuando la rigurosidad de los historiadores lo permite. Porque no es el mismo que vemos en Bs As del que se cuenta en el interior. El sanjuanino fue reconocido como periodista, pedagogo, político, militar, gobernador, escritor. El punto es ver la contextualidad de lo que estaba sucediendo en el país en ese tiempo. En el museo del Chacho Peñaloza (Olta- La Rioja) está muy claro quienes fueron los responsables de su asesinato. Posiblemente nuestra historia esta escrita así desde Moreno, Dorrego, Rosas, con diferentes interpretaciones. 

Sarmiento no será la excepción a la luz de una historia crítica, pero no para correrlo de aquellas historias infantiles de Billiken, sino de comprender por qué querían el país que estaban construyendo. Él contribuyó al progreso porque tenía claro que había que desarrollarse más como EEUU que como Europa (él había sido embajador en New York y hoy es el único argentino que tiene una estatua en Boston- EEUU), pero su programa político estaba en el ‘Facundo’, con aquella sentencia que aún se sigue sintiendo: ‘civilización o barbarie’.  Del Sarmiento que le escribía a Mitre de que no importaba abonar con sangre de gaucho la tierra (en referencia a terminar con los caudillos que quedaban en el interior oponiéndose al centralismo porteño) hasta el que se dio cuenta sobre el final de su vida, como había sido usado por la oligarquía; el que hoy seduce a muchos jóvenes: el Sarmiento amante de muchas mujeres (como expresión de vida y no de moralina); el que dejó un sistema educativo de formación que permitirá más adelante- a través de la educación- el ascenso social para formar las clases medias en Argentina.

En la avenida Commonwealth entre Hereford y Gloucester, en Boston, se elevan los tres metros  de barro y bronce fundido, la placa colocada dice: Domingo F. Sarmiento. 1811- 1888. Presidente de la Argentina- diplomático- escritor- Padre del sistema educativo argentino y amigo del pueblo norteamericano. La República Argentina a la ciudad de Boston. Mayo de 1973. Pero empecé a tener más atención por las estatuas del prócer, especialmente la que está en la plaza San Miguel (con su gesto adusto con aire reflexivo sobre un alto pedestal), cuando un chico de 6 años me dijo: “¿sabes qué está pensando Sarmiento?...en quién le sacó la escalera…”

CARLOS LIENDRO

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