domingo, 5 de octubre de 2008

Diego Capusotto

Diego Capusotto
"Siempre estuve con los atorrantes"

De nuevo en pantalla con Peter Capusotto y sus videos y con miles de devotos que repiten sus hits en YouTube, en dvd, en ringtones, el actor aun siente como un gran misterio eso que con pudor y distancia llama “suceso”.
03.10.2008 "Eso de juntarse en un bar y armar un programa no existe. Nosotros tuvimos la oportunidad."

—Algo tiene que estar pasando en el mundo del espectáculo para que vos te hayas convertido en uno de los tipos más requeridos por el periodismo. Resulta difícil entrevistarte tratando de esquivar todo lo que ya dijiste en algún canal, diario o revista…

—Yo supongo que tiene que haber un gran vacío y de repenteaparece un personaje o un programa que tiene un halo de romanticismo y encima está ubicado en la marginalidad del Canal 7, que no compite por el rating. Nosotros tenemos 3 puntos y algo de rating, que supuestamente para el tecnicismo medidor es muchísimo. Pero a nosotros nunca nos importó, nos afectan más los comentarios y las opiniones que recibimos, son más genuinos que la valoración impuesta por los números.
Igualmente, a mí no deja de extrañarme la reacción de los medios, porque aparecemos en un programa que además de ser temático está ligado al rock. Pero creo que hay algo que vos debés conocer bien que es el misterio. Es misterioso nuestro suceso. Un suceso que te excede y que vos no previste. También pasa que en los medios no hay mucho lenguaje humorístico, o si hay, aparece acompañando otros contenidos, así que cuando surge una forma de humor desde lo ficcional….

—Chiche Gelblung, a raíz de unas declaraciones que hiciste en la revista THC sobre tus experiencias con el porro, te acusó de ser un mal referentepara los jóvenes…

—Chiche Gelblung para mí tiene la misma importancia que un paraguas roto. Sus acusaciones ni siquiera tuvieron importancia ideológica: lo que hizo está más vinculado al show que a una cierta forma de moral. Pero su acusación ni siquiera tuvo influencia en la opinión pública, ni siquiera produjo el famoso “che, ¿no será que este tipo le está dando malos consejos a los chicos?”.
Él me está llamando desde hace dos años para invitarme a su programa y aprovechó esa entrevista para mandarme un mensaje. Me siguió llamando después de esa emisión para que fuera a justificar mis dichos.
Lo que yo digo como una cuestión personal no tengo por qué justificarlo ante nadie. Además, él exacerbó mis dichos; no soy un adicto, ni siquiera soy un marihuanense. Urdapilleta me llamó furioso: “Vamos a denunciarlo, vamos al programa y lo cagamos a trompadas”. Pero hay que pelearse con gente más interesante. El consumo de drogas es algo estrictamente personal. Hay gente que se pone pelotuda y otra que se pone brillante. Para hablar de drogas se necesita cierta profundización, porque los medios las han demonizado, las han asociado a la delincuencia.

—El prohibicionismo siempre es autoritario. No permite reflexiones, ni admite disidentes.

—Es totalmente así, mientras tanto ellos enferman a la sociedad con sus políticas y sus opiniones. Yo, por estar adentro, sé que los medios funcionan con el primitivo esquema de “che loco, me falta media hora, ¿qué ponemos?” “Vamos a poner las drogas” No es ni siquiera una propuesta que venga de cierta preocupación. Se buscan temas que produzcan controversia aunque los disfracen de preocupación social. Si no te hacés cómplice de esa estrategia se quedan sin recursos.
Por eso es que no hay que responder. A mí me resulta interesante si viene un tipo como Ricardo Bartis y me hace una crítica. Es un tipo con un discurso sólido, lo de él no es un balbuceo chapucero. Cuando lo fui a ver me habló muy amistosamente de mi programa. A mí me importa la opinión de tipos como él y también la del cartonero que me saluda cuando salgo de mi casa.