“Mi compromiso es con mi hija y con las jóvenes que están en cautiverio”
Comienza hoy en Tucumán el juicio por el secuestro y la desaparición de Marita Verón, acaecida el 3 de abril de 2002. Con 13 imputados y 150 testigos, se espera que sea la clave para descubrir el oscuro entramado de la trata en el país.
Tras casi una década de la desaparición de María de los Ángeles (Marita) Verón, la expectativa de que se haga justicia con los responsables y se revelen nuevas pistas para dar con su paradero, tiene en vilo a la provincia de Tucumán. Desde hoy, el andamiaje oculto de la trata de personas por todo el país, por la que miles de mujeres son trasladadas de una provincia a otra para ejercer la prostitución de manera forzada en prostíbulos que, en muchos casos, cuentan con la connivencia de las fuerzas policiales locales, puede empezar, al menos en parte, a desmantelarse. Esa es la esperanza de Susana Trimarco, la madre de Marita, gracias a cuyo inquebrantable tesón se pudo, en los últimos diez años, recuperar a más de 100 chicas cautivas de las redes de prostitución, en provincias como Tucumán, La Rioja y Córdoba.
“Estamos esperando este juicio con mucha expectativa, porque queremos saber qué pasó con Marita, pero también queremos conocer cómo actúan las personas que persiguen a las mujeres para obligarlas a prostituirse”, explicó a Tiempo Argentino el doctor Carlos Garmendia, abogado de la Fundación María de los Ángeles Verón, y querellante del juicio que comienza hoy a las 8 en los tribunales provinciales, a pocas cuadras de la casa donde se declaró la independencia.
Se prevé que Trimarco ofrezca su testimonio recién en la audiencia del martes 14 de febrero, pero ya aseguró que estará presente en todas las jornadas mientras se desarrolle el juicio que, por la extensa lista de testigos, unos 150, podría demorar entre tres y cuatro meses.
“Es un compromiso que no sólo tengo para con mi hija, sino también para con las testigos que vendrán a contar lo que les pasó en cautiverio, mientras eran sometidas por esos delincuentes que se dedican a la prostitución”, señaló Susana Trimarco, sin que le temblara la voz, en diálogo con este diario.
Uno de los problemas con los que se encontró la madre de Marita fue que las jóvenes rescatadas no eran atendidas como correspondía en las comisarías de la provincia. “Era un gran problema para nosotros enterarnos que ni los policías ni los funcionarios judiciales estaban capacitados para contener a las personas que sufren este tipo de delitos. Siempre se duda, desfavoreciendo el relato de la mujer y de su familia. Se les decía: ya van a volver, porque se fueron con algún novio o amigo. Ahí se pierde tiempo muy importante”, sostuvo Garmendia. Es por ello que la administración del gobernador José Alperovich creó una comisaría especial para el delito de trata, que funciona en el Barrio Villa Luján, en la zona oeste de la capital tucumana (ver aparte).
Anteayer, en la previa del juicio y después de reunirse con Alperovich, Trimarco dijo: “Él no estaba cuando le pasó lo que le pasó a ‘Marita’. Estaba el atorrante de Miranda. Mi hija no apareció porque ellos no hicieron nada para que apareciera. Al contrario.” <
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