sábado, 27 de febrero de 2010

Represión en Andalgalá

Andalgalá en Salamanca

Andalgalá en Salamanca


Por Osvaldo Bayer

Desde Salamanca, España

En esta histórica ciudad, con sus increíbles edificios del pasado, hablo en la universidad ante los estudiantes que realizan sus estudios sobre América latina.

Sorprende el interés del estudiante europeo cada vez más creciente sobre las culturas autóctonas y la historia del llamado Nuevo Continente. Me extiendo en un aula colmada acerca de nuestro bicentenario hasta que en el intercambio de preguntas y respuestas un estudiante me interroga, con expresión de querer saber la raíz de la verdad: “Queremos saber qué es lo que está pasando en la Argentina, Andalgalá, en Catamarca, se ha visto aquí en la televisión, cómo la policía ha golpeado ferozmente a una manifestación civil que lucha por el espacio ecológico contra el negocio de la minería”, y una estudiante agrega: “¿Esos hábitos de represión continúan siempre desde la dictadura?”.

Siento vergüenza como argentino de que sigamos dando ese espectáculo cobarde y salvaje de uniformados repartiendo palos a gente del pueblo que lucha por el derecho a la salud en su ámbito, por sus hijos, por ellos, por su paisaje. Otro estudiante viene para agregar que ha leído lo ocurrido en Villa La Angostura, allí en Bariloche, donde se han invadido las tierras ancestrales de la comunidad mapuche para entregárselas a los dueños del dólar.

Sí y claro, no hay explicaciones por esos hechos que deberían avergonzar para siempre a gobernadores, funcionarios y a esos uniformados que se prestan a blandir el bastón contra los derechos básicos de la población.

Les señalo a los estudiantes que me invade una inmensa tristeza como argentino ante sus preguntas. A más de tres décadas del comienzo de la desaparición de los mejores, en mi país no hemos podido todavía transitar el camino del respeto a los derechos esenciales de nuestra gente.

Andalgalá. No esperaba que se pronunciara ese nombre nuestro tan sonoro en los claustros del saber de la antigua universidad. Camino por sus pasillos formados por el arte y la búsqueda y de pronto entro en el verdadero paraíso: la biblioteca de incunables. Es como para quedarse allí para siempre. Sumergirse en las búsquedas de siglos de la humanidad. Permanezco en el centro del extenso salón que me observa de todos lados. Mi vista recorre los miles de libros que me miran. Ahí está la experiencia. El saber. Luego de percibir que los libros me miran con reproche, me digo: “No hemos aprendido nada”. Y percibo como si los libros me despidieran con esa palabra que hoy sonó en los labios de los estudiantes: “Anda... lgalá”.

En los diarios españoles de estos días se encuentra en sus páginas el recuerdo de uno de sus queridos poetas: Miguel Hernández, muerto en 1940 a los 29 años, en una cárcel de Francisco Franco, el “generalísimo” fusilador de poetas, el brutal asesino de misa diaria. Miguel Hernández... recuerdo la noticia, la tristeza sin consuelo. Había sido condenado a muerte por haber luchado por la República, pero murió en un camastro lleno de piojos en la cárcel, de hambre, porque había orden de no darle de comer. Pero de él quedarán para siempre sus versos llenos de paisaje y sentires mientras que de su asesino, cada día que pasa, tiene una estatua menos y un escupitajo más. La historia no perdona. Pone las cosas en su lugar aunque pasen muchos años. En recuerdo del poeta Miguel Hernández y por todos los miles de luchadores que salieron a defender la República ante los golpistas uniformados no pude menos que decir en el aula universitaria, donde tantos estudiantes escuchaban, que “mi sueño es ver a esta España que vuelva a ser República y que se acabe con esa monarquía absurda reinstalada por Franco”. Justamente ahora depende del rey si aprueba o no la ley de aborto, sancionada por la mayoría del Parlamento. La dignidad de la mujer depende de un hombre con corona, elegido no por el pueblo sino por su “sangre real”. El rey, una institución irracional del pasado, el principio de la desigualdad. Mi proposición es recibida con absoluto silencio. Pero después de unos minutos de sorpresa se comienza a discutir, a hablar del tema.

En el tren que me lleva a Barcelona abro el diario El Periódico de esa ciudad que a toda página trae una colaboración de su corresponsal de Buenos Aires donde toma como información importante lo que yo hace pocos días llamé: “cotorreo periodístico”. Cita mi investigación realizada hace cuarenta años sobre las huelgas patagónicas en la que describo, entre tantos hechos, el accionar en los años veinte del siglo pasado, en Río Gallegos, de una persona llamada Carlos Kirchner, que no tuvo por cierto un comportamiento muy ético en aquellas circunstancias. Ese dato histórico se ha tomado ahora como tema para desprestigiar al ex presidente Néstor Kirchner, nieto de aquel Carlos Kirchner. Esa campaña nos deja en claro el sucio y absurdo accionar de ciertos medios para desacreditar por contragolpe a la presidenta Cristina Kirchner. Nada más pequeño y absurdo. Ahora, hasta en Europa, se difunde ese chisme. Si bien El Periódico de Barcelona trae también mi declaración donde sostengo: “El nieto no tiene la culpa de lo que haya hecho el abuelo”, la noticia queda igual como lastre político para el nieto y su familia. Este ejemplo nos deja otra vez en claro cómo la mayoría de los medios manejan la opinión pública con informaciones sin importancia, pero que ensucian, en vez de dedicarse a informar, a fondo, sobre los grandes problemas que hacen a la vida y la dignidad del ser humano: los estados de pobreza, las injusticias sociales, lo absurdo del armamentismo, la investigación de los diarios negociados en la sociedad capitalista, la defensa de la institución escuela por sobre todas las cosas y los temas que hacen a la custodia de una vida con dignidad.

No. Como dijimos, la mayoría de nuestros medios se dedica al cotorreo que siempre deja las ganancias sucias de la demagogia. Miro el paisaje ibérico. Se me aparece la figura de Miguel Hernández, en su poesía, en su grandeza. Mientras nazcan poetas, pienso, siempre habrá esperanza de quitar la suciedad que algunos dejan en el paisaje de todos los días

viernes, 26 de febrero de 2010

CONDENAR A LA VÍCTIMA

“Le arruinan la vida a mi hija”

El fallo de segunda instancia rechazó el reclamo de una chica de 15 años de interrumpir su embarazo producto de la violación de su padrastro. La madre de la joven fustigó la sentencia: “Estos jueces no saben resolver nada”. Segunda marcha a favor de la joven.



Por Mariana Carbajal

La Cámara de Apelaciones de Comodoro Rivadavia rechazó el pedido para acceder a un aborto no punible de A. G., la niña de 15 años cuyo embarazo, según denunció en la Justicia penal, es producto de los abusos sexuales cometidos por su padrastro, quien la habría sometido desde que tenía 11 años. El tribunal ratificó la sentencia de primera instancia del Juzgado de Familia Nº 3 por dos votos a uno. Los dos camaristas varones, Julio Antonio Alexandre y Fernando Nahuelanca, se opusieron a autorizar la interrupción de la gestación, con el argumento de la defensa de la vida del feto, mientras que la tercera integrante, mujer, Nélida Susana Melero, apoyó el reclamo de la muchachita, por considerar que está debidamente acreditado que su salud psíquica corre riesgo de continuar la gestación. Al conocer el fallo, poco antes de las 20, organizaciones sociales, de mujeres, sindicales y políticas, junto a vecinos de la ciudad, comenzaron a congregarse nuevamente frente al edificio de la Cámara, para expresar su repudio a la resolución. Al salir del tribunal, recién notificada de la sentencia, Aurora Luisa Fuentes, la madre de A. G., se quebró y envuelta en un llanto desconsolado declaró a Página/12: “Es terrible lo que han hecho. Le arruinan la vida a mi hija. Estos jueces no saben resolver nada”.

Fuentes se retiró acompañada por su abogada, Sandra Grilli. “Vamos a llegar al Superior Tribunal de Justicia de Chubut”, adelantó anoche a este diario Grilli, profundamente consternada también por el revés judicial. “Repudiamos una vez más estas violaciones a los derechos humanos de las mujeres. No hay razones que puedan justificar la crucifixión de una niña siguiendo adelante con un embarazo producto de una violación. El Estado argentino enfrenta ya un juicio internacional por violación a los derechos humanos en el caso LMR, en el que se le obstruyó el acceso a un aborto no punible a una jovencita con discapacidad mental que había sido abusada. Es hora de que se comience a debatir en el Parlamento la despenalización y legalización del aborto como hizo España”, sostuvo anoche ante Página/12 Marta Alanís, directora de Católicas por el Derecho a Decidir, una de las más de 250 organizaciones del país que integran la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Por la mañana, se había reunido frente al tribunal de Comodoro Rivadavia una movilización para exigir una urgente autorización para concretar el aborto no punible. De la manifestación, la segunda en dos días, participaron integrantes de Mujeres de Comodoro de Encuentros Nacionales, de la Asociación de Docentes Universitarios, del Programa Nacional Juana Azurduy, de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, de la Asociación de Trabajadores de la Educación de Chubut y del Sindicato de Prensa, entre otras entidades. También militantes de partidos de izquierda, vecinos y compañeros de una murga en la que participa A. G. No se recuerda en Comodoro Rivadavia una movilización tan multitudinaria por una problemática social.

La respuesta judicial llegó al anochecer. Pero no fue la esperada. Los dos camaristas, que votaron en mayoría, sostuvieron su negativa a autorizar el aborto solicitado en la defensa de la vida del no nacido. “Parto de un principio inconmovible, esto es, la vida es el fundamento y soporte de la existencia de todos los demás derechos. La vida antecede a cualquier derecho”, escribió Alexandre, quien fundamentó su voto en primer lugar. En su interpretación, el artículo 86 del Código Penal, que regula los abortos no punibles, sería inconstitucional. Las cortes provinciales de Buenos Aires, Entre Ríos y Mendoza se han pronunciado en los últimos años, ante casos similares, ratificando la constitucionalidad de ese artículo.

“El juez deberá pronunciarse a favor del derecho a la vida del naciturus, máxime cuando carece de capacidad para defenderse a sí mismo”, opinó Alexandre. El camarista además dijo que “no ha quedado suficientemente aclarado en este expediente hasta qué punto” el daño psíquico que alegó la defensa de la niña para encuadrar el caso como un aborto terapéutico “puede ser mitigado por otros medios”. El aborto no punible también fue pedido por tratarse de un embarazo producto de una violación. El reclamo de la niña fue avalado por el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, del Ministerio de Salud, por el Inadi y el Consejo Nacional de la Mujer. También por una treintena de organizaciones y activistas del movimiento de mujeres, que presentaron el lunes un amicus curiae con extensa documentación jurídica para apoyar el reclamo de A. G.

El camarista Nahuelanca enfatizó que la Constitución de la provincia de Chubut protege la vida desde la concepción y aseguró –aunque no hay acuerdo científico al respecto– que “la vida del naciturus comienza con la unión cromosómica”. Si se concediera autorización “se violaría irremediablemente el derecho fundamental a la vida de la persona por nacer”, alegó.

Los miembros de la Cámara de Apelaciones se pronunciaron después de haber escuchado el lunes a A. G. y a su madre en una audiencia privada. En ese ámbito, la niña ratificó su deseo de abortar y ante una pregunta de los jueces dijo que no consideraba otra alternativa que la interrupción de la gestación. Ante peritos de la Justicia había sido rotunda: “Si no me dejan abortar, me mato”.

La única integrante del tribunal que oyó y escuchó el sufrimiento de A. G. fue la jueza Melero. En su fallo, Melero destacó que el equipo interdisciplinario del tribunal certificó que la continuación del embarazo “implica riesgos contra la integridad psicofísica” de la chica. También destacó que la evaluación psicológica y psiquiátrica firmada por Horacio Martelossi y Raúl Soria, del Hospital Regional de Comodoro Rivadavia, expresa “que la paciente presenta sintomatología depresiva”, por las vejaciones y violaciones “sufridas desde los 11 años”, y “presenta ideación suicida, si el embarazo no es interrumpido”. Melero afirmó que A. G. “puede comprender alternativas a la interrupción del embarazo, pero se niega a ello. Sus proyectos a corto plazo se han visto alterados por la situación traumática de la violación y el embarazo”.

La camarista, que votó en minoría, por otra parte subrayó que un informe de médicos forenses precisó que concretar el aborto a esta altura de la gestación –unas diecisiete semanas– “no difiere de los riesgos de cualquier otra intervención quirúrgica”.

En primera instancia, la jueza de Familia Verónica Daniela Robert había fallado en contra del pedido de autorización para abortar a mediados de la semana pasada. Roberts fundamentó su decisión en la defensa de la vida del feto y en el hecho de que podría ser riesgoso para la vida de A. G. llevar adelante el aborto por lo avanzado del embarazo. Esos dos ejes fueron los que sostuvo un comité de bioética conformado ad hoc por el Hospital Regional, para negarse a realizar la práctica. El mismo centro de salud rechazó un nuevo pedido, también de una niña que denunció haber sido abusada por su padrastro, con el argumento de que el caso no encuadra en los supuestos de no punibilidad previstos en el Código Penal, porque la violación no fue perpetrada sobre una jovencita débil mental (ver aparte).

El reclamo de un permiso judicial de A. G. se presentó un mes y medio atrás. La madre prefirió judicializar el caso para que la práctica fuera realizada en un hospital público a fin de resguardar material genético para probar la violación. Si no hubiese sido por ese motivo, hubiera recurrido a un médico privado, para evitar este torturoso camino, aclaró a Página/12. Pero la Justicia le dio la espalda.

El imputado de la violación, un suboficial mayor de la policía de Chubut, continúa en libertad. La denuncia penal fue radicada en la fiscalía especializada en delitos sexuales. El acusado vivía con Fuentes desde hacía 13 años. A. G. lo consideraba como su padre. Con él, Fuentes tuvo dos pares de mellizos, de 4 y 10 años. Anoche, de-

sesperada tras conocer el fallo de Cámara, la madre de A. G. recordó: “Con todo el daño que hizo, ni siquiera está preso”.

jueves, 25 de febrero de 2010

SIGUE EL ACAMPE EN LA 9 DE JULIO

Sigue el acampe en la 9 de Julio

Grupos piqueteros reclamarán hasta el mediodía frente al Ministerio de Desarrollo Social por su inclusión en los planes Argentina Trabaja.


Movimiento Barrios de Pie, MST y Polo Obrero participan del corte total en la Avenida 9 de Julio y Belgrano (Télam)

Fotografía de la nota

Movimiento Barrios de Pie, MST y Polo Obrero participan del corte total en la Avenida 9 de Julio y Belgrano (Télam)

Click fuera del recuadro para salir

Las agrupaciones piqueteras no alineadas con el kirchnerismo vuelven a acampar esta noche en la avenida 9 de Julio donde permanecerán hasta el jueves al mediodía en reclamo de la inclusión de sus cooperativas en los planes Argentina Trabaja y para denunciar el manejo clientelista desde el Ministerio de Desarrollo Social que conduce Alicia Kirchner. Si su pedido no es escuchado, ya anunciaron que la semana próxima harán una protesta de 48 horas.

Los principales representantes de los entre 12 mil y 15 mil manifestantes –según los organizadores- presentaron al ente laboral un pedido de reunión “que fue rechazado”, manifestó a la agencia DyN Roberto Baigorria, dirigente de Barrios de Pie. "Eso demuestra la intransigencia del Gobierno, porque este es un problema de una resolución sencilla. No entendemos cuál es el juego de que mantengan este maltrato al movimiento de desocupados", agregó.

Por su parte, Juan Carlos Alderete, dirigente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), volvió a denunciar que el Gobierno "discrimina" a los intendentes bonaerenses "que no son kirchneristas" cuando "no promueve" la inclusión al programa de los habitantes desocupados de cada municipio. "Se está castigando a gente que tiene necesidad de sobrevivir. Hay una discriminación muy grande", sentenció.

En la misma sintonía se pronunció el representante del MST Teresa Vive, Gustavo Giménez, quien aseguró esta noche que los militantes "están desesperados y con mucha bronca" porque "ven que los amigos del puntero" político son beneficiados con el plan y ellos no. "Se está caldeando la caldera y la gente está dispuesta a quedarse a vivir en la 9 de Julio", dijo Giménez, aunque ratificó que la protesta finalizará el jueves al mediodía, tras una asamblea.

Los militantes anti K arribaron a la avenida - frente a la sede del Ministerio de Desarrollo Social - tras protagonizar dos marchas, una desde Constitución y otra desde el Obelisco, que produjeron complicaciones en el tránsito. Pero la jornada de protesta no se circunscribe esta vez al ámbito porteño. Las agrupaciones también protagonizan reclamos en Chaco, Córdoba, Mar del Plata, Rosario, Jujuy, Gualeguaychú y Corrientes como parte de "un plan de lucha" decidido durante el fin se semana.

En la Ciudad de Buenos Aires, los piqueteros que acamparon parte de la protesta el MST "Teresa Vive", la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Barrios de Pie, Polo Obrero y el Bloque Piquetero Nacional, entre otros "treinta" movimientos.

Por su parte, Alicia Kirchner defendió la implementación del plan Argentina Trabaja y criticó a quienes denuncian prácticas clientelistas en su otorgamiento. "El programa está bancarizado, así que no nos vengan a hablar de clientelismo", rechazó las denuncias.

miércoles, 24 de febrero de 2010

LOS INUNDADOS QUE NO TIENEN VOZ

Los inundados que no tienen voz

En Fiorito, Budge y el barrio 17 de Noviembre, las aguas cubren las calles e ingresan en las viviendas con cada temporal.


Casas con un metro de agua o al borde de lagunas de podredumbre, conexiones de electricidad precarias –que no se desconectan por más lluvia que caiga– y pocas posibilidades de tener un pozo ciego sin que se desborde. Es la realidad que viven tres mil familias en el barrio 17 de Noviembre, sobre Camino Negro, a metros de Puente La Noria, en Lomas de Zamora, donde la lluvia sólo empeora la vida del asentamiento que hace un año crece sin servicios y con mínima intervención estatal. A su alrededor, en Villa Fiorito e Ingeniero Budge –barrios cercanos a los arroyos del Rey y Unamuno, que desembocan en el Riachuelo–, donde viven cerca de 300 mil personas, los vecinos no escapan a las consecuencias del temporal: quedan aislados cada vez que llueve. El secretario de Hidráulica bonaerense, Norberto Coroli, indicó que “hasta que no se terminen las obras hidráulicas en las cuencas bonaerenses las inundaciones seguirán ocurriendo” y resaltó que “no se puede solucionar en pocos años lo que no se hizo en cuarenta” (ver aparte).

María Eugenia Meneses vive, con sus tres niñas, en el barrio 17 de Noviembre, en una casita hecha a pura madera y ubicada en el centro del terreno de cien hectáreas, que históricamente fue un lugar bajo de donde el agua no escurre sin desagües. Ella es una de las comerciantes afectadas por el temporal y se podría decir que tiene suerte porque nunca se le cortó la luz. Pero nadie puede entrar en su rancho donde vende cerveza, gaseosa y alguna chuchería, según indica el cartel. “Con la lluvia se me inundó todo el frente”, explicó María cuando salía con las piernas sumergidas y cargando a su beba. Las otras dos pequeñas quedaron en casa: “No las dejo salir. Están arriba de la cama y puse maderas en el piso porque la casa está llena de agua y con la electricidad conectada tengo miedo de que pisen”, resumió.

Es que los vecinos del 17 de Noviembre tuvieron que recurrir a particulares para realizar el tendido eléctrico y “no hay una central desde donde desconectarlo si llueve”, graficó Armando Chávez, delegado de una de las manzanas del barrio. Cortar el cable significaría tener que volver a pagar –alrededor de 400 pesos– por una reconexión al precario tendido. En el asentamiento, los vecinos no pueden protestarle a Edesur por un corte de luz ni a Aysa por un corte de agua. “Las empresas nos dicen que no pueden entrar porque esto es tierra privada todavía”, resaltó Chávez, que se tuvo que ir del barrio hace meses, cuando su terreno se tapó de agua.

Desde la Comisión Nacional de Tierras señalaron a este diario que mientras no se arregle el monto a pagar a los dueños del terreno no se podrán realizar obras en el barrio. El proyecto de expropiación fue promulgado por el gobierno bonaerense en mayo de 2009, pero las negociaciones con la familia propietaria quedaron trabadas porque el precio que pretende por el terreno supera los 14 millones ofrecidos por la provincia. “Desde noviembre del año pasado, no se realizaron nuevas instancias de negociación”, admitió Alfredo González, coordinador zonal de Tierras. Mientras tanto, “todo depende de tener dinero”, según dice Eugenia Olmedo. Ella tiene renacuajos, larvas de mosquito y todo bicho que nade en agua estancada al pie de la puerta. Sin el dinero para pagarles a los camiones de relleno –tierra que manejan y cobran los punteros del barrio– hay que conformarse con rellenar gratis con basura. Su casa quedó en un pozo a medida que sus vecinos fueron levantando el terreno.

Para salir del barrio hay que cruzar el canal Canadá, que desemboca en el Arroyo del Rey. Del otro lado: calles anegadas, zanjas desbordadas, agua entrando por los desagües de los baños, chicos barrenando en calles por donde deberían pasar colectivos son imágenes habituales después de cada temporal. Natalio Del Barco, un vecino de Ingeniero Budge que “toda la vida” sufrió cada lluvia fuerte, le muestra al cronista una carpeta repleta de presentaciones de colectas de firmas de vecinos en “mesa de entrada” de los gobiernos municipal y provincial. Varios centímetros cúbicos más adelante, Raquel Ojeda aseguró que cuando llueve “los canales de desagote no dan abasto y el agua no escurre. En cinco minutos, mi casa tiene agua en el patio, que se junta con la del pozo ciego y la de la calle”.

La realidad no es muy distinta para Víctor Frites, en el cercano barrio de Villa Lamadrid: “El arroyo se desborda rápido, los vecinos comienzan a cortar las calles para que los colectivos que pasan no les metan el agua dentro de las casas y los barrios quedan incomunicados. Los que vienen del trabajo no llegan a salvar las cosas”, explicó Frites.

Ary Díaz vive algunas cuadras más arriba, en el barrio La Loma, sobre el Arroyo del Rey y las precipitaciones la obligan a caminar cuadras con el agua a la cintura para llegar a su casa cuando los colectivos se niegan a transformarse en anfibios. Ary apuntó que los vecinos están cansados de perder lo poco que tienen después de cada inundación y resaltó que en los últimos cinco meses fueron cerca de quince. Ambos vecinos son parte de los 300 mil lomenses inundables y del Foro Hídrico de Lomas de Zamora, pero después de 20 años de reclamos continúan esperando: “Habrá que resistir un tiempo más. Las obras avanzan, pero no al ritmo que necesita la gente”.

Informe: Nahuel Lag.

martes, 23 de febrero de 2010

LOS DESPLAZADOS POR LA SOJA Y LA MINERIA

Los desplazados por la soja y la minería

El modelo agropecuario y la minería que comenzó a instalarse en el país a fines de la década pasada afectaron a campesinos pobres y pueblos originarios, un sector silenciado y ubicado en las antípodas de la Mesa de Enlace.



Por Darío Aranda

A medida que avanzan en el país las distintas industrias extractivas (petróleo, minería, monocultivos industriales) se incrementan como respuesta la organización de las comunidades rurales y pequeños pueblos, que resisten el avance empresarial. Un relevamiento de conflictos territoriales y ambientales sobre seis provincias del noreste argentino confirma esta situación, cuantifica la magnitud del fenómeno y aporta datos inéditos: cinco millones de hectáreas en disputa, casi 600 mil personas afectadas y confirma que el sector privado y estatal son los principales opositores a los campesinos e indígenas, un espectro rural silenciado y ubicado en las antípodas de la Mesa de Enlace. El trabajo, que coincide con otro realizado por la Cátedra Unesco de Sostenibilidad de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) (ver aparte) reveló que la mayor conflictividad comenzó en la década del ’90, de la mano del avance de la soja sobre el norte del país.

“Conflictos sobre tenencia de la tierra y medioambiente en la región del Chaco argentino” es el título del relevamiento de la Red Agroforestal Chaco Argentina (Redaf), integrada por un colectivo de organizaciones, académicos y técnicos de distintas disciplinas. Identificaron 120 conflictos, de los cuales ya fueron procesados hasta el momento 52 casos (el 43 por ciento). Los datos son contundentes: 600 mil personas, mayoritariamente campesinos e indígenas, de las provincias de Salta, Formosa, Santiago del Estero, Chaco, Córdoba y norte de Santa Fe están afectadas por conflictos territoriales y ambientales.

“Una superficie y población que prácticamente equivalen a la provincia de Jujuy son las que actualmente se encuentran afectadas por conflictos de tierra o medioambiente en la región chaqueña argentina”, compara el informe y destaca que más de la mitad de los conflictos (63 por ciento) comenzaron a partir de 2000, época en que se inició la expansión de la frontera agropecuaria en el noreste argentino. También subraya que en el 95 por ciento de los conflictos tienen protagonismo organizaciones de base y la articulación de comunidades.

La región del Chaco Americano (incluye norte argentino y zonas de Paraguay y Bolivia) es, luego del Amazonas, el área más rica en biodiversidad. También es la zona con los índices de pobreza más altos del país. Las familias campesinas e indígenas enfrentan en sus conflictos al Estado (52 por ciento), empresas y personas físicas (44 por ciento), Estado junto a empresas juntas, ONG e iglesias (cuatro por ciento).

La gran mayoría (70 por ciento) de las familias y comunidades afectadas responsabilizan al Estado por su situación de conflicto, sobre todo por la falta de títulos de propiedad, donde los afectados sienten falta de voluntad política o negligencia y demoras de parte de la dirigencia para resolver la situación. También cargan contra el Poder Judicial, que en la opinión de los afectados realiza una interpretación sesgada del Código Civil, que suele favorecer a quien tiene los dudosos títulos de propiedad y no a quienes tienen la posesión de las tierras.

“En los últimos años amplias zonas del NEA y NOA se sumaron a la producción de oleaginosas, especialmente soja, y fueron incorporadas de este modo al esquema modernizante de agricultura pampeana. Para lo cual se arrasaron decenas de miles de hectáreas de monte, se eliminaron cultivos tradicionales, se cambió el destino de terrenos dedicados a la ganadería y se modificó la estructura de tenencia de la tierra”, afirma el relevamiento y destaca que “la modernización agrícola agravó el deterioro de los ecosistemas, empeoró las condiciones de vida y aceleró las migraciones de pequeños productores”.

Se identificaron 14 casos de conflictos ambientales, de los cuales el 72 por ciento se iniciaron a partir de 2000. El 36 por ciento se debe a deforestación (para realizar obras de infraestructura o habilitar campos para siembra), el 29 por ciento por contaminación (uso de agrotóxicos, desechos industriales y canales que provocan deterioro del medioambiente), el 14 por ciento a obras de infraestructura y el otro 14 por ciento son preventivos (por amenazas de contaminación y deforestación).

Las contrapartes en las disputas ambientales son el Estado (79 por ciento) y empresas (21 por ciento). A diferencia de los conflictos de tierra, los conflictos ambientales afectan a la población en general, no sólo a criollos y aborígenes.

El informe resalta los casos de conflictos medioambientales causados por obras públicas. Aunque no son la causa mayoritaria, afectan a ecosistemas importantes de la región: Bañado la Estrella, en Formosa, y los Bajos Submeridionales, en Santa Fe, que involucran extensas superficies y gran cantidad de población. “Las obras provocan cambios en su dinámica natural, inundaciones, sequías, desertificación, deforestación y pérdida de biodiversidad”, explica.

El relevamiento de la Redaf señala la existencia de dos factores que imposibilitan las políticas de desarrollo de las comunidades campesinas e indígenas: la precariedad en la tenencia de la tierra y los daños ambientales provocados por la acelerada expansión de la frontera agrícola. El trabajo recuerda que en Argentina el 80 por ciento de la población vive en ciudades de más de 100.000 habitantes y asegura que “no hay voluntad política o no se visualizan políticas públicas” que consideren la permanencia de la población rural en sus tierras.

Misión a seis provincias

Para la investigación fueron visitadas seis provincias (Santiago del Estero, Jujuy, Salta, Catamarca, Mendoza y Córdoba), se realizaron 55 entrevistas y llevó dos años de trabajo de un equipo multidisciplinario de profesionales. Con 187 páginas repletas de datos, testimonios, investigaciones de otras instituciones y entrecruzamiento de datos, contó con el apoyo local del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI-Vía Campesina), de miembros de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) y fue presentado en Ginebra (Suiza) durante el 12º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos.

La Cátedra Unesco de Sostenibilidad de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) comenzó en 1996 luego de una acuerdo entre Unesco y la UPC. En la última década se transformó en una referencia en lo que respecta a derechos humanos, ambiente y economía. También participaron de la elaboración de la investigación las organizaciones Educación para la Acción Crítica, el Grupo de Cooperación del Campus de Terrassa y el Grupo de Investigación en Derechos Humanos y Sostenibilidad. Colaboró la Asociación Catalana de Ingeniería Sin Fronteras y apoyó el Departamento del Interior de Cataluña.

sábado, 20 de febrero de 2010

Las empresas toman la democracia de EEUU

Las empresas toman la democracia de EEUU

NOAM CHOMSKY

El 21 de enero de 2010 quedará registrado como un día oscuro en la historia de la democracia de Estados Unidos y su declive. Ese día, la Corte Suprema dictaminó que el Gobierno no puede prohibir que las compañías hagan aportaciones económicas en las elecciones.

La decisión afecta profundamente a la política gubernamental, tanto en el plano interno como en el internacional, y anuncia incluso mayores conquistas de las corporaciones sobre el sistema político de EEUU. Para los editores de The New York Times, el fallo "golpea el corazón mismo de la democracia" al haber "facilitado el camino para que las corporaciones empleen sus vastos tesoros para inundar [con dinero] las elecciones e intimidar a los funcionarios elegidos para que obedezcan sus dictados".

La Corte estuvo dividida, cinco contra cuatro. A los cuatro jueces reaccionarios (engañosamente llamados conservadores), se les sumó el magistrado Anthony M. Kennedy. El magistrado presidente, John G. Roberts Jr., tomó un caso que se podía haber resuelto fácilmente sobre bases más limitadas y maniobró en la Corte con el fin de hacer aprobar un dictamen de gran alcance que revierte un siglo de restricciones a las contribuciones de las empresas en las campañas federales.

Ahora, los gerentes de las compañías podrán, de hecho, comprar directamente comicios, eludiendo vías indirectas más complejas. Es bien sabido que las contribuciones empresariales, en ocasiones envueltas en paquetes complejos, pueden inclinar la balanza en las elecciones y, así, dirigir la política. La Corte acaba de entregar mucho más poder a ese pequeño sector de la población que domina la economía.

La Teoría de inversiones de política, del economista político Thomas Ferguson, ha constituido durante mucho tiempo un exitoso pronóstico de la política gubernamental. La teoría interpreta las elecciones como ocasiones en las que segmentos del poder del sector privado se unen para invertir en el control del Estado. La decisión del 21 de enero refuerza los medios para socavar la democracia funcional.

El trasfondo es revelador. En su disensión, el juez John Paul Stevens admitió que "desde hace tiempo se ha sostenido que las corporaciones están amparadas por la Primera Enmienda [la garantía constitucional de la libertad de expresión, que incluye el derecho a apoyar a candidatos políticos]".

A principios del siglo XX, teóricos legales y tribunales implementaron un fallo de la Corte de 1886 mediante el cual las corporaciones -esas "entidades colectivistas legales"- debían tener los mismos derechos que las personas de carne y hueso. Este ataque al liberalismo clásico fue condenado con rotundidad por la especie en extinción de los conservadores. Christopher G. Tiedeman describió el principio como "una amenaza a la libertad del individuo y a la estabilidad de los estados americanos como gobiernos populares".

En su trabajo de historia sobre la ley, Morton Horwitz escribe que el concepto de personalidad corporativa evolucionó a la par que el desplazamiento del poder de los accionistas hacia los gerentes y, finalmente, condujo a la doctrina de que "los poderes de la mesa directiva son idénticos a los poderes de la corporación". En años posteriores, los derechos corporativos se expandieron mucho más allá que los de las personas, particularmente mediante los mal llamados "acuerdos de libre comercio". Bajo esos acuerdos, por ejemplo, si General Motors establece una planta en México, puede exigir ser tratada igual que una empresa mexicana (trato nacional), a diferencia de un mexicano de carne y hueso que pretendiera en Nueva York un trato nacional o, incluso, los mínimos derechos humanos.
Rivales del Gobierno

Hace un siglo, Woodrow Wilson, en aquel entonces un académico, describió un Estados Unidos en el que "grupos comparativamente pequeños de hombres", gerentes corporativos, "ejercen un poder y control sobre la riqueza y las operaciones de negocios del país", convirtiéndose en "rivales del propio Gobierno". En realidad, esos grupos pequeños se han convertido cada vez más en los amos del Gobierno. La Corte Suprema les da ahora un alcance aún mayor.

El fallo de 21 de enero llegó tres días después de otra victoria para la riqueza y el poder: la elección del candidato republicano Scott Brown para reemplazar al finado senador Edward M. Kennedy, el león liberal de Massachusetts.

La elección de Brown fue presentada como una "rebelión populista" contra los elitistas liberales que manejan el Gobierno. Los datos de la votación revelan una historia diferente. Una asistencia alta de votantes de los suburbios ricos y baja en las áreas urbanas demócratas contribuyeron a la victoria de Brown. "Un 55% de los votantes republicanos dijo estar muy interesado en la elección, en comparación con un 38% de los demócratas", según la encuesta de The Wall Street Journal/NBC. De manera que los resultados fueron, en realidad, una revuelta contra las políticas del presidente Obama: para los ricos, no estaba haciendo lo suficiente para enriquecerlos aún más, en tanto que para los sectores pobres estaba haciendo demasiado en favor de los poderosos.

La ira popular es perfectamente comprensible, dado que los bancos están prosperando gracias a los rescates, mientras que el desempleo se ha elevado al 10%. En el sector de la manufactura, uno de cada seis está sin trabajo: un desempleo en el nivel de la Gran Depresión. Con la financialización creciente de la economía y el desplome en la industria productiva, las perspectivas de recuperar los tipos de empleo que se perdieron son sombrías.
La salud pública

Brown se presentó como el voto 41 contra el programa de salud pública; esto es, el voto que podría socavar el dominio demócrata en el Senado de EEUU.

El programa de atención médica de Obama fue, en efecto, un factor en la elección de Massachusetts. Los titulares están en lo correcto cuando informan de que el público se está volviendo contra el programa. Las cifras de la encuesta explican por qué: porque la iniciativa no llega lo suficientemente lejos. El sondeo de The Wall Street Journal/NBC reveló que la mayoría de los votantes desaprueba el manejo del sistema de salud tanto por los republicanos como por Obama.

Estas cifras están en la línea de otras encuestas nacionales recientes. La opción pública de la salud es apoyada por el 56% de los encuestados y el acceso a Medicare a los 55 años de edad, por el 64%; pero ambas iniciativas fueron abandonadas. Un 85% opina que el Gobierno debería tener el derecho de negociar los precios de los medicamentos, como en otros países; sin embargo, Obama garantizó a las grandes industrias farmacéuticas que no elegirá esa opción.

Amplias mayorías de ciudadanos están a favor del recorte de costes, lo que tiene sentido: el coste per cápita en EEUU por atención médica es aproximadamente el doble que en otros países industrializados y los resultados en términos de salud están en el extremo inferior.

Pero el recorte no puede ser emprendido seriamente cuando se trata con gran generosidad a las compañías farmacéuticas y el sistema de salud está en manos de aseguradores privados prácticamente sin regulación -un sistema costoso, peculiar de EEUU-.

El fallo del 21 de enero eleva nuevas e importantes barreras para superar la grave crisis del cuidado de la salud o para afrontar asuntos tan críticos como las inminentes crisis ambiental y energética. La brecha entre la opinión pública y la política pública es cada vez mayor. Y el daño a la democracia estadounidense es tan grande que difícilmente se puede exagerar.

*Noam Chomsky, distribuído por The New York Times Syndicate

SE OPONEN A LA EXPLOTACIÓN DE LA MINERA AGUA RICA

SE OPONEN A LA EXPLOTACIÓN DE LA MINERA AGUA RICA

Protesta en Catamarca por represión a ambientalistas

La plaza 25 de Mayo de la capital provincial se convirtió en epicentro de manifestantes que repudiaron distintos hechos de violencia policial.


La plaza principal de Catamarca fue escenario de una manifestación en apoyo de los pobladores del departamento de Andalgalá y en repudio de la represión policial que sufrieron un grupo de vecinos cuando protestaban en contra de la explotación del yacimiento de Agua Rica.

Como sucede desde hace cuatro viernes, la plaza 25 de Mayo de Catamarca se convirtió anoche en epicentro de la congregación de manifestantes que repudiaron distintos hechos de violencia en la provincia.

Ambientalistas se movilizaron cerca de las 23 para repudiar la represión policial que sufrió un grupo de pobladores del departamento de Andalgalá, cuando pedían la liberación de compañeros que habían sido demorados mientras realizan una protesta en contra de la explotación de la empresa minera Agua Rica.

Este grupo se sumó a los colegas de la infectóloga Mónica Acosta que marchan para pedir a la Justicia penas más duras contra los violadores.

La médica fue víctima de abuso sexual y asesinada cuando el viernes 22 de enero salió a caminar por la avenida que conduce a la Gruta Virgen del Valle.

Mientras en la ciudad de Catamarca se realizan manifestaciones en apoyo del pueblo de Andalgalá, el intendente del departamento, José Perea, denunció a cuatro empleados del municipio como responsables de la quema del edificio comunal ocurrida el lunes cuando se producían graves destrozos en el centro del departamento.

El incidente se había originado cuando la justicia local ordenó el desalojo de los ambientalistas que impedían el paso de las maquinarias que se dirigían a Agua Rica, situación que terminó con negocios y oficinas públicas destrozados, autos y camionetas quemadas y, alrededor de 30 personas demoradas por la Policía Provincial.

Fuente: DyN

miércoles, 17 de febrero de 2010

MOVERSE ES MEJOR QUE PERMANECER

CULTURA › EN MARZO ZARPARA LA EXPEDICION CIENTIFICO-CULTURAL PARANA RA’ANGA

Experiencias para compartir sobre las aguas marrones

Una tripulación de tres nacionalidades compuesta de antropólogos, músicos, sociólogos, artistas visuales y escritores, entre otras profesiones, subirá hasta Asunción del Paraguay por vía fluvial, para reflexionar sobre el territorio y su gente.



Moverse es mejor que permanecer. Al menos, así lo entienden quienes componen la ambiciosa expedición científico cultural Paraná Ra’Angá, que zarpará el lunes 8 de marzo desde el puerto de Tigre con destino a Asunción del Paraguay, adonde tiene previsto arribar el 31 del mismo mes. Esta “empresa flotante” retoma la tradición humboldtiana del viaje como instrumento de conocimiento y colaboración entre artes y ciencias. La tripulación argentina-paraguaya-española, que participará de este acontecimiento y remontará el Plata, el Paraná y el Paraguay –con escalas previstas en Rosario, Santa Fe, Paraná, La Paz, Goya, Corrientes, Pilar, Barranqueras y Formosa–, estará integrada por antropólogos, sociólogos, geógrafos, músicos, artistas visuales, arquitectos, escritores, historiadores del arte y de la ciencia y filósofos. Además contará con las intervenciones de un fotógrafo, un cocinero y hasta un sacerdote jesuita (ver aparte). El cineasta Mariano Llinás, los escritores María Moreno y Daniel García Helder, los músicos Oscar Edelstein y Jorge Fandermole, entre otros, son algunos de los expedicionarios que subirán al barco, esa máquina con pasado y perfil de ballena. En la lentitud de este fascinante viaje por el río –un escenario que no subyuga por lo azul, sino por el mezclado marrón–, reflexionarán sobre el territorio y su gente, y podrán registrar de primera mano las historias y vivencias regionales.

Paraná Ra’Angá es una iniciativa de la red de centros culturales de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), liderada por el Centro Cultural Parque de España de Rosario (CCPE), y del que participan también los Centros Culturales de España en Buenos Aires, Córdoba y Asunción del Paraguay. Las editoras del proyecto son Graciela Silvestri, arquitecta, doctora en Historia, investigadora del Conicet y autora de El color del río. Historia cultural del paisaje del Riachuelo, y la paraguaya Lía Colombino, historiadora del arte, poeta y una de las directoras del Museo del Barro. La señal Santa Fe y el Canal Encuentro realizarán una serie de trece capítulos sobre la expedición, dirigida por Julia Solomonoff. ¿Cuál es el sentido de esta empresa en un mundo donde pareciera no haber “mucho por descubrir”? Hoy, ¿qué significa viajar? “Desde un lugar extremadamente marginal en el debate del pensamiento contemporáneo, como es la costa del río Paraná, disiento con la idea de Giorgio Agamben –un pensador extraordinario, por otra parte– acerca del fin de las experiencias, o del fin de poder extraer un sentido, o un relato de las experiencias. El auge de las crónicas y de los documentales en cine y en tevé y la vigencia de obras híbridas, pero de origen eminentemente experiencial, como las de W. G. Sebald o Claudio Magris, por ejemplo, no sólo refutan la idea del fin de la experiencia, sino que señalan, sociológicamente, que hay un interés en las experiencias del prójimo”, plantea el poeta y crítico Martín Prieto, director del CCPE. “Es verdad que, como anotó señeramente Claude Lévi-Strauss en Tristes trópicos, un libro que tuvimos muy presente a la hora de diseñar esta expedición, todos estamos un poco hartos de los relatos de “tantos detalles insípidos, tantos acontecimientos insignificantes. Pero detrás de la abrumadora hojarasca de la primera persona emergen experiencias individuales y colectivas que a muchos les interesa contar, en el formato que sea, y a muchos otros leer, ver, escuchar. En ese sentido, el viaje es por definición una forma privilegiada de la experiencia. Y más aún un viaje como éste”.
Mirar desde el río

Uno de los objetivos de Paraná Ra’Angá es construir una o varias imágenes del río “tal como lo hemos conocido y conocemos hasta ahora”, cuenta Prieto. Para trazar esas imágenes, se convocó a un equipo de viajeros, seleccionados por Silvestri, de los tres países involucrados en el viaje, la Argentina, Paraguay y España; de distintos oficios, profesiones y artes que de una u otra manera están involucrados en el asunto fluvial. “Hay que tener en cuenta que desde Santa Fe hasta Asunción no hay calado suficiente para subir o bajar en un barco de pasajeros, por lo que salvo los profesionales de la navegación, son pocos los que han surcado esas aguas en los últimos cuarenta o cincuenta años”, recuerda el director del CCPE. “Podemos decir que aun en el trayecto donde sí hay calado, tampoco es masiva la navegación de pasajeros. ¿Cuántos de nosotros conocemos ‘la parte de atrás’ de las grandes fábricas del norte de la provincia de Buenos Aires? Acá mismo, en este Centro Cultural, que queda a la vera del río, ¿cuántos de nosotros, además de Pocho, nuestro jefe de mantenimiento, que sale cada tanto con su cuñado a pescar a la isla, hemos visto la imagen de nuestro propio lugar de trabajo desde el río? En la suma de oportunidad, objetivos y acciones, tripulantes y ruta se encuentra la novedad del proyecto.”

Silvestri coincide. “Quienes habitamos las grandes ciudades de esta cuenca hemos olvidado que vivimos al borde de ríos; ellos no suelen formar parte de nuestra experiencia cotidiana”, advierte la arquitecta. “Mucho se ha hecho para que las ciudades recuperen el río que ellas mismas negaron, pero esta recuperación –exitosa en algunos casos, como Rosario– implica generalmente, para el ciudadano promedio, sólo la recuperación del río como paisaje contemplado. No es poco, aunque resulta en una percepción distante.” Esta ausencia, reflexiona Silvestri, no se deriva enteramente de la vida moderna. “Buenos Aires, que ya era una gran ciudad a principios de siglo XX, fue bien consciente de su río. Los barcos llegaban atestados de inmigrantes, objetos y noticias; la llegada de tal o cual buque era noticia en los diarios; muchos recuerdan todavía cómo, pocas décadas atrás, era habitual remontar el Paraná hasta Asunción en viaje de placer”, repasa la arquitecta. Las viejas canciones del litoral –un folclore típico de mi infancia, en los ’60– tenían al río como protagonista, y así quienes nunca vimos una jangada o un camalote los imaginamos con esta música, asociados con las palabras que también viajaban río abajo: las del guaraní.”

En los años ’70 todavía se viajaba en barco; experiencia que implicaba una percepción de la región fluvial distinta que la que se obtiene por tierra. “Hoy, los viajes se hacen preferentemente en automóvil, en ómnibus, en avión; la infraestructura ferroviaria está casi liquidada; los puentes carreteros o los túneles subfluviales comunican ciudades que antes estaban comunicadas por lanchas. El tiempo no se puede desperdiciar, ni aun en vacaciones: queremos llegar cuanto antes a destino, y nada de lo que sucede en los bordes del espacio que atravesamos nos importa”, analiza Silvestri. “Al perderse la experiencia del viaje fluvial, con sus tiempos lentos y su relativa imprevisibilidad, se pierde también la conciencia de un territorio que el eje Plata-Paraná-Paraguay reúne física e históricamente. Se pierde, en principio, la dimensión de esta región, la escala de las intervenciones humanas ante una naturaleza que no alcanza a ser domesticada, la medida temporal del espacio. Se pierde la diversidad del camino; pueblos y orillas que nunca visitaríamos, cambios progresivos del paisaje que nunca advertiríamos, sensaciones climáticas que no son traducibles a grados Farenheit. Puede decirse, y es cierto, que estas experiencias también suceden en un viaje terrestre, pero lo que éste no otorgaría es la conciencia de habitar un territorio que tiene, por así decirlo, el agua como base. Nuestras sociedades mantienen esta condición acuática; son móviles, fluyentes, viajeras. Viajaron los tupí-guaraní antes de la conquista, viajaron los españoles río arriba, viajaron los criollos de Asunción, hijos de españoles e indígenas, para refundar Buenos Aires; viajaron los inmigrantes para fundar colonias; viajan cotidianamente los expulsados de la tierra; los fascinados con la vida de la metrópoli cuya quintaesencia parece ser todavía Buenos Aires; viceversa, viajan los que se subyugan con la naturaleza apenas dominada en el corazón de Sudamérica”.
Errante en el agua

La tradición del viaje como instrumento de conocimiento no se pierde por el viaje turístico, que era habitual en el siglo XIX. “No podemos decir que este tipo de viaje no produjera conocimiento, aunque debiéramos reemplazar la palabra conocimiento, atada al método científico, por reflexión, pensamiento, o nuevas representaciones”, aclara Silvestri. “Para dar un ejemplo conocido, el viaje de Goethe a Italia no solo legó una crónica, todavía referencia literaria, sino que la experiencia lo llevó a planteos que transformaron muchos encuadres científicos. Por supuesto, hay viajes y viajes, de la misma manera que hay congresos y congresos, artistas y artistas; los hay convencionales y olvidables, planificados sin resquicios o abiertos a los sucesos, masivos o individuales”. Muchas disciplinas, especialmente en el área de la antropología, la arqueología y las ciencias naturales, continúan haciendo del viaje un instrumento esencial. “En el mundo de las artes y las letras, la práctica viajera se acentuó en las últimas décadas, anclada en una larga tradición que no se clausuró en el siglo XX”, subraya la editora de Paraná Ra’Angá, y menciona, como ejemplos, los viajes de los modernistas de San Pablo a Minas Gerais; las travesías de la escuela de Valparaíso; e incluso en el recorrido por New Jersey de Robert Smithson. En el ámbito de las letras, en la cuenca del Plata, algunos viajeros se convirtieron en referencia de culto, como Rafael Barret, el autor de El dolor paraguayo, alabado por Borges, Roa Bastos y Juan L Ortiz. “El viaje aporta un tipo de conocimiento particular: una experiencia que no puede ser planificada en todos sus detalles, aunque se cuente con Google y GPS”, ironiza la arquitecta.

Viaje y experiencia están íntimamente relacionados, según se lee en el libro de Martin Jay, Cantos de experiencia, quien se niega a fijar un único significado para tan denso vocablo. “La idea de experiencia que este viaje convoca tiene más que ver con un tipo de saber que se alcanza colectivamente al final de un viaje. Se trata de experiencia en el múltiple sentido de ‘salida’, ‘probar’; se confía en que pueda surgir de ella algo nuevo, aun transitando espacios conocidos. Por eso el lema de la expedición: ‘errante en torno de los objetos miro’, que es una traducción bastante libre que el viajero Malaspina realizó de un verso de La Eneida”, explica Silvestri. “En este sentido, el nombre de la expedición, Paraná Ra’Angá, se traduce como ‘figura del Paraná’, lo que se presenta ante los ojos mientras se transforma. Las figuras surgirán de un trabajo necesariamente colectivo, del intercambio entre los mismos expedicionarios, desde los encargados de la logística de la nave hasta los científicos y poetas; colectivo en el sentido de la interacción concreta con el mundo que se observa y registra –animales, plantas, agua, objetos–; colectivo, porque se apoya en siglos de saber y hacer.”
La utopía de la nave en viaje

Prieto propone que la tripulación del barco debe viajar en una suerte de “balanceo entre la atención y la desatención, entre el saber y el no saber”. “Es importante conocer la historia de los ríos del Plata, Paraná y Paraguay, y ya es muy interesante ir viendo, en los debates previos de los expedicionarios a través de un foro virtual, cómo los unos –por ejemplo, los literatos– desconocen la historia de los otros –por ejemplo, los biólogos–. Es decir, la reunión de especialidades, oficios y artes, tan segmentados en el mundo contemporáneo, reaviva, ensancha y llena de significados nuevos la historia y la tradición. Pero además de eso que ‘ya se sabe’, aunque no todos sepamos lo mismo, la expedición va en busca, justamente, de eso que no se sabe aún; por eso pone en juego tres tiempos en simultáneo: el pasado, la historia, todo eso con lo que nos subimos al barco, el presente puro del viaje –eso que anotaríamos en un cuaderno de bitácora, cada noche o cada amanecer– y el futuro: la convicción de que estamos transitando un espacio que está a punto de desaparecer.”

Si se revisa la historia, se podrá apreciar cómo muchas de las más insólitas creaciones humanas se han originado esquivando los protocolos habituales, rompiendo normas y fronteras tradicionales en artes y letras, inspirándose libremente en otras esferas de saber. “La voluntad holística de Humboldt, que no estaba en pugna con su ideología ilustrada, lo llevó a preocuparse tanto por los artistas que presentarían el cuadro de la tierra –a los que exigía ‘experiencia’ del lugar que iban a representar– como a buscar relaciones entre los distintos reinos de la naturaleza y del hombre que minaron el afán clasificatorio dieciochesco”, señala Silvestri. “Claro que esa especie de último ‘hombre renacentista’, fascinado por los mitos, las plantas, las piedras, los paisajes o los gobiernos, no existe más. Pero no está dicho que no pueda pensarse otra forma de relación entre los diferentes lenguajes, y todo sugiere que estas nuevas formas de contacto son inevitablemente colectivas.”

¿Se sumarán las nuevas tecnologías a esta expedición fluvial? ¿Los expedicionarios llevarán adelante un blog?, pregunta Página/12. “No recuso en absoluto la introducción de las nuevas tecnologías”, responde Silvestri. “Sin embargo, mi preocupación es por la coexistencia de diversas tecnologías. En Occidente, el convencimiento de que la introducción de una tecnología de punta barre con todo lo anterior es paradójico, ya que habla de que el determinismo cultural no está superado por nosotros. Nada nos dice que el lápiz negro HB y la computadora no puedan convivir, sobre todo considerando que la computadora está lejos de reemplazar lo que el modesto grafito puede hacer, en particular, lograr esa relación entre la cabeza, la mano, y el corazón, para decirlo con las palabras que Berger tradujo de un sabio chino. Me dedico más bien a pensar de qué manera este mundo en que la libretita moleskine, el lápiz negro, el color obtenido de raíces, la tela tejida a mano, o el barro, conviven con Internet. Habrá bitácoras abiertas a la participación por Internet, y bitácoras escritas a mano en algún rincón solitario del barco; y seguramente esta opción no se restringe a un problema etario. Muchos jóvenes redescubren técnicas tradicionales, muchos viejos se hacen adictos de las nuevas tecnologías. ¡Que ninguna profecía del futuro nos quite la diversidad!”, pide la editora de Paraná Ra’Angá, y cita a Foucault: “La nave en viaje es la utopía mayúscula de felicidad compartida, la que sea posible en el conflicto, la diferencia y la finitud”.

lunes, 15 de febrero de 2010

BERLÍN EN ESTADO DE AGITACIÓN

Berlín en estado de agitación

La proyección restaurada de Metrópolis, en su versión finalmente completa con las escenas faltantes encontradas en Buenos Aires, se multiplicó por la ciudad. También desembarcó el equipo completo de La isla siniestra, con Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio a la cabeza.

Por Leonardo Moledo

Desde Berlín

Fue un fin de semana agitado en la capital alemana. La proyección restaurada de Metrópolis, en su versión finalmente completa, con las escenas faltantes encontradas en Buenos Aires, se multiplicó por la ciudad: a la exhibición de gala en el FriedrichstadtPalast, con la orquesta sinfónica de la radio alemana en el foso, se le sumó la retransmisión en directo de la película en la Puerta de Brandeburgo, con miles de espectadores de pie, debajo de la célebre cuadriga victoriosa, contemplando ese resurgimiento bajo un manto de nieve, como si esa multitud también hubiera sido hipnotizada por la mujer robot que imaginó el visionario film de Fritz Lang.

Y a unas pocas cuadras de allí, el desembarco del equipo completo de La isla siniestra, con Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio a la cabeza, tuvo revolucionada a Potsdamer Platz, centro neurálgico del festival, con cámaras de televisión y cazadores de autógrafos pugnando por acercarse a una escarchada alfombra roja. De alguna manera, cada una a su modo, ambas películas funcionaron como furiosas máquinas de promoción del festival, que con esta edición cumple 60 años y necesita tanto de la fama legendaria de una película alemana esencial en la historia del cine (y del merchandising que la acompaña, que se puede adquirir en el shop del Filmmuseum, donde se sumó una exposición a tal efecto) como de los flashes de los paparazzi detrás de la mirada cada vez más dura y esquiva de DiCaprio.

¿Qué decir de Metrópolis después de tantas idas y vueltas? Los expertos alemanes, encabezados por Enno Patalas, ya habían desistido de conseguir alguna vez llegar a los 150 minutos que duró el estreno el 13 de marzo de 1927, en el Zoo Palast (que hoy sigue siendo, milagrosamente, una de las salas principales de la Berlinale). Tanto es así, que hace unos pocos años ya habían producido y distribuido –en copias en 35mm. y comercialización en DVD– la que se consideraba como la versión más completa y definitiva. Hasta ahora... Resulta que en Buenos Aires, depositada en el Museo del Cine de la ciudad, como parte de la donación que un coleccionista privado le había hecho hacía décadas al Fondo Nacional de las Artes, dormía una versión idéntica a la original, que había llegado al país apenas un año después de su estreno en Berlín, directamente de Alemania, y que no había sufrido los cortes y alteraciones que le propinó la Paramount cuando asumió la distribución internacional.

Enterada del descubrimiento porteño –a cargo del historiador Fernando Martín Peña y de Paula Félix-Didier, directora del Museo del Cine de Buenos Aires, que no han tenido quizás el suficiente reconocimiento y aparecen sólo en los títulos finales, mezclados con otros agradecimientos–, la Fundación Murnau, propietaria de los derechos del film, se puso a toda marcha a restaurar el material inédito para llegar a tiempo a la fiesta de cumpleaños de la Berlinale. El trabajo contrarreloj estuvo a cargo del especialista Martin Körber y el resultado es ciertamente sorprendente, por la cantidad de material que ahora ha salido a la luz y del que apenas se tenían noticias por los documentos del rodaje. Es fácil además reconocer cuáles son las escenas que faltaban, porque su estado de conservación (rayas, falta de definición, encuadre más pequeño) corresponde a la vieja copia 16mm porteña, que contrasta con las prístinas imágenes que salieron de los negativos alemanes.

Ahora bien, ¿es esta Metrópolis mejor que la que ya se conocía como una obra maestra? En principio, es bastante distinta, porque el montaje ahora es mucho más lineal y fluido y, por lo tanto, su historia se hace más transparente. Paradójicamente, esta virtud conlleva también un defecto: aquello que siempre se consideró el punto débil de la película, la trama urdida por la guionista Thea Von Harbou (por entonces la mujer de Lang) queda más expuesta que nunca en su costado más ingenuo, melodramático y banal. Ahora se confirma que el origen del conflicto entre el plutócrata Johann Fredersen y el siniestro inventor Rotwang, que pone al borde del colapso a la ciudad de Metrópolis, tenía un origen sentimental: ambos habían disputado el amor de la misma mujer.

Tronchada esta arista para aligerar sustancialmente el metraje, las razones de los personajes siempre quedaron oscuras, pero le dieron al film una cualidad casi abstracta. A falta de un argumento más coherente, lo que había atravesado hasta ahora la prueba del tiempo era el genio visual de Lang, capaz de concebir todo un mundo nuevo a partir de su imaginación y la de sus colaboradores, como el fotógrafo Karl Freund y los escenógrafos Otto Hunte, Erich Kettelhut y Karl Vollbrecht.

Esa concepción sigue siendo genial y anticipatoria, como lo prueba caminar estos días por la llamada Nueva Berlín, donde la cúpula vidriada del Sony Center (debajo de la cual se levanta el Filmmuseum que atesora los bocetos y maquetas originales de Metrópolis) parece escapada de la película. Y a tal punto, que no cuesta demasiado conjeturar todavía en las catacumbas de la ciudad a una legión de Untermenschen, hombres con la cerviz inclinada, como los describía Lotte Eisner, y que hoy vendrían a ser la clase prestadora de servicios. El abrazo entre el capital y el trabajo que proponía la película (“las manos y el cerebro necesitan un mediador: el corazón”, en las untuosas palabras de Von Harbou) en todo caso parece haberse concretado.

Los cinéfilos, sin embargo, sabrán valorar de esta nueva Metrópolis por lo menos dos grandes hallazgos. El primero es la exhumación de un gran villano, El Hombre Delgado, gigante de aspecto amenazador, esbirro del dueño y creador de Metrópolis, que podría pertenecer por derecho propio al siniestro universo del Doctor Mabuse, también imaginado por Lang. En las versiones anteriores apenas si parecía un mayordomo y ahora cobra toda su maligna dimensión. El segundo hallazgo es la enorme cantidad de planos que se suman al momento de la inundación de la ciudad. Allí la infinidad de tomas de niños desesperados, elevando los brazos en pos de una improbable salvación (¿habrá sido demasiado para la sensibilidad de los montajistas de la Paramount?) le aportan al gran final de la película una intensidad inédita.

De un tenor completamente distinto es, a su vez, la intensidad de Shutter Island, la nueva película de Martin Scorsese. Pero que es intensa, no hay dudas. Basada en una novela de Dennis Lehane, Scorsese ha hecho un film a la medida de su paranoia, en el que DiCaprio casi podría interpretarse como una suerte de alter ego del director. Que la película se desarrolle íntegramente en una isla-prisión-asilo psiquiátrico, le da a Scorsese la posibilidad de hacer un film literalmente psicótico, que poco a poco va perdiendo contacto con la realidad hasta convertirse en una alucinación. Ya habrá oportunidad de volver sobre esta Isla siniestra cuando se estrene en menos de un mes en Buenos Aires, pero por ahora basta con decir que es –como Spider, de Cronenberg, o El resplandor, de Kubrick– este tipo de películas que parecen transcurrir adentro de la mente enferma del protagonista.

sábado, 13 de febrero de 2010

La verdad salió a la luz

La verdad salió a la luz


Por Osvaldo Bayer

Desde Bonn, Alemania

De pronto todo salió a la luz. Lo que nunca se dijo apareció en todos los medios de información. Los problemas graves que tiene la Iglesia Católica alemana con el comportamiento sexual de sus sacerdotes y frailes. Ha sido el tema de tapa de los principales medios de comunicación, día tras día. El Die Zeit y el Spiegel –los dos semanarios de información más leídos en Alemania– le dedicaron al tema el estudio central de esta semana. El primero titula en la tapa: “El peligro satánico”, y el subtítulo es: “¿Por qué los hombres de la Iglesia se convierten en culpables?”. Y en la bajada se señala: “Desde que fueron denunciados los casos de abuso sexual cometidos por sacerdotes católicos en el Colegio Canisius de Berlín, toda Alemania está preocupada: ¿Cómo se reconoce a los culpables? ¿Cómo se protege a los niños?”. Por su parte. Der Spiegel muestra en tapa a un sacerdote que lleva las manos en sus partes pudendas por encima de la sotana. El título de esa tapa es: “Los santos transparentes”, y como subtítulo: “La Iglesia Católica y el sexo”. Y el estudio del estado actual de la ética católica en colegios e instituciones lleva la frase: “Vergüenza y miedo. La Iglesia Católica ha sido estremecida por una serie de casos de abuso sexual. Y esto no solamente en las escuelas de jesuitas. Casi cien eclesiásticos en la denuncia de violaciones sexuales, en los últimos años. Luego de décadas de silencio, se ha quebrado ahora el muro del silencio”.

Todo se inció con la denuncia de lo ocurrido en el colegio Canisius de Berlín. Ese día, el 2 de febrero último, el diario Frankfurter Rundschau tituló: “Vergüenza enmudecida”, “Casos de abuso sexual en el Colegio Canisius de Berlín sacude a la Iglesia Católica. Más víctimas se presentan en otras escuelas”. Y ahí comenzó la discusión que va dejando en claro cómo las autoridades católicas han tratado de guardar silencio y esconder los graves hechos anteriores. Y eso que la misma Iglesia había sido sacudida por las denuncias de los abusos cometidos por sacerdotes y frailes en Irlanda, en Canadá, en Australia y en Estados Unidos.

En Irlanda se conoció en 2009 el Informe Ryan, que descubre y denuncia el abuso sexual masivo, sufrido desde 1930 por niños irlandeses internados en escuelas católicas. Miles de víctimas recibieron una indemnización de por lo menos 1,3 mil millón de euros. La Iglesia Católica irlandesa se mostró dispuesta a pagar una cuarta parte de esa suma y el resto fue puesto por el gobierno irlandés. Medio año después, dos obispos de Dublín renuncian a sus cargos. Lo mismo hacen varios diáconos y sacerdotes luego de que una investigación demostrara que hubo más de 300 casos de abuso sexual contra niños.

Con respecto a Canadá, en 2008 la Iglesia Católica reconoce que el sacerdote Charles Sylvestre violó a 47 adolescentes, según su propia confesión pública. El papa Ratzinger se disculpa ante los pueblos originarios, ya que las niñas pertenecían a una escuela de esa religión para “reeducación” de los descendientes de antiguos habitantes. El gobierno canadiense paga 2000 millones de dólares a las víctimas y la Iglesia Católica participa con 79 millones.

En Australia, en 2008 se publica la investigación Mullighan, donde se denuncia el abuso sexual de centenares de menores de edad por parte de sacerdotes católicos. Fueron condenados 107 curas. Se cree que las cifras de las víctimas ascienden a miles. La Iglesia Católica se disculpó por los hechos. Ya en 2004, en Estados Unidos, fueron acusados 4400 sacerdotes por abuso sexual, número que en 2005 ascendió a 5000. La Iglesia Católica pagó, a raíz de esto, dos mil millones de dólares a las víctimas. El obispado de Los Angeles lo hizo por 600 millones de dólares. Todos estos hechos vergonzosos provocaron la renuncia del obispo de Boston, cardenal Bernard Law, acusado de proteger a los curas causantes de las violaciones. Sebastian Gehrmann, un sociólogo que estudia el problema, señala que esto ha provocado la bancarrota de varias diócesis de Estados Unidos, especialmente de la de Boston. Y que en 23 países existen denuncias de agresiones de clérigos hacia monjas, de niños sordomudos en Italia, menores de edad en Austria y niños en Polonia. Y agrega que la lista desgraciadamente es mucho más larga.

Luego de la denuncia ocurrida por los sucesos en el colegio Canisius, se originó en Alemania una ola de denuncias de ex alumnos de escuelas religiosas. Por las mismas, se hallan acusados de abuso de niños y adolescentes por lo menos 94 sacerdotes y laicos católicos. Tanto es así que se tiene en Alemania el temor de que se produzca un verdadero terremoto de denuncias, como ocurrió en Estados Unidos e Irlanda. El Spiegel se pregunta: “En esos dos países salieron a la luz diez mil casos de abusos sexuales. ¿Alemania alcanzará también esas cifras?”. En el Die Zeit, los autores del estudio señalan: “En enero de 2002 fue acusado el cura John Geoghan en Boston de haber abusado sexualmente de 130 niños durante sus treinta años de sacerdote. Pero no fueron los hechos que llevaron a la condena de ese cura a diez años de prisión los que levantaron la furia de la población contra la Iglesia Católica, sino que la jerarquía eclesiástica supiese muy bien de las fechorías del cura Geoghan pero, en vez de separar al cura de la comunidad, pagase a las familias cuyos niños habían sido abusados por él sumas importantes de dinero para que guardaran silencio, y trasladaran al autor de esos hechos criminales a otras comunidades católicas sin advertirles a éstas quién era el sacerdote que llegaba”. Una especie de método para “no levantar la perdiz”. Fue así que durante esos años, 4392 sacerdotes norteamericanos cometieron delitos por abuso de menores. Pero la Iglesia Católica norteamericana siguió con su táctica de pagar dinero a las víctimas y trasladar a los curas en vez de buscar soluciones por medio del estudio profundo del origen de esos delitos.

En las investigaciones que mencionamos se llega a la conlusión de que no hay acción más pérfida que la violación o el abuso sexual de menores. Y que todo esto no se soluciona con la condena de los autores de tales violaciones ni con el pago de indemnizaciones a las víctimas. Se anuncia que a partir del 22 de este mes la Conferencia de Obispos Católicos Alemanes se dedicará al tema de violaciones y abusos. Evidentemente se tendrá que ir al fondo de la cuestión. Y en eso está en claro que, quiérase o no, deberá comenzar el debate acerca del voto de castidad de los sacerdotes. Alemania misma tiene el ejemplo: los pastores de la Iglesia Evangélica luterana pueden casarse y tener hijos. Los sacerdotes católicos, no, deben ser “castos” desde que nacen hasta que mueren. Veamos pues entonces las estadísticas, comparemos. Los cristianos de la línea luterana no tienen ni por asomo los delitos que ensombrecen a la Iglesia Católica.

En primer lugar, las jerarquías católicas deberían recurrir a la experiencia del ser humano y a la ciencia. Hacer cursos con psicólogos, con médicos, sí, hasta con poetas, acerca de palabras como amor, cuerpo humano, hijos. Y de allí, al estudio de todos los complejos y hasta enfermedades mentales que se originan con las prohibiciones, llamados “pecados” por el catolicismo. Preguntarse desde cuándo y quién impuso lo de la llamada “castidad” y aquello de que sólo el hombre, como sacerdote, puede ser representante de Dios en la Tierra. No es así. La mujer es parte de la vida, fundamental, y no sólo está para rezar del lado de enfrente del altar sino para actuar y acompañar.

La Iglesia Católica –ya desde antes de la elección del alemán Ratzinger, como Papa– está en declinación. Se nota en el reducidísimo número de aspirantes a sacerdotes que se presentan por año y en el número de iglesias que van cerrando en sus ciudades, por falta de fieles y de sacerdotes. Pasan a ser museos, salones de exposiciones, restaurantes y hasta salones de baile.

Creemos que les ha llegado el momento, a quienes manejan esa inmensa corporación mundial religiosa, de pensar otras metas. No prometer paraísos en otras vidas sino llevar la verdadera religión de la bondad y la justicia aquí, en la Tierra. Seguir el camino de esos obispos Angelelli y De Nevares, a quienes conocí a fondo, y eran pura sinceridad y llevaban la palabra solidaridad en los labios y la cumplían todos los días a toda hora, igual que aquellos padres palotinos, aquel padre Mugica, y ese padre Antonio Puigjané, a quien visité tantas veces en la cárcel injusta, pero que siempre salía para extender la mano y marcar el surco.

Se hace necesaria una organización verdaderamente cristiana que ayude con la varita mágica de los comedores infantiles, con la creación de fuentes de trabajo, de procurar un techo digno para todas las familias. Juntar lo bueno del cristianismo con lo bueno del socialismo. No hay mejor paraíso que el que se puede crear en la propia Tierra y no dejarse llevar por fantasías que han ayudado a mantenerse en el poder a un sistema injusto, apoyado por las armas, las guerras y la explotación del hombre por el hombre. Y no continuar con todos esos pavos reales disfrazados que fueron a saludar a dictadores y dieron misas a los desaparecedores.

Esperemos que en los próximos concilios comience a debatirse en serio el verdadero rol de la Iglesia en la sociedad. Jesús actuó aquí, en la Tierra, e hizo saber sus enseñanzas a sus discípulos. Y por eso perdió la vida como tantos que siguieron sus verdaderas huellas por la verdadera paz eterna. Aquella que busca hacer desaparecer las violencias de una sociedad, siempre originadas en las injusticias sociales.

sábado, 6 de febrero de 2010

Tomás Eloy Martínez (1934-2010)

Tomás Eloy Martínez (1934-2010)
Adiós al maestro


Simplemente Tomás...

El escritor y periodista murió después de legar a la literatura clásicos como Santa Evita o La novela de Perón. Reproducimos una de las últimas entrevistas que brindó, publicada en Contraeditorial de agosto.

Por Diego Rojas

"La Historia también merece ciertas dosis de justicia poética”, debe haber pensado Tomás Eloy Martínez hace mucho tiempo, 37 años atrás, cuando decidió escribir la crónica de una tragedia y narró la masacre de Trelew. El escritor y periodista –grande entre los escritores, maestro de periodistas– había decidido contar la verdad, romper los cercos del miedo y la censura, sumergirse en la realidad para emerger luego no sólo con una historia, sino también con herramientas para comprender una época. En 1972, meses después de los fusilamientos clandestinos de los guerrilleros apresados en el intento de fuga del penal de Rawson, Tomás Eloy Martínez viajó al Sur, a esos parajes en los que reina el viento y el silencio, para encontrarse con los protagonistas de esos sucesos, para ser testigo de sus circunstancias, para instarlos al recuerdo. Los hizo hablar, incluso al viento y al silencio, y después escribió la historia definitiva de la masacre de Trelew y de la rebelión de esa misma comuna, acontecimientos que todavía hoy resuenan en la conciencia de quienes estuvieron ahí, en la de sus hijos y en la de los hijos de sus hijos. “Debe existir la justicia poética”, habrá pensado Martínez cuando pudo, al fin, escribir.

–Se cumple otro aniversario de la masacre de Trelew y de la publicación de su investigación sobre los hechos. ¿Cómo recuerda al Tomás Eloy Martínez de aquellos días, cuando comenzó a recibir las noticias?

–Pregunta para un psicoanalista. El Tomás Eloy Martínez de aquellos días era el mismo de una década atrás y de la década siguiente: alguien que creía en la construcción posible de un mundo mejor y más justo, y que deseaba ayudar en esa empresa desde su lugar de trabajo. Era un periodista atento a la ética de la profesión y, sobre todo, a que los lectores tuvieran voces responsables a su servicio. Me inquietaba la genuflexión uniforme de la prensa argentina ante las versiones uniformes de la historia que ofrecía el gobierno militar. Como director del semanario Panorama, dediqué los primeros números a desaparecidos que ahora se recuerdan muy poco, como Martins y Zenteno. Y, como todo periodista consciente de las responsabilidades de su profesión, era escéptico ante toda información oficial. Los primeros télex que llegaron a la redacción de Panorama la mañana del 22 de agosto eran tan incoherentes y sospechosos que resultaba fácil dudar de su veracidad. Lo que hice, por lo tanto, fue sólo cumplir con mi deber profesional. Puse la noticia en duda y acudí con esa duda a los voceros del gobierno para oír lo que tuvieran para decir. Me reuní con Edgardo Sajón, jefe de prensa de Lanusse, a las seis y media de la mañana en un café de la Av. del Libertador, y lo que me dijo me confirmó de manera indirecta que estábamos ante una matanza. La orden oficial, sin embargo, hablaba de un intento de fuga en la base Almirante Zar. Los hechos son conocidos. Forman parte de ese impulso a la épica y esa constatación del fracaso que se repite una y otra vez en la historia argentina. El penal de Rawson alojaba a los presos políticos más peligrosos del país. Entendamos: en el lenguaje castrense y de los servicios de inteligencia de aquella época, la palabra “peligroso” implicaba una serie de cualidades: sagacidad, historial de acción, don de masas, foja de militancia, liderazgo. Los presos poseían alguna de esas virtudes –algunos las poseían todas–, a tal punto que se habían hecho demasiado notorias para el régimen y les había costado que sus huesos dieran en los calabozos. Allí estaban desde militantes universitarios hasta líderes sindicales como Agustín Tosco, desde guerrilleros apresados en su primera acción violenta hasta Mario Roberto Santucho, jefe del ERP. Los presos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, del Ejército Revolucionario del Pueblo y de los Montoneros habían decidido ejecutar un espectacular plan de fuga. Reducirían a los guardias, tomarían el aeropuerto, secuestrarían un avión y abandonarían su condición de presos para reintegrarse a la lucha revolucionaria. El 15 de agosto, día fijado para la acción, las cosas no salieron bien. Si el plan de fuga que implicaba el escape de más de cien personas y la toma del penal fue exitosa, unos errores gravísimos de logística produjeron que sólo el primer grupo con los jefes guerrilleros pudiera llegar al aeropuerto, alcanzar la aeronave secuestrada y cruzar al Chile de Salvador Allende. Diecinueve presos llegaron tarde y se parapetaron en la torre de control del aeropuerto. El resto de los presos quedó en la cárcel, expectante ante el destino de sus diecinueve compañeros una vez que se rindieron a los militares ante abogados y periodistas. “Resultaba inverosímil la información de un nuevo intento de fuga, pero era también imposible escribir lo contrario sin pruebas en la mano. Arriesgué entonces un breve texto editorial que se tituló ‘La sangre de los argentinos’, en el que deslizaba la idea de que si el gobierno trataba de normalizar la vida política del país no podía aceptar que se derramara sangre porque eso instalaría la idea de un terrorismo de Estado. Creo que fue la primera vez que se publicó ese sintagma”, recuerda Martínez.
Había sido una masacre. Los militares habían hecho tronar el escarmiento a aquellos que se habían atrevido a desafiarlos con un plan de semejante magnitud. Trasladados a una base militar, confinados y sometidos a tormentos, los militantes iban a ser objeto de un castigo ejemplar. En medio de la noche, un grupo de oficiales y soldados ingresó a los calabozos y comenzó a disparar. Fueron cayendo uno a uno. A los que permanecían vivos desangrándose en los suelos, los remataban. Sólo tres sobrevivieron. Luego fueron desaparecidos por la siguiente dictadura militar. La investigación de Martínez se plasmó en La pasión según Trelew, que se acaba de reeditar por Alfaguara. El apresamiento, después de décadas, de los responsables de la matanza provocó que su autor actualizara el libro.

–El epílogo de la nueva edición actualiza el derrotero judicial de esos hechos. ¿Pensó que se iba a poder hacer justicia? ¿Piensa que se puede hacer justicia?

–Pensé que había pasado demasiado tiempo cuando el juez Sastre empezó a convocar a los primeros inculpados y que, por lo tanto, la justicia llegaría tarde. No fue así en la mayoría de los casos y creo que es un triunfo mayor de los tribunales de Trelew y en particular, del juez y el fiscal de la causa.


Esa lenta llegada de la justicia fue, tal vez, la culminación de los acontecimientos que Martínez relató en su crónica, sobre todo aquellos que involucran a los habitantes de esos parajes del Sur, que protagonizaron su propia rebelión. Semanas después de los fusilamientos, los militares habían instalado un régimen represivo en reprimenda por la solidaridad que los lugareños habían brindado a los presos antes de la masacre. Tanques patrullaban las calles, los comunicados oficiales celebraban su propia impunidad, cada cierto tiempo se realizaban detenciones selectivas sin razones valederas. Hasta que dijeron basta. Y tomaron la ciudad de Trelew y realizaron asambleas multitudinarias en el teatro Español y garantizaron el abastecimiento y la seguridad de sus calles, que eran sacudidas por sus aguerridas manifestaciones. Todo un pueblo había instalado una comuna en los parajes deshabitados del Sur. Porque la Historia también puede ostentar entre sus atributos a la justicia poética.

–Su investigación minuciosa cubre los fusilamientos, pero también la reacción popular, que es un tema no tan visitado por la memoria histórica. ¿Cómo recuerda a la comuna de Trelew?

–Siempre me extrañó que la rebelión popular de los ciudadanos de Trelew tuviera un eco tan reticente en la prensa. Quizá porque estallaban bombas en Córdoba, Rosario y Tucumán y la mecha encendida en Trelew era el último fuego que podía hacer volar todo por los aires. Cuando regresé, en 1997, los recuerdos todavía seguían vivos en la memoria de la gente que protagonizó esos hechos, con quienes me reuní en el Rotary Club para hacer un feliz ejercicio de la memoria. Fue un gran levantamiento popular protagonizado por todo un pueblo contra la presión militar. Seis mil personas entre una población total de veinticuatro mil implica una rebelión semejante a la que podrían realizar quinientas mil personas movilizadas en la ciudad de Buenos Aires. Fue un acto de coraje cívico notable. Quienes lo hicieron posible conservan esos recuerdos como un orgullo civil, como un acto de dignidad. Esos episodios sirvieron como una amalgama para las conciencias de la gente. Se sienten unidos por este episodio, que forma parte inseparable de su historia.

–A pesar de que el gobierno kirchnerista rescató la historia de los setenta, no se brinda aún hoy difusión a una rebelión de estas características. ¿A qué atribuye que no se recuerde tanto esa gesta?

–No lo sé. Primero, a Perón no le gustaban los ríos que se salían de cauce. Después vino el largo silencio de la dictadura militar. Y ahora, quién sabe. Trelew no aporta tantos votos como el segundo cordón y, además, el gobernador de su provincia encabeza una rebelión más contemporánea.


Tomás Eloy Martínez nombra a Juan Domingo Perón y otra porción de Historia se cuela en la entrevista. El escritor fue el hombre elegido por el General para que contara la historia de su vida. Lo había conocido en 1966, la noche del derrocamiento de Arturo Illia, cuando conversaron durante tres horas en la casa madrileña de Jorge Antonio, uno de los fieles laderos de Perón.

Después de ese encuentro, Martínez lo llamaba cada cierto tiempo para no perder de vista la actualidad del hombre que había significado el poder en cierto momento de la Argentina –y que lo volvería a significar–. Un día de 1970, decidió llamarlo y pedirle un encuentro más largo. “Quisiera verlo y conversar dos o tres horas con usted”, propuso el periodista. “Qué me va a preguntar”, indagó el General. “Me gustaría que me cuente su vida, desde el principio. Tal vez ya es hora”, dijo y esperó en silencio. Del otro lado de la línea, escuchó las palabras del General: “Tiene razón. Ya es hora”. Martínez se apersonó en Puerta de Hierro y sostuvo una serie de encuentros con Perón durante cuatro días, todos realizados con la estricta vigilancia de José López Rega, entonces el curioso y siniestro secretario del ex presidente de la Nación. Leían unas memorias que Perón mismo había redactado y la actualizaban con preguntas y aclaraciones. Muchas veces, López Rega tomaba la palabra, se apoderaba del relato y hasta hablaba en primera persona como si él mismo fuera Perón. El General lo dejaba hacer. Apañaba, incluso, que inventara haber encabezado un cortejo fúnebre junto a él mismo en 1906, diez años antes el nacimiento de López Rega. El escalofriante y preciso encuentro está narrado en Las vidas del General, las memorias que Perón hubiera querido que fueran definitivas pero a las que, incluso, la pluma de Martínez contribuyó para lograr un acercamiento razonable a la verdad. En el mismo libro cuenta su encuentro con uno de los militares que se ocuparon de enterrar el cadáver de Evita en un camposanto italiano para alejarla de las visitas proletarias y de su santificación política. Más tarde, Martínez volvió a recorrer en artículos periodísticos, investigaciones, crónicas y novelas los caminos y las adyacencias del peronismo. La novela de Perón, Santa Evita y decenas de textos son el resultado de una relación apasionada como sólo suele provocar el peronismo.

–Dedicó varias de sus mejores páginas al peronismo y sus personajes. ¿Qué relevancia tiene en su configuración actual de ideas (y en las del país) ese hecho maldito del país burgués?

–El peronismo es proteico y, como tal, asume tantas formas que ya no sé dónde ponerlo en el magma de la cultura política argentina. Usted usa la sabia definición de Cooke. No es la mía. No puede ser maldito un hecho que se ha mantenido tanto tiempo en el poder. Tomás Eloy Martínez nació en Tucumán en 1934. Desde muy joven decidió que su destino estaría ligado a la escritura e incursionó en los ámbitos de la cultura. Decidió radicarse en Buenos Aires, donde comenzó a desempeñarse como crítico de cine en el diario La Nación. Fue luego jefe de redacción de la mítica revista Primera Plana y, más tarde, director de Panorama, cargo del que fue expulsado luego de su crónica sobre los acontecimientos de Trelew en 1972. En 1975 partió al exilio hacia Venezuela donde dirigió y fundó varios medios periodísticos. De regreso en el país, inauguró el suplemento cultural del diario Página 12. En la actualidad es columnista de La Nación y sus textos se publican en más de 200 medios de todo el mundo. Desde allí interviene a través de la opinión política y no evita la polémica, como cuando definió al gobierno de Kirchner como una forma del “cesarismo democrático”.

–Atribuyó a Kirchner la categoría de “cesarismo democrático”. Los regimenes populistas abarcan a los gobiernos de Chávez, en Venezuela; Morales, en Bolivia, y Correa, en Ecuador. ¿Cómo evalúa a esos gobiernos?

–No incluí a Chávez, Morales y Correa en mi definición de cesarismo democrático. De hecho, creo que Morales, con su reivindicación del derecho de las mayorías indígenas de Bolivia, tiene una fuerza ética diferente a la de Chávez y Correa. Se propone que la cultura indígena tenga un papel relevante y permanente en el gobierno de Bolivia, pero no ha dicho que él es el único capaz de llevar adelante ese proyecto. En cambio, para Chávez, la continuidad en el poder es un fin en sí mismo.

–Hay un intento de revitalizar la teoría de los dos demonios. ¿Hasta dónde la verdad histórica y sus datos son más importantes que los símbolos políticos originados a partir de esa historia? Se discute si fueron o no 30 mil los desaparecidos. ¿Es relevante ese debate, cambia algo la precisión numérica sobre los desaparecidos?

–Una sola víctima del terrorismo de Estado equivale a un número infinito de víctimas. Los números son absurdos en este caso, donde lo que importa es la crueldad impuesta desde arriba por un poder despótico, en nombre de todo un país que no lo sabe o no quiere saberlo.


Nunca dejó de escribir ficciones: la literatura es el hecho fundamental en la vida de Tomás Eloy Martínez. Se ha señalado que, inevitablemente, una porción de la vida del escritor se inmiscuye y queda plasmada, de una manera u otra, en sus textos. El amor en El vuelo de la reina, la Argentina del 2001 en El cantor de tango, la dictadura y el exilio en Purgatorio. Una vida que no evita ni evitó la política, la tragedia (en “En memoria de Susana Rotker”, incluido en la antología La otra realidad, narra cómo presenció el accidente que finalizó con la vida de Rotker, la mujer que amaba), los exilios, los proyectos, la enfermedad (a la que venció y a la que enfrenta, que condicionó esta entrevista a intercambios telefónicos y por mail), el amor (en la actualidad comparte sus días con la periodista Gabriela Esquivada). Tomás Eloy Martínez está atravesado en esos sucesos por una constante: la pasión, esa energía humana, terrenalmente humana, sobrenaturalmente humana.

–“Ojalá vivas tiempos interesantes”, dice el refrán judío (o chino, según señalan otros). ¿Pensaba en el Tucumán de su juventud que le tocaba esa clase de tiempos? ¿Piensa hoy que vivió y vive tiempos interesantes?

–Todos los hechos de la vida, hasta los que parecen triviales, son interesantes y he tratado siempre de mantener los ojos abiertos.

–Como periodista cronicó hechos y personajes esenciales de nuestro pasado. ¿Sentía en esos momentos que caminaba tomado de la mano de la Historia?

–Nunca me sentí otra cosa que un testigo.

–En sus ficciones, tanto como en sus otros textos (incluso aquellos sobre cine), es visible un motor que impulsa al narrador, al periodista o a los personajes, y es la pasión. ¿Cómo es la pasión según Tomás Eloy Martínez?

–Alguna vez reivindiqué el derecho a narrar sin olvidar que los sentimientos son centrales en la vida de los personajes. Pero su pregunta alude a algo más personal. Es verdad. Creo que sin pasión y sin deseo no es posible que los seres humanos digan lo que necesitan decir.

–Las novelas y los textos periodísticos tienen vidas diferentes. Por ejemplo, la edición final de La pasión según Trelew es diferente a la original. ¿Le gustaría poder publicar otra versión de alguno de sus textos ficcionales?

–Las ficciones tienen una vida que se acaba con el punto final. A veces he sentido curiosidad por saber qué les habría sucedido a determinados personajes si la narración se hubiera prolongado. ¿Cuál sería, por ejemplo, el destino de Arcángelo Gobbi, de Camargo, o de la Alcira de el cantor de tango veinte o treinta páginas después? Pero prefiero dejarlos donde se quedaron.

–Y en cuanto a su vida, ¿le gustaría otra versión de ella?

–Nunca se me ha ocurrido pedir tanto. Hasta las catástrofes personales como el exilio o la enfermedad me han enriquecido a su manera y no sería el que soy sin ellas.

jueves, 4 de febrero de 2010

DÍA MUNDIAL DE LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER

En 'El día mundial de la lucha contra el cáncer', un pequeño homenaje a aquellos médicos, terapeutas que trabajan por aliviar el sufrimiento de los niños.

martes, 2 de febrero de 2010

DEBATE SOBRE LAS TRANSFORMACIONES SOCIALES EN EL TERRITORIO BONAERENSE El cordón que se desató del conurbano Para algunos sociólogos y politólogos, e

DEBATE SOBRE LAS TRANSFORMACIONES SOCIALES EN EL TERRITORIO BONAERENSE

El cordón que se desató del conurbano

Para algunos sociólogos y politólogos, el segundo cordón bonaerense estaría desapareciendo a partir de los cambios económicos de los últimos años y esto tendría efectos políticos. Otros sostienen que el voto peronista sigue caracterizando a la zona, en contraste con la Capital.



Por Alejandra Dandan

El segundo cordón bonaerense es uno de los territorios simbólicos del peronismo. El espacio donde los caudillos iban a librar “la madre de todas las batallas” en la última contienda electoral. El lugar donde el kirchnerismo iba a buscar la diferencia de votos que perdía en el primero y en el tercer cordón, donde abunda el voto espejo de la Capital Federal. Históricamente, siempre fue una de las zonas más pobres de la provincia de Buenos Aires, donde estaban las ciudades dormitorio, donde residieron los obreros de las fábricas creadas bajo el peronismo. Pero algo quizá ya no funciona así. O está empezando a dejar de hacerlo. Hay quienes aseguran que el segundo cordón no es lo que era, que desapareció. Aquí, las razones, los alcances, y el debate que se abre entre urbanistas, politólogos y sociólogos.

El segundo cordón es uno de los tres anillos que rodean la Ciudad de Buenos Aires. Se supone que cada uno de ellos mantiene ciertas características en común con sus pares, y que su expansión siguió el ritmo del crecimiento urbano primero de la Capital, luego del primer cordón y así sucesivamente. El dato de estos nuevos tiempos es que cada uno de esos cordones contiene franjas al norte y al sur. Y de allí provendrían los cambios.

En una enumeración de catálogo, el conurbano aparece integrado por 25 distritos. El primer cordón abarca Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, La Matanza (una parte), Morón, Tres de Febrero, San Martín, Vicente López, San Isidro. El segundo cordón: Quilmes, Berazategui, Florencio Varela, Esteban Echeverría, Ezeiza, Moreno, Merlo, Malvinas Argentinas, Hurlingham, Ituzaingó, Tigre, San Fernando, José C. Paz, San Miguel, La Matanza (otra parte), Almirante Brown. El tercer cordón: La Plata, Berisso, Ensenada, San Vicente, Pte. Perón, Marcos Paz, Gral. Rodríguez, Escobar y Pilar.

Andrés Barsky es geógrafo e investigador del Instituto del Conurbano de la Universidad General Sarmiento. Su mirada política permite entender cómo se formaron los anillos y pensar, a su vez, los cambios. “Los partidos de la segunda corona nunca tuvieron demasiada industria –dice—, se los conoció como ciudades dormitorios, y son ciudades más incompletas, con un ingreso en promedio más bajo, donde existe el hacinamiento, población joven y numerosa, es decir que, además, tienen un crecimiento demográfico acelerado con una infraestructura en falta, que también determina modos de vida.” Mientras que el primer cordón, por ejemplo, tiene una cobertura en el tendido de redes de 100 por ciento –agrega– “las redes cloacal y de agua potable en el segundo cordón no llegan a cubrir ni el 5 por ciento de la población de cada partido. El agua para consumo domiciliario se obtiene de la extracción de pozos, y los desechos cloacales se vierten en pozos ciegos”.

Si esas características definieron hasta ahora al primero y al segundo cordón y si, a su vez, es cierta la hipótesis de que el segundo cordón está desapareciendo, cada una de esas características debería ser parte de lo que está cambiando.

Una de las cosas que determinaron a lo largo del tiempo la formación de los cordones fue el desarrollo industrial. El primer cordón empezó a definirse alrededor del 1900 con el desarrollo del modelo agroexportador. El segundo cordón, según Barsky, empezó a consolidarse a partir de la crisis del ’30, con el modelo de sustitución de importaciones vía la industrialización. Saturado el primer cordón, empezó a poblarse su alrededor con un crecimiento que “se aceleró cuando el modelo pasó a su fase madura en los ‘60, momento en que la industria semipesada se localizó a unos 60 kilómetros de la Capital”. Y siguió hasta mediados de los ‘70: la crisis del mercado interno y la desindustrialización desaceleraron el crecimiento.

Entonces, la industrialización alentó el crecimiento suburbano hasta mediados de los ’70. Después surgió otro modelo de desarrollo que, así como sucedió con los cordones, también dejó sus huellas en el territorio: en los ’90, “el modelo aperturista que desembarcó a través de las autopistas”, más allá del segundo cordón, llegó con “una serie de emprendimientos, tecnologías y servicios urbanos reconfigurando y complejizando el espacio”, en palabras de Barsky. En ese contexto, hay quienes piensan a las autopistas como una nueva forma de frontera. Una provincia dividida en función de esas nuevas trazas, una hipótesis que se llevó Daniel Arroyo de su despacho del Ministerio de Desarrollo Social bonaerense.

Los votos

La última vez que la provincia de Buenos Aires votó con el esquema del primero, segundo y tercer cordón fue en 1997, dice Arroyo. “Ese año compitieron Chiche Duhalde y Graciela Fernández Meijide. Si uno toma el Camino de Cintura como corte, va a ver que para la Capital ganó Meijide y para el otro lado ganó Chiche Duhalde. Pero es un fenómeno de diez años atrás: en estos diez años el esquema ha cambiado.”

El Camino de Cintura suele ser visto como una de las fronteras internas del conurbano, un límite entre el primero y el segundo cordón. Pero de acuerdo con la hipótesis de Arroyo, ya no trazaría ningún límite. “En los últimos seis años –dice– ha cambiado la composición del conurbano. Más cerca de la Capital, la gente tenía más dinero y más lejos tenía menos dinero y eso se traducía en condiciones de vida y esquemas de pensamiento. El primer cordón era más parecido a la Capital, el tercero más distinto. Me parece que ahora eso se está polarizando de otra manera. Todo el corredor norte, sea Vicente López, San Isidro, Tigre, San Fernando, Escobar, ha tenido un fuerte proceso de inversión privada con un proceso largo de inclusión, con mucha inversión, mejoraron en términos generales las condiciones económicas y el tipo de demandas tiende a parecerse a la Capital. El corredor sur, en cambio, no ha tenido acceso a inversiones privadas y se complicó más. Ya no son tan distintos los cordones que están más cerca o más lejos de la Capital y hay problemáticas más agudas en cualquiera de ellos.” Y agrega: “Para mí, tiene que ver con un tema de inversión privada fuerte, y habría que repensar hoy la idea de los cordones para replantearlos en términos de corredores, para mí no hay un corte transversal como antes, sino horizontal”.

Si hasta diez años atrás, entonces, una de las variables que homologaban a los cordones era la del tendido de redes sanitarias –completo para unos, incompleto para otros—, es posible buscar hoy otras características que igualen ese nuevo tipo de corte que imagina Arroyo. Las inversiones privadas, por ejemplo, serían lo que homologa el norte, y la falta de inversiones privadas, el sur.

Los efectos de ese supuesto cambio se reflejarían en los votos. ¿Qué significa la desaparición del segundo cordón? Así como las fábricas dieron lugar al voto peronista, ¿es posible pensar en un correlato político entre el modelo de desarrollo generado por las autopistas y el voto?

El ser peronista

El segundo cordón siempre fue peronista. Para decirlo brutalmente, ese ser peronista tuvo que ver con las condiciones materiales de quienes lo habitaron. Pero qué pasaría si se dividiera en dos partes, un norte más rico y un sur más pobre con inversiones en el norte que no se hacen en el sur. No se puede decir que la clase trabajadora que dio vida al peronismo desaparece, pero sí que están cambiando las condiciones materiales que le dieron vida. ¿Puede significar eso que, a largo plazo, desaparezca el voto peronista?

Javier Auyero es sociólogo, especialista en el territorio peronista. La zona de residencia, dice, es en general un indicador de variables básicas como clase social, por ejemplo. “El segundo o tercer cordón son heterogéneos y esa heterogeneidad viene dictada por la clase social. Lo mismo sucede con la idea de ‘norte rico/sur pobre’.” Entonces, pese a que conviven en cada cordón distintos sectores o distintas clases, subsiste la idea de un segundo cordón homogéneo o que funcione como bloque, eso “guía las prácticas políticas y, aunque no tenga mucho sentido sociológico, tiene sentido para los actores”.

Según Auyero, el territorio tiene entonces dos dimensiones. Una simbólica y otra real. Mientras no se sientan las diferencias o lo heterogéneo, el segundo cordón seguirá funcionando como tal. Cuando se profundicen las diferencias –entre norte/sur, por ejemplo– el bloque no sólo será heterogéneo para los sociólogos, sino también para los actores. Cuanto más diferencia, menos bloque. Menos segundo cordón.

Los resultados de los comicios de junio pasado podrían ser un efecto de la acentuación de esas diferencias. “En las últimas elecciones –dice Arroyo—, Unión PRO sacó más votos en la primera sección electoral (integrada por ciudades del norte del segundo cordón). Y si bien hubo distintos casos, eso significa que no funcionó la idea de que el primer cordón iba a votar de una manera y el segundo de otra. Por eso, creo que el último momento en el que se reflejó eso fue 1997.”

Sin embargo, no para todos es así. Isidro Adúriz es consultor político. Los cambios, dice en contraposición con las ideas de Arroyo, no son tan generales ni claros. “Salvo la porción de San Isidro que pertenece al segundo cordón, parte de San Fernando, parte de Morón e Ituzaingó, el resto del voto del segundo cordón, a mi entender, no tiene nada que ver con la Capital. Si hay cambios, pueden ser a futuro, pero de momento me parece que el voto es bien peronista, mientras que el voto de la Capital y del primer cordón es tradicionalmente gorila en sus diferentes variantes: conservadora o progresista.”

Si es cierto que el conurbano se transformó, que las inversiones se hacen en el norte, que la zona industrial se modificó, que el sur se empobreció y que eso –siguiendo a Barsky– genera otro “modo de vida”, es posible pensar que el voto peronista haya cambiado. O, al menos, que ya no se trata del mismo voto peronista que en las décadas del ’40, ’50 o incluso del ’70. Arroyo parece aceptarlo. “El voto peronista no es sólo geográfico, sino que se basa en sistemas de relaciones personales, en una parte, y en otra (que no se opone a la primera), en un diagnóstico sobre quién es capaz de gobernar. Las fidelidades, que la prensa y los supuestos especialistas entienden como esencial, es algo que se construye políticamente todos los días. Parte del voto a De Narváez también es voto peronista, ¿o no?”