Cuidar el planeta y combatir el capital
Con atuendo aymara y en las ruinas de Tiwanaku, Morales ratificó el nacimiento del Estado Plurinacional. Hoy, la ceremonia formal.
Por Sebastián Ochoa
Desde La Paz
Con promesas de combatir al capitalismo y defender al planeta, el presidente Evo Morales recibió por segunda vez los bastones de mando de los pueblos indígenas de Bolivia. Ante treinta mil personas, según cálculos del gobierno, Morales sostuvo que “hoy día tengo el orgullo de anunciarles que los tiempos de la Bolivia mendiga e indigna se han terminado, hermanas y hermanos”. Ratificó la muerte del “Estado colonial” y el nacimiento de “un Estado Plurinacional que llega con mucha esperanza para los pueblos del mundo”. Esta mañana, Morales será posesionado por la Asamblea Legislativa Plurinacional, cuyos dos tercios responden al gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS). Por la tarde, se presentará ante miles en el estadio de esta ciudad. Luego, Morales y los asambleístas comenzarán a trabajar para dar desarrollo legislativo a la Constitución aprobada hace un año.
Morales habló en quechua, aymara y castellano. “Hay un presidente y dos estados. Un Estado colonial que se va y un Estado Plurinacional que llega. El Estado colonial no trajo esperanza para los pueblos del mundo. Tuvimos que esperar 180 años para refundar Bolivia con un Estado Plurinacional donde todos los originarios tenemos los mismos derechos. El Estado Plurinacional garantiza los mismos derechos para todos, ése es el desafío profundo que debemos llevar adelante.”
Tiwanaku, a 72 kilómetros de La Paz, fue la ciudad del pueblo tiwanakota. Allí se encuentran varios templos llamativos para turistas y arqueólogos. Morales, acompañado por yatiris, amautas y chamanes, realizó cuatro ofrendas en cada lado de la pirámide de Akapana. Agradeció a la Pachamama, pidió bienestar económico para Bolivia, solicitó la unión de su territorio y rogó discernimiento para tomar decisiones. Luego, se dirigió al templo de Kalasasaya de la mano de una anciana encorvada de 88 años. En la Puerta del Sol recibió regalos de pueblos indígenas del continente. También dos bastones de mando, de manos de un niño y de una niña aymaras.
Sobre los espectadores flameaban cientos de banderas wiphalas y de la nación boliviana. Muchos tuvieron que seguir en pantalla gigante la transmisión de Bolivia TV, el canal del Estado, porque los relieves del terreno hacían imposible divisar lo que pasaba en la Puerta del Sol.
Además de bolivianos, abundaban entre la multitud argentinas y argentinos. Para tratar de mimetizarse con las masas indígenas, varios compatriotas optaron por envolverse en wiphalas y banderas bolivianas. También usaban gorros andinos y pulóveres con dibujos de llamas. Algunos grupos de campesinos se divertían remedando las palabras y la entonación rioplatense. “¿Qué hacé, boludo? ¡Somos de Boca acá!”. Los locales se caían de risa. Los “gauchos”, como les dicen, preferían hacerse los desentendidos ante el no saber cómo reaccionar.
“Aproveché que tenía vacaciones en la oficina y me vine a ver a Evo”, comentó a este diario Adrián Rhul, que blandía una bandera del Qollasuyu, uno de los cuatro lados del Tawantinsuyu, el imperio inca.
Frente al templo de Kalasasaya había dos palcos. Uno con invitados extranjeros y otro para ministros, funcionarios e integrantes de las Fuerzas Armadas. Mozos con guantes blancos se encargaban exclusivamente de proveerles infusiones, bebidas y alimentos. Tres señoras indígenas quisieron entrar, pero no los dejaron. “Sólo entran funcionarios del Estado”, les dijeron. “Pero diputadas somos.” De todos modos, las legisladoras tuvieron que quedarse bajo el sol y las nubes, como el resto.
Morales citó a Gualberto Villarroel, un presidente militar que en 1946 fue sacado del Palacio Quemado por grupos de izquierda, quienes lo ahorcaron en uno de los faroles de la plaza Murillo. “El coronel Villarroel decía ‘no soy enemigo de los ricos, pero soy más amigo de los pobres’. Por supuesto que se respeta la propiedad privada, todos tenemos derechos. Pero más tienen los pobres, para que haya igualdad entre todos. Este es el desafío profundo que debemos llevar adelante.” Los indígenas y campesinos contestaron con un “Jallalla”, que en aymara significa “viva” o “arriba”.
El presidente remarcó que “el Estado colonial permitió el saqueo de los recursos de la Madre Tierra. Era un Estado discriminador que siempre nos han visto a los pueblos indígenas como a salvajes”. Ante la aclamación popular, reflexionó que “más importante que defender los derechos humanos es defender a la Madre Tierra. Si los movimientos sociales no asumimos la responsabilidad, seremos cómplices del capitalismo”.
Los 3800 metros de Tiwanaku fueron difíciles de soportar para varios invitados y asistentes extranjeros. En varias ocasiones, los médicos corrieron con tubos de oxígeno y camillas. Un grupo de invitados oficiales que hablaba en inglés salió rápido para evacuar a una de sus integrantes, casi desmayada. “A los gringuitos no les ha gustado lo que ha dicho el Evo”, comentaron graciosos un par de campesinos.
Morales dijo que su próximo gobierno se regirá con la misma máxima que el pasado. “Rápidamente pasaron cuatro años de nuestro gobierno. Han sido años de trabajo permanente, en que nos guiamos por la ley cósmica que nos dejaron los antepasados. Es el Ama Sua (no seas ladrón), Ama Qella (no seas mentiroso) y Ama Llulla (no seas ocioso). Quiero agradecer desde este lugar sagrado a nuestros antepasado por dejar la mejor herencia a mí y a los pueblos del mundo.”
Los actos de posesión continuarán hoy, cuando los 166 asambleístas le entreguen los nuevos símbolos de la patria. La banda presidencial de la República será confinada en una bóveda del Banco Central. Le colocarán la banda del Estado Plurinacional, que mezcla los colores del estandarte nacional con la wiphala, también reconocida como bandera oficial
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