Más de 5000 bandas se dedican a la trata en el límite de México y EE UU
Operan como células independientes entre sí y colaboran entre ellas. Cuentan con la protección y la complicidad de las autoridades policiales, políticas y judiciales. Las víctimas son engañadas por su deseo de cruzar la frontera.
En el norte de México operan más de 5000 células dedicadas a la trata de personas, de las que la mayoría son mujeres secuestradas en Guanajuato, Puebla, Tlaxcala y Oaxaca. Los datos se desprenden de una investigación realizada por autoridades de los Estados Unidos, que comenzó en 2004, y que envió agentes encubiertos a bares y prostíbulos de Nuevo Laredo, Ciudad Juárez, Nogales y Tijuana. La pesquisa confirmó que los funcionarios, sobre todo estaduales, no sólo son conscientes del problema, sino que son parte del mismo. Esto hizo todavía más seguro el negocio de la prostitución forzada y la esclavitud sexual, como también la de otros trabajos forzados a ambos lados de la frontera.
Marisa Ugarte, dirigente del Corredor de Seguridad Binacional Tijuana-San Diego, una organización que trabaja en el rescate y asesoramiento de las víctimas, fue una de las encargadas de recorrer todos los burdeles de Baja California (México), como también hoteles, cantinas y calles donde se aglutinan los migrantes.
Ugarte cuenta que una vez, en Tijuana, un taxista le ofreció un niño de cinco años, diciéndole que podía hacer con él lo que sea. Por este motivo, no le asombró cuando el equipo con el que trabajó encontró las más de 5000 células, pero sí la complejidad de las mismas, que van desde el traslado, almacenamiento y cruce de personas, al manejo financiero y blanqueo de dinero, de lo que se ocupan autoridades políticas, empresarios, policías y demás gente influyente.
La activista relata que “cada célula es independiente y se venden servicios unos a otros”. Y continúa: “Esto nos revela qué tan organizados están y también por qué no se pelean entre sí. Cada quien tiene un lugar, un movimiento, un transporte, una protección, un manejo de documentación falsa. Todo lo que haga falta.”
El número de integrantes de una célula puede ir de cuatro o cinco personas hasta más de 100, y en la mayoría de los casos forjaron su poder contrabandeando drogas, por lo que les resulta más fácil dominar las diferentes zonas. Ugarte reconoce que la situación también es difícil en los Estados Unidos, ya que “hay muchas zonas a las que ya no puedo ir al norte de San Diego, porque allí es donde operan las grandes estructuras criminales, como la mafia rusa, la china y la mexicana”.
Por otro lado, muchas veces se investigan en los Estados Unidos los casos de trata de personas, en los que se obliga a las víctimas a ofrecer su cuerpo, como delitos comunes. Ugarte explica que esto se debe al fuerte racismo que existe en el sur del país sajón: “Hay mucho racismo en esto también, y muchos intereses. El razonamiento que suelen tener las agencias de investigación es que una víctima de trata puede aspirar a una visa humanitaria, así que mejor atienden el caso como un asunto de delincuencia común.”
En San Diego, por ejemplo, fueron denunciados 1262 incidentes de explotación y trata en 2010. Los datos del Centro de Promoción Social muestran que el 38% declaró ser víctima de explotación laboral y de abuso físico y emocional, el 14% recibió amenazas en cuanto llegaron a las zonas de trabajo, el 19% fue engañado por los que le prometían el empleo, y el 13% dijo tener restricciones dentro del trabajo que están permitidas por la ley. De todos estos, el 16% cruzó en transporte colectivo y sin documentos.
En América del Norte, la capital de la oferta sexual por coacción es Tijuana, pero también se utiliza como base para llevar a las mujeres hacia los Estados Unidos. Allí, la explotación laboral y el acoso sexual son muy comunes en los campos del sur.
Anthony Wayne, embajador estadounidense en México, aseguró que, aunque ambos gobiernos se encuentren decididos a combatir la trata de personas, no obtendrían ningún resultado sin la ayuda de la sociedad. El embajador anunció que su país entregará 1,5 millones de dólares en fondos para apoyar a las organizaciones civiles que se encargan de combatir el problema, y que estos se sumarán a los 5 millones de dólares que su gobierno viene otorgando desde 2009. El mejor modo de combatir la trata, afirma el representante de Washington, es “a través de una estrategia integral de todo el gobierno, con énfasis en prevención y en atrapar y proceder legalmente contra los criminales, y más importante, en protección a las víctimas de este crimen”. <
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