Se cifran en 7.300 los muertos contagiados por los cascos azules nepalíes
Medio millón de haitianos víctimas del cólera que trajo la ONU llevan casi un año esperando respuesta
Pascual Serrano/eldiario.es
A mediados de octubre de 2010, cuando Haití comenzaba a
recuperarse del terremoto del mes de enero anterior, sobrevino una
epidemia de cólera que se calcula ha provocado la muerte de 7.300
personas y medio millón de enfermos. El cólera no se conocía en Haití, a
pesar de su deficiente sistema de alcantarillado su ubicación
geográfica aislada le había mantenido alejado de esa devastadora
enfermedad. Cuando apareció, los médicos haitianos no estaban
familiarizados con el protocolo de prevención y tratamiento y entre los
sectores más empobrecidos lo interpretaron como una maldición de vudú.
Todo ello provocó que las consecuencias fueran tan devastadoras.
El abogado de derechos humanos Mario Joseph inició en
noviembre de 2011 una demanda contra la ONU que comenzó en
representación de 7.000 víctimas del cólera y ahora son 15.000, entre
muertos y enfermos. Y explica la siguiente: "Tras los correspondientes
estudios, los expertos de la Organización Mundial de la Salud, los de
Estados Unidos y los de Francia llegaron una conclusión unánime: se
trataba de un cepa de cólera que procedía del sureste asiático,
concretamente de Nepal. La vía de entrada es el contingente de cascos
azules procedente de ese país, donde la enfermedad es endémica".
Como es sabido, desde 2004 Haití está bajo la ocupación
de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití
(MINUSTAH) tras la intervención militar liderada por Estados Unidos que
derrocó al presidente Jean-Bertrand Aristide. Uno de los países que ha
colaborado con el envío de tropas ha sido Nepal.
En opinión de Joseph, "Haití es doblemente víctima, no
sólo del cólera, sino también de una ocupación ilegal por parte de la
ONU, puesto que no había ninguna guerra en el país ni representaba
ninguna amenaza para la región, ni para Cuba ni para la República
Dominicana".
Las misiones de la ONU como la de Haití firman un
acuerdo denominado Status of Force Agreement (SOFA). "Este acuerdo",
señala Mario Joseph, "prevé que los soldados de la ONU tengan una
inmunidad penal, pero no civil, por eso cuando hay un daño deben pagar
por ello". El letrado aclara que este daño debe ser reclamado dentro
los seis meses siguientes a cuando se produce, entonces se crea una
comisión de tres miembros para examinar las consecuencias. Uno de ellos
lo elige el Gobierno de Haití, otro las Naciones Unidas y el tercero
de común acuerdo. "Ya hace ocho años que las Naciones Unidas están en
Haití y no han puesto en marcha esta comisión. Según la información de
que dispongo, no se ha creado en ningún país", afirma Joseph. Y añade:
"Hemos presentado la demanda acusando a la ONU de haber introducido el
cólera en Haití, la hemos presentado en la oficina del secretario
general en Nueva York, y en Haití. El mecanismo establecido por el SOFA
no se ha puesto en marcha. No nos dan ninguna justificación. Ellos
confunden inmunidad con impunidad. Debemos dejar claro que la inmunidad
no es impunidad. El SOFA impide que presentamos un juicio penal contra
los soldados de la ONU, pero no una demanda civil. Desde la oficina
del secretario general dieron acuse de recibo de la demanda el 29 de
diciembre de 2011. Entonces nos dijeron que darían una respuesta en "un
tiempo razonable". No sabemos qué entienden por tiempo razonable
porque ya hace diez meses. Imagina si las Naciones Unidas hubieran
llevado el cólera a Estados Unidos, a Francia o a España. Seguro que ya
habrían resuelto algún tipo de excusas".
La demanda solicita cien mil dólares por cada haitiano
muerto y cincuenta mil por cada enfermo. Además exigen una compensación
al país, no en dinero, sino mediante la creación de una
infraestructura para el agua potable. Nada de ello ha sido atendido por
las Naciones Unidas. "El cólera se propagó porque en Haití no existe
un sistema de suministro de agua potable. Ante la grave situación del
país y la destrucción que provocó el terremoto, las Naciones Unidas
debían haber controlado sanitariamente a los soldados antes de traerlos,
debían haber tomado muchas más precauciones, en especial referente a
una enfermedad como el cólera que ya se sabía que es endémica en Nepal.
No es una justificación decir que en Haití no había infraestructuras,
eso no exime de responsabilidad a la ONU en el deber de controlar el
estado de salud del contingente militar", afirma el abogado. Hoy los
nuevos enfermos de cólera ya están siendo bien tratados y no se están
produciendo muertes, los enfermos son pocos y en lugares remotos donde
no se están aplicando las recomendaciones sanitarias.
"La demanda", añade el abogado, "pide también que
pongan en marcha la comisión porque hay casos de violaciones, robos,
pedofilia. Esto es importante porque esta comisión nunca se creo en
ningún país y nuestro objetivo es que se cree por primera vez y así
siente un justo precedente. Si se crea esta comisión, se pueden
plantear indemnizaciones".
"Los más indignante", afirma Joseph, "es que los
derechos humanos son observados para los países poderosos pero no en
los países pobres. Es necesario apuntar hacia esos grandes países que
son los responsables en las Naciones Unidas por lo que está pasando en
Haití. Ante la tragedia del cólera, además de llevarlo a los tribunales
haitianos y de Nueva York pensamos en dirigirnos a la justicia de
Nepal, pero los descartamos porque pensamos que los nepalíes son solo
otras víctimas como los haitianos. Las Naciones Unidas están dirigidas
por cinco países que imponen su orden al resto. Nepal solo es un
instrumento que las grandes potencias utilizan para ocupar Haití, es
otro Estado víctima como nosotros".
Mario Joseph trabaja desde hace 16 años como defensor
de derechos humanos en Haití. Es director de un despacho de abogados
internacionales donde representan y asisten a víctimas de violaciones,
especialmente a los más pobres y vulnerables de Haití. Se dirigen tanto
a los tribunales de su país como a instancias internacionales como la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. "Estamos trabajando
también en desarrollar grupos de presión dentro de los países poderosos
para concienciar sobre el crimen del cólera. En Estados Unidos 64
miembros del Congreso escribieron una carta a su embajadora en las ONU
para decirle que había que hacer justicia con Haití, en Inglaterra
también hemos encontrado apoyo. El asunto se trató en el examen
periódico de derechos humanos de Haití en el Consejo de Derechos
Humanos en Ginebra el pasado marzo. Muchos países, como Venezuela, Cuba
o Pakistán, pidieron entonces una compensación por los casos de
cólera. Hasta ahora la UE no se ha pronunciado sobre el tema. Para
nosotros sería bueno poder ir a España o a Italia a contar este
problema porque hace falta que se conozca".
Joseph no deja de insistir en la ilegalidad de la
ocupación de Haití por los cascos azules. "Mucha gente ha sido
asesinada, violada y no pueden obtener justicia, como abogados nos
parece escandaloso, porque no pusieron en marcha ningún mecanismo para
garantizar la protección de los derechos humanos. Es la inmunidad
total, vivimos una discriminación incomprensible". Otra perversión que
señala Joseph es que los países pobres reciben mucha presión por parte
de Estados Unidos para enviar tropas a las misiones de la ONU, los
países pobres del Tercer Mundo reciben dinero de la ONU cuando envían
soldados como cascos azules.
El trabajo de Mario Joseph en Haití es titánico y
rodeado de amenazas. Representa a las víctimas de la dictadura de
Duvalier, cuyo régimen se caracterizó por el terror y al corrupción, y
también defiende a numerosos presos políticos que existen en las
cárceles haitianas. El pasado mes de julio Joseph se dirigió a la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos para pedir una
investigación por la sistemática violación de los derechos humanos en
su país. Desde que llegó el Gobierno de Michel Martelly, en mayo de
2011, se han producido amenazas a la prensa, detenciones arbitrarias,
incluso se detuvo a un diputado en funciones. Joseph denuncia que "en
Haití hay miles de desplazados internos viviendo en campos cuyos
derechos fundamentales son violados constantemente".
Este compromiso le ha hecho víctima de constantes
amenazas, tanto telefónicas como pintadas que se pueden observar en la
fachada de su despacho. No solo no ha encontrado en el Gobierno ningún
apoyo en su petición de indemnización para las víctimas del cólera y
para el país, sino que recientemente el ministro de Justicia Jean Renel
Sanon, molesto por las actividades de Joseph en defensa de los
derechos humanos y en un gesto de clara violación de la independencia
judicial, exigió al fiscal que emitiera orden de detención contra el
abogado. El acoso ha llegado incluso hasta ordenar el cese el pasado 26
de septiembre del fiscal Jean Renel Sénatus por no atender la orden
del ministro. Ello ha generado una campaña de denuncia de la Asociación
Internacional de Juristas Demócratas, a la que pertenece Mario Joseph,
y una acción urgente de Amnistía Internacional.
http://www.eldiario.es/internacional/Medio-haitianos-ONU-esperando-respuesta_0_61943927.html
Pascual Serrano es periodista. Su último libro es "Contra la neutralidad. Tras los pasos de John Reed, Ryzard Kapuścińsky, Edgar Snow, Rodolfo Walsh y Robert Capa". Editorial Península. Barcelona
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