capitanich ordenó reprimir a aborígenes y desocupados
La siesta chaqueña se llenó de palos y golpes
El gobierno de Chaco utilizó quinientos efectivos para desarmar el campamento en la plaza principal de Resistencia. Fue montado hace varias semanas para reclamar planes sociales. La esposa del gobernador apoyó la protesta.
Tolerancia cero. La policía provincial desalojó a los manifestantes de la plaza 25 de Mayo, frente a la gobernación y desmanteló el acampe de los pueblos originarios.
Por segunda vez en cinco días, el oficialismo reprimió una protesta surgida de un conflicto social. El viernes pasado la policía bonaerense desalojó con la fuerza de bastones y gases a los trabajadores que protestaban en la empresa Kraft, en la localidad bonaerense de General Pacheco. Ayer, uno de los gobernadores más elogiados por la Casa Rosada, Jorge Capitanich, del Chaco, avaló un operativo policial que puso fin a una protesta de pueblos originarios y distintas organizaciones, que se manifestaban en la plaza 25 de Mayo, frente a la casa de gobierno provincial. La acción fue en sintonía con el nuevo discurso oficial respecto de las manifestaciones callejeras: “Tenemos que organizarnos para ejercer nuestros propios derechos, que nunca pueden pasar por impedir que otro circule, trabaje o estudie, porque hace a la libertad”, sorprendió la presidenta Cristina Kirchner.
Pasadas las dos de la tarde, en plena siesta chaqueña, alrededor de quinientos policías rodearon la plaza principal de Resistencia y avanzaron con objeto de sacar del lugar a los aborígenes y a los militantes que pedían becas, alimentos y programas sociales, entre otras cosas. Estaban instalados allí hace varias semanas. Dormían en carpas. Los manifestantes intentaron resistirse, luego buscaron escapar a la encerrona, y hubo corridas, gritos y golpes. En menos de una hora la policía había tomado el control de la plaza. El campamento fue desmantelado. A pesar del supuesto orden, la imagen daba la sensación de absoluto caos. Algunos fogones todavía humeaban, apagados a pisotones en medio de las corridas. En el operativo fueron detenidos más de sesenta manifestantes.
En medio de ese desconcierto se sumó un elemento que inició un nuevo terremoto político en el gobierno de Capitanich: Sandra Mendoza, la esposa del mandatario, de quien está distanciado, llegó a la plaza y se puso del lado de los manifestantes. Acusó a los policías de “represores”. Su actitud le terminó costando el cargo que todavía ocupaba en el Ministerio de Desarrollo Social a pesar de ser diputada electa.
El ministro de Gobierno provincial, Juan Manuel Pedrini, dijo que asumía “plena responsabilidad” por lo sucedido, aunque intentó minimizar los incidentes. Así se explicó: “Para Resistencia sería nefasto que la plaza central se convierta en una gran villa y se consoliden las construcciones de las actuales carpas”. Por la mañana, distintas organizaciones sociales habían protestado frente al Ministerio de Desarrollo Social.
La oposición criticó el accionar del gobierno de Capitanich. El dirigente Raúl Castells, líder del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados, denunció que alrededor de veinticinco dirigentes de su espacio fueron encarcelados por la policía y vinculó la represión chaqueña con lo sucedido el viernes en Kraft: “Está todo en consonancia, la gente protestaba en paz, tomaba mate y de golpe fue atacada por la policía. Acá se buscó generar otro 20 de diciembre de 2001, no lo vamos a permitir”, dijo, y anunció que hoy marchará en La Plata pidiendo por la liberación de “los presos políticos”.
El diputado chaqueño Carlos Urlich (UCR) describió que “la gente acampaba reclamando promesas que les hizo el propio Capitanich durante la campaña y que nunca cumplió. Es gente pacífica que estaba ahí hace sesenta días. El gobernador los sacó con métodos propios de una dictadura”. El dirigente Armando Centurión, del MTD 17 de Julio, dijo: “Se pusieron de acuerdo el Gobierno y la Justicia para reprimir porque los pobres somos un problema”. Al cierre de esta edición, los sesenta manifestantes detenidos permanecían encarcelados en distintas comisarías.
Sandra Mendoza: esposa del gobernador, piquetera y expulsada
En medio del operativo policial para dispersar a los manifestantes que acampaban en la plaza principal de Resistencia apareció Sandra Mendoza, la esposa del gobernador Jorge Capitanich. Se puso del lado de los dirigentes sociales. Intentó que algunos de ellos volvieran a sus carpas y acusó a varios policías de ser “represores”. Dijo que fue golpeada: “La democracia también está para protestar”. Por la tarde, su marido, de quien está distanciada, la echó del cargo que ocupaba en el Ministerio de Desarrollo Social. En diciembre asumirá como diputada nacional.
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