domingo, 7 de septiembre de 2008

El periodismo ya no atrae multitudes

El periodismo ya no atrae multitudes

Las dificultades para encontrar una salida laboral y la falta de credibilidad en quienes ejercen el oficio son algunas de las causas de la caída de la matrícula. La mayoría de los alumnos que recién se inician no tiene referentes en la profesión.



Tamara Smerling 07.09.2008

Ser periodista está fuera de moda. Si hasta fines de los 90, estudiar Comunicación o Periodismo era la novedad, ahora ya no. En la era K, donde Cristina les pega todo el tiempo (las famosas “letras de molde” a las que hace referencia en cualquier discurso), la profesión ya no atrae a tantos: la matrícula cayó un 30% en las universidades de Buenos Aires, Rosario y La Plata en los últimos cuatro años. Docentes y alumnos creen que la baja se debe a las dificultades para encontrar una salida laboral, al desencanto con el oficio, a la ausencia de paradigmas en el periodismo o a la falta de credibilidad que se plasma en la frase de Luis Majul: “No creas todo lo que te dicen los medios”.

“Hubo una disminución de las inscripciones”, confirma el director de Comunicación de la UBA, Alejandro Kauffman, y el secretario académico, Jorge Lulo, precisa que el ingreso bajó de 1.200 a 800 alumnos por año: “El boom fue entre 2001 y 2004, donde había 10 mil alumnos que cursaban en la facultad. De 2004 a 2008 se produjo una baja en la matrícula que quedó en 25% y actualmente cursan sólo 7.700 estudiantes”.

Vera Adler tiene 27 años, está por rendir la última materia en la UBA y estudió periodismo en una escuela privada. “Quería ser periodista y me anoté en TEA porque me parecía que era una carrera práctica. Pero necesitaba el sustento teórico, arranqué Ciencia Política y en la mitad del CBC me cambié a Comunicación: lo que buscaba era abrir la cancha, darle un valor agregado a mi profesión”. Lo mismo piensa Gastón Bourdieu, 21 años, 3º de la UBA y DeporTEA: “Estudié Comunicación porque tenía miedo que sólo con un terciario me quedara corto. Quiero ser periodista pero la ‘chapa’ de la UBA todavía pesa, la formación que te da”.

En Rosario, los alumnos tampoco se inscriben como antes en Comunicación Social. El secretario de Planificación y Gestión, Franco Bartolacci, dice que el boom se dio entre 1998 y 2002: “En los últimos tres años se notó una disminución: de 600 estudiantes pasamos a 380, casi un 30% menos”. En la Facultad de La Plata, en 2001 ingresaron 819 alumnos y la cifra se mantuvo hasta 2003 –cuando hubo 1.194 estudiantes– pero el ingreso volvió a caer en 2007, cuando llegó a 841 chicos.

Bartolacci cree que entre las razones de la caída figura “la gran cantidad de institutos privados de periodismo que surgieron” ya que “se trata de carreras más cortas o específicas”. Bourdieu reflexiona: “Alguien que estudia Derecho sabe que va a trabajar en un juzgado, pero en Comunicación no tenés ni idea”.

En las escuelas privadas, el fenómeno es inverso: la mayor práctica, los cursos de 20 alumnos y la escasa carga horaria facilitan el aumento de la matrícula. “En TEA no bajó la inscripción. El año pasado, el mismo día que abrimos ya no quedaba cupo para las 900 vacantes”, dice el rector Fernando González. Lo mismo ocurre en la Universidad de Belgrano y en Palermo, donde el director Pablo Mendelevich sostiene que “hubo un aumento”.

Un profesor, que pide reserva de su nombre, dice que cuando arranca el año le pregunta a sus alumnos a qué periodistas se querrían parecer. La respuesta siempre lo sorprende: la mayoría no sabe qué contestar. “Los más ilustrados responden Lanata, pero la mayoría dice Pergolini o Fantino, que ni siquiera son periodistas. Nadie nombra a Santoro o Morales Solá porque no se fijan en ellos como modelos ni los leen”.

Adler agrega otro dato para justificar la caída: en la ceremonia de egreso de TEA un profesor recordó lo difícil que estaba el mercado “porque habían echado a 400 periodistas de Clarín”. La chica asegura que la falta de formación de los nuevos periodistas (“que se conforman con una carrera terciaria, porque nadie les exige más que eso”), el auge de los medios digitales (“donde hay que escribir corto”) y la falta de pretensiones de los lectores hacen el resto.


Antes éramos como héroes



Jorge Halperín: La revolución en las comunicaciones produjo un fenómeno mediático que llevó a 50 mil chicos a estudiar periodismo: veían en la profesión una actitud enigmática, un éxito social, el deseo de ser famosos. Eran como héroes que destapaban ollas podridas. Pero hoy ya no cumplen con ese papel, ya no se investiga, estamos viviendo una época gris, mediocre del oficio.

Hay menos romanticismo

Mónica Gutiérrez: Hoy hay una versión menos romántica de los medios. En los 90, el periodismo tenía una función de extremo protagonismo. Muchos actos de corrupción fueron develados con investigaciones. Ahora, el nivel bajó notablemente, ningún gobierno contó con tanto consenso del periodismo como el K. Bajó el nivel de denuncias. El periodismo tiene una mirada más expectante
y no crítica.

Se perdió la épica y la mística

Luis Majul: En los 90 el periodismo tenía épica y mística. Una profesión de carácter fuerte y atractivo. Ahora, muchos periodistas comparten algunas cosas que hizo el gobierno K. De hecho, las operaciones que hizo el Gobierno en los medios obligaron a dejar de lado las investigaciones periodísticas. Y justamente: el mayor atractivo para los estudiantes de periodismo es la práctica de la investigación.

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