El virus que nos cambió la vida
¿Qué hacer con los chicos en casa? ¿Se pueden juntar con amigos? Qué pasa con el shopping, los cíber, el pelotero. Ir a la cancha. Comer en un restaurante. La epidemia obliga a repensar cada actividad. Dos expertos ayudan a responder las preguntas y tomar decisiones.
Por Carlos Rodríguez
En pleno auge de la pandemia de influenza A, ¿cuáles deben ser las precauciones cotidianas? ¿Se puede ir sin problemas a un estadio de fútbol, a un recital, al cine, al teatro, a comer afuera o a bailar? ¿Qué hacer desde mañana con los chicos más pequeños que se quedarán en casa por la suspensión de las clases? ¿Pueden salir a jugar, juntarse con amiguitos o concurrir a un pelotero? Los expertos Marcelo Blumenfeld y Pedro Cahn, aunque tuvieron discrepancias en cuanto a si se puede concurrir o no a los espectáculos públicos, coincidieron en que lo primordial es que se produzca el aislamiento de las personas –menores o adultos– que presentenn síntomas gripales, aunque nunca se confirme que se trata de la del tipo A H1N1. “Los chicos y jóvenes no van a ir al colegio, pero muchas veces los adultos, por un exceso de responsabilidad, vuelven al trabajo en forma prematura, cuando todavía persisten los síntomas de la gripe. No deben hacerlo. Deben guardar cama, al menos por siete días”, sostuvo Blumenfeld. Sobre el uso de barbijos, que ambos consideraron ineficaces y hasta contraproducentes, Cahn recalcó que sólo son recomendables “para los que están enfermos, para que no contagien, pero no para los que están sanos y suponen que poniéndose el barbijo ya están protegidos”.
Tanto Marcelo Blumenfeld, coordinador de Enfermedades Emergentes de la Sociedad Argentina de Infectología, como Pedro Cahn, médico infectólogo y presidente de la Fundación Huésped, coincidieron en aprobar la suspensión de las clases o el adelantamiento de la feria judicial, como forma de evitar actividades –la educativa y la de los juzgados– que provocan grandes movilizaciones y concentraciones de personas en lugares cerrados. “Hay que manejarse con precaución cuando se concurra a lugares donde la actividad no es obligatoria, como ir al cine o al teatro, a los estadios de fútbol, a un restaurante o a un lugar bailable. Aunque hay espectáculos suspendidos o lugares que se cerraron en forma espontánea, yo no creo que haya que prohibir esas actividades. Son optativas y la gente puede ir, pero con ciertas precauciones”, opinó Blumenfeld.
Cahn, en cambio, consideró que “hay que postergar, al menos mientras dure el pico de la pandemia, la concurrencia al gimnasio, salir a comer afuera o ir al cine. Si yo tuviera que festejar un aniversario, con una novia o con mi mujer, optaría por quedarme en casa y llamar a un delivery. Si mi hija me dice que quiere salir a bailar el sábado por la noche, yo le recomendaría que no lo hiciera. No creo que se deban prohibir esas actividades, no lo sugiero, pero yo, en lo personal, preferiría evitarlas como una forma más de prevención”. Hay actividades imposibles de suspender, como ir al supermercado o al almacén. Lo que también limitó Cahn es el shopping y, sobre todo, en el caso de los más chicos, “pasar mucho rato en los juegos electrónicos” colectivos, porque el virus puede transmitirse de persona a persona, de mano en mano.
En lo que sí coincidieron los dos especialistas es en la recomendación específica y más contundente en cuanto a las restricciones para los sectores considerados de mayor riesgo, como las embarazadas, los mayores de 65 años y las personas de cualquier edad con enfermedades crónicas: respiratorias (sobre todo los asmáticos), cardiovasculares, diabetes, hepáticas y otras. “En esos casos –sostuvo Blumenfeld– yo recomiendo que no concurran a lugares donde hay grandes aglomeraciones, porque el contagio para ellos tiene un nivel de gravedad mayor.”
Ante la pregunta sobre si es recomendable o no que la gente vaya al cine, al teatro, al estadio de fútbol, a comer afuera o a bailar, Blumenfeld sostuvo que “sólo hay que manejarse con precaución”. Sólo se inclinó por impedir “que los enfermos salgan, porque se tienen que aislar para evitar el contagio. Si bajó la fiebre, pero siguen los síntomas gripales, hay que quedarse en casa, al menos por siete días. El virus se transmite más durante la manifestación de la enfermedad. Los enfermos no tienen que pensar sólo en ellos, en su responsabilidad de trabajar, sino en los demás, en los que pueden llegar a contagiar. Hay cuadros leves, en los que tal vez no aparezca la fiebre, pero igual se produce el contagio y por eso, hay que suspender todas las actividades fuera del hogar”.
“La primera precaución, para los que están sanos es el lavado de manos. La enfermedad no se transmite por el aire, como ocurre, por ejemplo, con la tuberculosis. Se transmite por goteo, es decir cuando alguien que está cerca de nosotros, a menos de un metro, nos tose o nos estornuda en la cara. También se transmite si tocamos algo, un pasamanos, el teclado de una computadora y nos llevamos las manos a la cara. A las manos nunca tenemos que llevarlas a la cara si las tenemos sucias”, fue la advertencia de Blumenfeld. “Hay que lavarse las manos y mantener la higiene en el hogar. Si hay un enfermo, hay que evitar contactos cercanos. A tres metros, por más que estornude o tosa, es muy difícil que nos contagiemos, pero si estamos muy cerca, el riesgo es real. Lo que hay que lavar con cuidado es la ropa de cama, si hay un enfermo. Cuando se retiran las sábanas, hay que evitar acercarlas al cuerpo y después hay que lavarse bien las manos. La ropa se lava como siempre, sin otra precaución adicional.”
Ante la pregunta sobre si representa un riesgo salir a comer afuera, en un bar o un restaurante, Blumenfeld respondió: “Me parece que el riesgo no es mucho, es menos que el de ir a un estadio de fútbol. Y en la cancha, también hay que ver cómo están de llenas las tribunas, si hay mucho contacto entre las personas. Pero insisto, se transmite por goteo, es decir cuando alguien estornuda o tose a 20 centímetros, cerca de nuestra cara”. El especialista advirtió que “otra cosa es si se trata de una mujer embarazada. Lo ideal es que no vaya a ningún lugar donde haya aglomeraciones. También deben cuidarse mucho los mayores de 65 años y los que tengan asma bronquial o los diabéticos. Sería bueno que ninguno de ellos vaya a un lugar donde se reúna mucha gente”.
Sobre el uso del barbijo, Blumenfeld aseguró que “no lo aconsejan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en algunos casos, hasta los desaconsejan. La gente no tiene idea sobre cómo se debe manejar el barbijo. Si es alguien que está enfermo y estornuda o tose, es probable que se lo saque tomándolo de la parte que cubre la nariz y la boca, y no desatando las tiras que lo sujetan. A veces se lo sacan, lo ponen en un bolsillo y luego se lo vuelven a colocar. Eso es riesgoso y además, no sirve para evitar el contagio”.
Respecto de cómo se debe actuar con los chicos que desde mañana dejan de concurrir a los colegios, Blumenfeld consideró que “la medida de suspender las clases es razonable, porque las actividades en un colegio, la forma en que se mueven los chicos, constituyen un peligro de transmisión altísimo de la enfermedad. En cuanto a qué hacer con ellos desde ahora, lo ideal es que respeten las recomendaciones en cuanto a la higiene personal y que hagan una vida lo más normal posible. No es necesario que estén encerrados en su casa”.
Cahn coincidió en la inutilidad de los barbijos. “Son innecesarios para la gente común. Sólo deberían usarlos los enfermos, con mucho cuidado para aquellos que tengan que manipularlos después de usados. Sólo son muy recomendables para los médicos que tienen que atender pacientes con gripe A. El resto de las personas no debería usarlos.” Sobre qué hacer con los más pequeños, desde mañana, Cahn recomendó “llevarlos a la plaza, a jugar en lugares al aire libre, que se junten con otros chicos, pero que no se formen grandes grupos. No hay que meterlos en un pelotero, ni en el shopping, ni en los juegos electrónicos, ni en un cíber. El aire libre es lo mejor. Hay que inclinarse por los lugares bien ventilados”.
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