miércoles, 15 de septiembre de 2010

LA CAMARA DE CASACION RATIFICO EL FALLO CONTRA JULIO CESAR GRASSI, AUNQUE DECIDIO QUE TODAVIA NO VAYA PRESO

Un cura al que sólo le queda el juicio final

Por unanimidad, los camaristas consideraron válida la sentencia del tribunal oral que condenó al sacerdote por abuso sexual agravado. De todos modos, mantuvieron para Grassi el beneficio de la libertad, ya que aún puede apelar a la Corte provincial.

Por Carlos Rodríguez

Cuando se están por cumplir los diez años de la difusión pública del caso, la Cámara de Casación Penal bonaerense ratificó la condena a 15 años de prisión dictada en primera instancia, el 10 de junio de 2009, contra el cura Julio César Grassi, por dos hechos de “abuso sexual agravado reiterado” en perjuicio de un chico –menor de edad al momento de ocurridos los hechos–, conocido bajo el nombre de “Gabriel”, para resguardar su verdadera identidad. Los jueces de Casación, por unanimidad, resolvieron que el sacerdote “siga en libertad en esta instancia” judicial, de acuerdo con el texto del fallo, al que tuvo acceso Página/12. Se descarta que la ratificación de la condena será nuevamente apelada por la defensa de Grassi, que puede plantear todavía el “recurso de inaplicabilidad de la pena” ante la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires. Anoche, apenas se conoció el fallo, Grassi salió por el canal C5N para declararse “indignado y decepcionado” con los jueces del Tribunal de Casación.

“Los jueces acaban de confirmar el absurdo (fallo) del Tribunal 1 de Morón. No sé cómo van a fundamentar este fallo, que es una vergüenza”, declaró Grassi, quien fue todavía más lejos en sus críticas: “Los jueces no tuvieron la fortaleza para absolver. Evidentemente fueron presionados”. Al descartar la inmediata detención del cura, los jueces de Casación desoyeron el pedido del fiscal del fuero, Carlos Altube, quien la pidió en coincidencia con el fiscal del juicio oral, Alejandro Varela, y los querellantes Juan Pablo Gallego, Sergio Piris y Jorge Calcagno.

Los integrantes de la Sala Segunda del Tribunal de Casación Penal bonaerense, Carlos Alberto Mahiques, Fernando Luis María Mancini y Jorge Hugo Celesia, rechazaron el planteo de la defensa de Grassi para modificar la sentencia condenatoria por el caso de “Gabriel”, pero al mismo tiempo consideraron “improcedente” el planteo de los querellantes para que se modifique la absolución del sacerdote respecto de los abusos denunciados, en el mismo juicio realizado ante el Tribunal Oral 1 de Morón, por otros dos jóvenes, llamados “Ezequiel” y “Luis”. Los jueces rechazaron todos los planteos de nulidad presentados por los defensores de Grassi, los que habían solicitado que se declarara inválida toda la acusación.

La defensa de Grassi, encabezada por Cavo, planteó ante Casación “la nulidad de todo lo actuado debido a la irregular intervención del juez Alfredo Humberto Meade”, a quien acusaron de “prejuzgamiento” por las declaraciones que hizo en el programa Telenoche Investiga, emitido el octubre de 2002. Los jueces de Casación consideraron despejada “la idea de perjuicio alguno”, con el hecho concreto de que Meade fuera desplazado de la causa en la primera etapa de la instrucción.

Los defensores de Grassi intentaron desacreditar lo denunciado por Miriam Lewin y otros periodistas del ciclo televisivo. Los jueces de Casación sostuvieron, en cambio, que “ningún vicio de arbitrariedad se verifica en la inferencia efectuada a partir de la evidente coincidencia horaria entre los programas de Telenoche Investiga” y el “reportaje trucho” emitido en el ciclo Edición Chiche, que salía al aire por Canal 9, “al cual fue el sacerdote a bregar por su inocencia”.

Agregan que “mientras en el primero se hizo pública la imputación (...) contra Grassi, en el segundo se quiso mostrar paralelamente lo fácil que resulta producir un informe con el testimonio falso de una víctima de abuso sexual contra un sacerdote, dejando a las claras que no solamente el imputado sabía con antelación el contenido cabal de los actos que se le atribuían, sino que también ello era conocido por otras personas”.

Los delitos imputados a Grassi ocurrieron en el interior de la sede central de la Fundación Felices los Niños, en la localidad de Hurlingham. Con la decisión del tribunal de alzada de ratificar la condena de primera instancia, el cura sigue manteniendo la posibilidad de visitar ese lugar, en horario diurno y acompañado “por una persona por él designada”. Esto fue objeto de crítica por parte de los acusadores, pero las cosas seguirán igual hasta que la sentencie quede firme. Luego de plantear el pedido de revisión ante la Suprema Corte bonaerense, la defensa de Grassi podría incluso recurrir en queja ante la Corte Suprema nacional.

“Se ha condenado a un pedófilo a 15 años de prisión, pero el tribunal no lo encontró culpable de todos los cargos, de manera que vamos a apelar ante la Cámara de Casación”, dijo en su momento el abogado querellante Juan Pablo Gallego, que representó en el proceso al Comité de Seguimiento de la Convención Internacional por los Derechos del Niño. “De todos modos, lo más grave es que pueda seguir en libertad y que pueda visitar, cuando quiera, la escena del crimen”, comentó Gallego.

En ese mismo punto coincidieron el fiscal del juicio, Alejandro Varela, y Estela Carlotto, presidenta del Comité. El día de la primera condena fue considerado por Grassi como “triste y terrible”. El día de la sentencia, en la audiencia, estuvieron presentes “Gabriel” y “Luis”. Ayer se comentó, en los círculos allegados a los tres jóvenes denunciantes, que había “alegría por la confirmación, pero la misma desilusión, porque una vez más no se tuvieron en cuenta las acusaciones de ‘Luis’ y de ‘Ezequiel’, que eran tanto o más fundamentadas que las de ‘Gabriel’”.

El fallo emitido ayer por Casación tiene casi 300 páginas y su texto, en la mayoría técnico, parece descartar cualquier tipo de modificación futura del fallo. Lo que preocupaba a los querellantes era la demora que supondrá la nueva apelación de los abogados de Grassi. El joven conocido como “Gabriel” tenía 13 años cuando ocurrieron los dos abusos en los que el sacerdote fue encontrado culpable. En la acusación inicial se señalaba que resultaba “clara la orientación sexual de los tocamientos, besos en la boca y fellatio” promovidos por el imputado en hechos ocurridos en los meses de noviembre y en diciembre de 1996.

Los jueces señalaron en su momento que “no solamente se trató de la ejecución de actos de connotación sexual con un menor de su propio sexo, sino de la influencia en la psiquis de la víctima mediante palabras y gestos que pretendían lograr en el menor la idea de que se trataba de una situación normal”. “Le decía –precisó el fallo– que lo viera como su padre, o que era normal que los hombres se conocieran, mientras llevaba a cabo estas conductas.”

El avance de Grassi fue gradual: “Primero lo sentó sobre sus faldas, luego le tocó las piernas aproximándose al pene, después lo sorprendió dándole un beso en la boca. Otro día le propuso una fellatio a la que accedió antes de escuchar la respuesta de una víctima paralizada”. Al momento de evaluar la pena, los jueces del Tribunal Oral consideraron que era “inexorable y exorbitante” la pena máxima, solicitada por Gallego, de 37 años de prisión, y también la de 30 y hasta la de 20, sobre todo teniendo en cuenta que se desestimaron, como válidas, las acusaciones por los 15 hechos denunciados, en conjunto, por los jóvenes identificados como “Ezequiel” y “Luis”.

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