“Por juicio y castigo a los culpables”
Reclamaron la aparición con vida del testigo del juicio contra Miguel Etchecolatz y exigieron la condena a los responsables de su secuestro. También pidieron por Luciano Arruga y el esclarecimiento de otros casos de desaparecidos en democracia.
Por María Laura D’Amico
“¿Y si todos desaparecemos?” La pregunta quedó impresa con aerosol en la rambla de calle 7 junto a un dibujo de la cara de Jorge Julio López, el testigo que hace cuatro años declaró en el juicio contra Miguel Etchecolatz y desde entonces está desaparecido. A pocos metros, una murga dejaba de hacer sonar sus tambores para realizar una intervención tapándose ojos, oídos y boca, en repudio al silencio en torno de la segunda desaparición del albañil. Estas fueron algunas de las imágenes que dejó la marcha realizada ayer en La Plata para pedir por la aparición con vida del testigo desaparecido el 18 de septiembre de 2006, y por el fin de la impunidad para los autores de su secuestro.
Detrás de una extensa bandera con la insignia “Exigimos al gobierno nacional y provincial juicio y castigo a los culpables”, más de dos mil personas se encolumnaron para marchar desde Plaza Moreno hacia la gobernación bonaerense y reclamar para que se investigue y se juzgue a los responsables materiales e intelectuales de la segunda desaparición de López.
Desde la primera fila y sosteniendo la bandera, la abogada querellante en la causa Etchecolatz, Guadalupe Godoy, afirmó que “el eje de la denuncia de este año es la impunidad en al cual ha quedado la causa a partir de la inoperancia del Poder Judicial”. En ese sentido, explicó que “la causa no tiene imputados; desde hace un año y medio no hemos podido revertir que siga en manos de la policía bonaerense ni la indiferencia del poder político”. A su lado, se encontraba Nilda Eloy, integrante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD) y otros referentes de organismos de derechos humanos.
Más atrás, numerosas agrupaciones gremiales, políticas y sociales, centros de estudiantes universitarios y de escuelas secundarias, y movimientos sociales, agitaban coloridas banderas y coreaban, superpuestos, cánticos que giraban en torno de la aparición de López.
Poco antes de comenzar la movilización, otro de los integrantes de la AEDD, Carlos Zaidman, dijo que “un año más de impunidad es un año más en que los que secuestraron y desaparecieron por segunda vez a López siguen impunes y por eso nuestra necesidad de estar hoy acá”. Refiriéndose a los juicios por delitos de lesa humanidad que se están realizando actualmente en todo el país, expresó que “el sistema de protección de testigos es otro fiasco. En el juicio de la Unidad 9, en La Plata, ha habido muchas agresiones aisladas. Creemos que la única posibilidad de proteger a los testigos es que la totalidad de los genocidas estén juzgados y en cárceles comunes”. Agregó que, sin embargo, “esto nos ha redoblado en nuestra obligación de declarar. No nos amedrentaron haciendo desaparecer a treinta mil compañeros ni haciendo desaparecer a López. No nos van a amedrentar”.
Sobre este tema, Godoy afirmó que “el sistema de protección de testigos parte de un error que es pensar que el mensaje fue sólo a los que declaran y no a todo un campo popular que durante muchos años reclamó los juicios y que, en el momento que podíamos empezar a tener justicia, lo que se nos mostró fue un mensaje de impunidad. En ese sentido seguimos reclamando que a quienes se tiene que encerrar y vigilar es a los que pueden hacer desaparecer a los testigos y no pretender que sean los testigos los que tienen que estar vigilados hasta tanto se terminen los juicios”.
Al atardecer, los manifestantes se pararon frente a la gobernación bonaerense donde Zaidman y la integrante de la agrupación HIJOS, María Isabel Greco, leyeron un documento en el que rechazaron la “actitud pasiva y silenciosa de los gobiernos nacional y provincial, entendiendo que, en el tiempo transcurrido, es complicidad y encubrimiento”. Asimismo, pidieron justicia por otros casos de desapariciones forzadas en democracia, como el de Luciano Arruga, el joven de dieciséis años secuestrado y desaparecido el 31 de enero de 2009 por agentes del destacamento policial de Lomas del Mirador, el de Sandra Ayala Gamboa, Andrés Núñez, Miguel Bru, entre otros, y se despidieron con el grito de “No olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos”.
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