domingo, 2 de septiembre de 2007

Proteger a los hijos del lado oscuro de internet

Proteger a los hijos del lado oscuro de internet

Entre las ventajas y los peligros de la Red, el duro reto que enfrentan muchos padres hoy


En la casa de Ricardo y Rosana Bizarra -padres de dos preadolescentes-, la computadora está en el medio del comedor. Quizás no sea el lugar más cómodo, pero es el único donde pueden estar cerca de Mora (9) y Valentín (11) cuando éstos utilizan internet. Saben que tal vez ese cuidado no baste por sí sólo para mantener a sus hijos a salvo de contenidos inapropiados y otros peligros potenciales de la red. Sin embargo, mientras avanzan en el conocimiento de un medio que todavía les resulta ajeno, admiten que la supervisión directa y un buen diálogo con los chicos es todo lo que tienen a mano.

Lo mismo que otros padres de niños pequeños, Rosana y Ricardo enfrentan hoy el complejo dilema de establecer límites en un terreno donde su experiencia como adultos los alerta de los riesgos, pero su desconocimiento generacional los deja en franca desventaja.

Si la tarea de poner límites siempre fue un desafío para los padres, internet ha venido a contribuir a que ese reto sea hoy incluso mayor. Porque es innegable que así como puede exponer a los chicos al peligro de entrar en contacto con abusadores, estafadores y páginas de contenido inapropiado para su edad, la red también les ofrece un universo invalorable de conocimientos.

¿Cómo proteger entonces a los chicos sin desalentar en ellos el uso de una herramienta que tiene cada vez mayor peso en el mundo de la educación, el trabajo y las relaciones humanas, y donde hoy ellos socializan con la naturalidad con que generaciones anteriores lo hacían en la plaza o la esquina del barrio?

El interrogante dispara opiniones diversas.

PELIGROS REALES DEL MUNDO VIRTUAL

Pedófilos, estafadores, oportunistas, xenófobos, violentos... El lado oscuro de internet entraña numerosas amenazas potenciales que si bien los padres de hoy conocen, rara vez llegan a dimensionar o saben cómo hacerles frente para mantener a sus hijos lejos de ellas.

"Hoy vivimos en dos mundos paralelos, igualmente deslumbrantes y riesgosos: el mundo real y el mundo virtual. La mayoría de nuestra recomendaciones y cuidados con nuestros hijos apuntan al mundo real, pero muchos no vemos, tal vez por desconocimiento, los peligros del mundo virtual", asegura la licenciada en Ciencias de la Educación, Andrea Belvedere.

"Aunque es habitual que los padres cuiden que sus hijos no hablen con extraños, no le abran la puerta a un desconocido, y se fijan dónde van a jugar o qué programas de televisión ven, son contados los que supervisan el mundo virtual en el que sus chicos se manejan", opina Belvedere, miembro del equipo de Psicología Comunitaria de la dirección de Educación Bonaerense.

Algunas estadísticas parecen confirmar esta observación. Según datos de la Asociación de Padres por un Uso Seguro de Internet, sólo tres de cada diez hogares argentinos con acceso a internet utilizan programas de control parental.

"Existen múltiples aplicaciones y programas que tienen la capacidad de filtrar el acceso por internet a determinada información perjudicial para los chicos. Estos permiten bloquear la entrada a páginas de contenido sexual o violento, entre otras opciones indeseadas. Pero sucede que en general los padres no las utilizan o, si lo hacen, se fían demasiado de ellas cuando en realidad deberían considerarlas una protección auxiliar", aseguran desde la Asociación.

"ENSEÑAR UN USO RESPONSABLE"

Ariel Muñoz, experto en informática, considera que los programas destinados a proteger a los chicos de contenidos indeseables "no alcanzan si no se los educa además como futuros usuarios, ya que "en el mundo virtual, al igual que en el real, hecha la ley, hecha la trampa".

"La competencia entre las (empresas) punto com por difundir sus contenidos es cada vez más agresiva. A medida que se desarrollan nuevos filtros de control parental surgen nuevas estrategias para eludirlos. Un chico puede no estar buscando pornografía o páginas de contenido violento, pero eso no lo salva de cruzarse con ellas cuando navega. De manera que el mayor esfuerzo debe ser puesto en la educación para un uso responsable".

Muñoz afirma que ése es el criterio que él mismo resolvió aplicar con sus hijos. "Cuando Tomás cumplió diez años decidimos sacarle los filtros de la máquina que está en su dormitorio. Ya para entonces veníamos trabajando con él el tema de la responsabilidad al navegar en internet. Todavía cada tanto reviso las páginas que visita, pero estoy tranquilo porque jamás se mete donde no tiene permitido y creo que ha desarrollado su propia actitud crítica", cuenta.

Para la licenciada en Ciencias de la Educación Andrea Belvedere, restringir el uso de internet no es un buen recurso con los chicos. "El límite debe surgir de una reflexión conjunta tanto desde el hogar como desde los diferentes ámbitos educativos, sabiendo que esta nueva tecnología es sólo una herramienta que debemos aprender a aplicar".

Porque "si bien los padres y educadores tenemos hoy el desafío de convivir con una herramienta de la cual los chicos saben en general más que nosotros, no por eso debemos dejar de ser los responsables de facilitar, guiar y orientar sus aprendizajes. Nuestro objetivo debe apuntar a que los chicos aprendan a aprender, y que a través de la autogestión descubran sus propios intereses y construyan sus propios saberes a través del buen uso de la información", dice Belvedere.

EL OTRO RIESGO: EL USO EXCESIVO

Aunque a principios de este año la Asociación Médica Americana, que reúne a algunos de los psiquiatras más prestigiosos del mundo, resolvió que no existen todavía pruebas suficientes para considerar el uso excesivo de internet como una adicción, el hecho de que este tema haya sido objeto de debate pone en evidencia un fenómeno que preocupa a especialistas y padres: la cantidad de horas que muchos chicos pasan en internet.

No es de extrañar que Microsoft, una de las compañías proveedoras de software para internet más importantes del mundo, recomiende a los padres "ayudar a los hijos a establecer un equilibrio saludable entre el uso de internet y otras actividades".

"Busque síntomas de dependencia a Internet; pregúntese si el uso de Internet de su hijo le afecta en su rendimiento escolar, salud y relaciones con familiares y amigos", sugiere la firma en uno de sus sitios oficiales.

Y es que al margen de los peligros externos que entraña la red, el uso excesivo no deja de ser considerado un riesgo potencial.

"Si bien la dependencia a internet puede enmascarar una serie de problemas personales, tales como depresión o retraimiento social, por lo general suele producirse en chicos que no tienen ningún inconveniente ni trastorno psicológico alguno, y sólo porque es una práctica altamente tentadora. A veces son necesarios unos pocos días de conexión para producir un profundo interés en la actividad", señala el psicólogo Leopoldo Mancinelli, especialista en trastornos infantiles de conducta.

En este aspecto, Mancinelli sugiere a los adultos plantearse una autocrítica. "Las pautas de conexión de los padres son indicadores eficientes acerca del comportamiento de los chicos frente a la computadora. Es obvio que si ven unos padres que gastan sus pupilas hasta la madrugada frente a la pantalla se verán tentados a seguir esa línea de comportamiento", dice.

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