Las obras de Miró y una magia que trasciende su tiempo
Se exhiben más de 60 dibujos y grabados
Miércoles 19 de diciembre de 2007 |
Sobre cartón, sobre lámina de corcho, sobre papel japonés, sobre papel lija. Sobre toda superficie que le permitiera desplegar su creatividad y conocimiento, el artista catalán Joan Miró realizó dibujos y grabados que desde hoy, a las 19, se podrán apreciar en toda su dimensión en el Centro Cultural Borges (Viamonte y San Martín) en la muestra La magia de Miró .
La exposición reúne más de 60 obras que abarcan las décadas del 70 y del 80, pertenecientes a la colección de Alfredo Melgar, conde de Villamonte, quien conoció y fue amigo del artista. Miró nació en Barcelona en 1893 y murió en 1983. En los años 20 entró en contacto con las vanguardias históricas y en 1947 participó en la exposición surrealista organizada por Marcel Duchamp y André Breton.
"Conocí a Miró cuando empecé a dedicarme a la fotografía profesional. Para mí es el gran pintor del siglo XXI. Todavía está por entenderse a fondo su obra", consideró Melgar. En diálogo con LA NACION, el coleccionista compartió el último recuerdo que tiene del artista español: "En 1983, poco antes de morir, Miró ya no podía bajar la escalera de su casa y lo levantábamos de su cama para que pudiera pintar".
"Entonces -recordó Melgar-, cuando tenía el papel en la mano se transformaba en un monstruo con ese trazo, con esa energía que tenía en el brazo y que llevaba a la mano." En Miró, lo monstruoso es su libertad creadora, su sensibilidad poética, su vasto mundo interior, que transformaba la realidad exterior en un universo de colores, líneas y figuras propio.
Nuevas realidades
"Nos acerca a realidades invisibles de un mundo que sólo él es capaz de representar como creador", señaló Marisa Oropesa, curadora de la exposición, en el catálogo de la muestra, que contó con la organización de Montserrat Roca Campillo.
Oropesa indicó, asimismo, que la obra del artista español "está influenciada por las grandes corrientes de su siglo, mezclándose en ella las teorías cubistas con el cromatismo del fauvismo, llegando al automatismo".
Su encuentro con Breton, en 1923, llevó a Miró hacia un mundo surrealista de mujeres, pájaros, seres biomorfos y sueños. Temas que reaparecen en los dibujos y grabados de la exposición con esa estilización característica del estilo de Miró, de la que resulta una línea que por momentos recuerda el trazo infantil, por otros los dibujos rupestres o las caligrafías orientales, de todo lo cual resulta, sin embargo, una obra muy original.
La mirada recorre las tintas sobre papel japonés, especies de salpicaduras que hacen pensar en el cosmos y hasta en el Big Bang; las tintas chinas sobre lámina de corcho que recuerdan a figuraciones rupestres; las litografías Las atalayas , que en la reunión de formas simples de unos pocos colores remiten a asociaciones del mundo real. Es la magia de Miró, que no dejó de observar el mundo que lo rodeaba. Por ejemplo, al realizar el dibujo -que luego se convertiría afiche- con el que se inicia la muestra y que hace alusión a la Guerra Civil Española.
Durante el verano, las padres con sus hijos podrán acercarse para compartir un día con Miró y serán especialmente invitados por el Centro Borges. Para más información llamar al 5555-5359. La muestra permanecerá abierta hasta el 17 de marzo, de lunes a sábados, de 10 a 21, y los domingos, de 12 a 21. La entrada general cuesta $ 13 y los lunes es gratuita. Luego, la muestra será llevada a Rosario.
Por Laura Casanovas
De la Redacción de LA NACION
No hay comentarios:
Publicar un comentario