Crónica de una tragedia anunciada
Mientras que uno de los argentinos que eran buscados en Perú ayer fue localizado y repatriado, todavía seguían perdidas las dos chicas que estaban en la zona del desastre. Un informe oficial recomendaba al gobierno estar “preparado” para un terremoto.
La ciudad de Pisco está militarizada debido a los frecuentes robos y saqueos.
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Pisco, ciudad militarizada
“Oía tiros por todos lados”
Por Carlos Noriega
desde Lima
La Embajada de Argentina en Lima localizó a uno de los tres ciudadanos argentinos que permanecían perdidos luego del terremoto en el sur del Perú. Se trata de Gabriel Ruff, quien estaba en Ica junto con su esposa y su cuñada colombianas en el momento del sismo. Los tres viajaban por tierra desde Colombia hasta la Argentina. Ninguno sufrió daños. Anoche los tres regresaron al país en un avión Hércules del gobierno argentino (ver nota aparte). Todavía falta localizar a las dos chicas que se presume estaban en la Bahía de Paracas (en plena zona del desastre) en el momento del terremoto. El devastador sismo del último miércoles ha demostrado, de forma dramática, la incapacidad del Estado peruano para responder a una emergencia como esta. A pesar de ser un país con alta actividad sísmica y de haber sufrido en el pasado ya varias tragedias causadas por los terremotos, las autoridades no estaban preparadas para esta eventualidad.
Mientras arrecian las críticas por la desorganización en el reparto de la ayuda a los damnificados y por la lentitud en las labores de rescate, al gobierno se le abrió un nuevo flanco con la divulgación de un informe científico del año 2005 en el cual se alertaba de las altas probabilidades de que ocurriera un gran sismo en la zona de Ica –que fue donde se produjo el terremoto que ha dejado más de 500 muertos– y que recomendaba tomar las medidas necesarias para estar listos ante esa eventualidad, lo que no se hizo. El informe fue elaborado por el director del Instituto Geofísico del Perú, Hernando Tavera, quien lo presentó al Instituto de Defensa Civil, pero no fue escuchado.
Mientras, en el sur sigue el drama de los sobrevivientes. La ayuda que llega se concentra en las zonas céntricas de las ciudades más grandes y su distribución es caótica. Las colas para recibir un poco de agua o de comida son interminables. En los poblados apartados el abandono sigue castigando a sus habitantes, todos ellos de condición muy pobre. En la carretera que une Ica con Lima se puede ver a pobladores que han caminado kilómetros para pararse al lado de la pista con cartelones en los que se lee: “Nos estamos muriendo”, “Necesitamos ayuda, por favor”. Algunos automovilistas les tiran por sus ventanas algo de comida. Los rescatistas ya dejaron de buscar sobrevivientes entre los escombros y ahora están dedicados a sacar los cadáveres que todavía quedan aplastados entre las ruinas de las ciudades de Pisco, Ica y Chincha. El 96 por ciento de las casas del centro de Pisco está inhabitable.
“No es que hayamos predicho que iba haber un terremoto en esta zona en una fecha determinada, eso es imposible, sino que luego de un estudio científico de los ciclos de los terremotos en la costa peruana llegamos a la conclusión de que en esta zona de la costa central, al sur de Lima (donde se produjo el terremoto del miércoles), había altas probabilidades de que ocurriera un gran terremoto. Lo pusimos en el informe y se lo entregamos a las autoridades para que se tomaran las medidas de prevención, pero ellas no pusieron el interés que debían haber puesto”, le señaló a Página/12 Hernando Tavera, el autor del informe. En su estudio científico de 2005, Tavera escribió: “Y ahora que sabemos dónde ocurrirá un terremoto en el futuro, la pregunta es ¿qué hacemos?”. Dos años después la realidad le respondería en forma dramática y dolorosa: no se hizo nada. “Espero que ahora tomen con más seriedad las investigaciones científicas”, se consuela Tavera.
El director del Instituto Geofísico del Perú ahora alerta sobre las probabilidades de un terremoto en el sur del Perú y el norte de Chile. “La costa del Pacífico, desde Chile hasta Colombia, es altamente sísmica. No podemos decir exactamente cuándo va a ocurrir, pero va a ocurrir, y deberíamos estar preparados”, advierte Tavera.
El director del Instituto Geofísico señala que Lima, que tiene casi ocho millones de habitantes, está en una zona altamente sísmica y recuerda que el último terremoto que tuvo como epicentro la capital peruana ocurrió en 1974, y el anterior en 1940. “No se pueden establecer ciclos exactos, pero han pasado 33 años desde el último terremoto en Lima y tenemos que estar preparados para un terremoto en cualquier momento. Mientras más tiempo pasa sin que se produzca uno, más altas son las probabilidades de un terremoto y más fuerte será éste”, advierte el científico.
En una ciudad altamente poblada como Lima, donde la mitad de las viviendas están construidas precariamente de manera informal, un terremoto como el de Ica multiplicaría significativamente la tragedia vivida esta semana en el sur del Perú. “Con un terremoto de esa magnitud, por lo menos el 40 por ciento de las casas de Lima se verían afectadas y un 20 por ciento de ellas sufriría graves daños; asimismo, un 20 por ciento de los hospitales y el 40 por ciento de los colegios de la capital también sufrirían daños muy graves. Esto lo hemos advertido en un informe hace seis años para que se tomen las medidas necesarias, pero no se ha hecho nada hasta ahora”, asegura Javier Piqué, decano del Colegio de Ingenieros de Lima.
Cuando todavía no se superan los problemas en la distribución de la ayuda a los damnificados, que podrían superar las 250 mil personas, aunque el gobierno prefiere hablar de 80 mil, el presidente Alan García anunció el inicio de la reconstrucción de las ciudades arrasadas por el terremoto. Se informó de la creación de un comité para dirigir esta reconstrucción y se emitió un decreto autorizando una primera partida de 30 millones de dólares para esta tarea.
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