Imposición de manos en un hospital
La realiza un cacique mapuche en un nuevo centro asistencial del Ministerio de Salud bonaerense
BRAGADO.- En la estación ferroviaria de Olascoaga, a 15 kilómetros de esta ciudad, la brisa es fresca y sólo se escucha el canto de los pájaros. El silencio de las 30 personas que están reunidas allí colabora con la concentración alcanzada por el cacique mapuche Máximo Coñequir, que, por medio de la imposición de manos, intenta quitarle un malestar físico a una mujer.
No se trata de un espectáculo sino de una de las formas en que Coñequir se ocupa de la salud de los miembros de su comunidad desde hace 20 años, siguiendo las tradiciones de los pueblos originarios. El motivo de la reunión de ayer fue la inauguración de un "centro de salud intercultural", impulsada por el Ministerio de Salud bonaerense.
El cacique mapuche atenderá a los integrantes de la comunidad, que en Bragado y alrededores suman unas 4000 personas, en un lugar de la estación que fue reacondicionado y que está situado frente al centro sanitario del pueblo.
Resistencia
La idea de articular la medicina tradicional y las prácticas de los aborígenes surgió tras un relevamiento efectuado por la cartera sanitaria provincial desde 2000 hasta 2006 entre 20.000 personas de distintas comunidades originarias que habitan en el territorio bonaerense.
El estudio reveló que "estas personas presentan una clara resistencia a la consulta con los médicos que no pertenecen a sus pueblos y, por este motivo, llegan en forma tardía a la consulta; muchas veces con cuadros sintomáticos graves".
Es que situaciones que son habituales en hospitales o salas sanitarias -como desnudarse para ser revisado por un médico o dar a luz en posición vertical- resultan violentas para los aborígenes y sus costumbres sanitarias.
Para integrar los distintos sistemas de salud y conocimientos, el Ministerio de Salud bonaerense organizó una serie de encuentros de los que participaron representantes de varias etnias, funcionarios y académicos de universidades nacionales.
Aunque existen experiencias similares en otros lugares del país, las autoridades sanitarias consideraron que las características de la que se concretó ayer en Olascoaga la hacen inédita.
"Estamos incluyendo formalmente un servicio de salud intercultural en la red sanitaria bonaerense", dijo Claudio Mate, ministro de Salud de la provincia.
Sin sueldo
Desde el lugar donde asistirá a los aborígenes, al que se le asignó una ambulancia, Coñequir estará en contacto permanente con los profesionales médicos de la unidad sanitaria del lugar. Estos cambios -aclaró el cacique- no deben malinterpretarse, pues él no recibirá un sueldo por su tarea ni cobrará a los pacientes.
"Esta iniciativa crea un antecedente muy interesante sobre un tema que es controvertido. Pero era necesaria, pues los aborígenes estaban excluidos del sistema de salud por el rechazo que les provocaban las prácticas de la medicina tradicional", consideró el ministro Mate.
Si la experiencia resulta positiva, podría concretarse en otros sitios de la provincia como San Nicolás y Villarino, donde residen comunidades aborígenes con una importante cantidad de integrantes.
Coñequir tiene 73 años y, además de ser el lonko (jefe) de la comunidad Melinao, integra el Consejo de Ancianos y Machi de los mapuches.
"La imposición de manos y las hierbas naturales armonizan la energía de las personas. Estos son dones naturales, uno no los aprende", explicó a LA NACION.
El cacique contó que los mapuches comenzaron a establecerse en la zona de Bragado en 1845 por un pedido de Juan Manuel de Rosas.
"Entre las primeras 100 personas que llegaron, estaban mis ancestros. Eramos indios amigos del Ejército", relató. Así, esta comunidad aborigen fue testigo del desarrollo y crecimiento de la región: "Acá pasó el tren por primera vez en 1883", dijo Coñequir.
Integración, no igualdad
El lonko de Olascoaga es entusiasta al contar la historia de su pueblo. La relató con voz serena y un hablar pausado, pero caminando y haciendo gestos amplios permanentemente. Como intentando expandirse sobre la tierra que pisaba.
Coñequir y Liliana Amtimán, de la comunidad mapuche de Los Toldos, coincidieron en que en la actualidad existe una mayor integración de los aborígenes a la sociedad.
Sin embargo, la mujer aclaró: "Hay más integración pero no hay igualdad. Por eso, este centro de salud es muy importante".
Al referirse al tema, Antimán recordó: "Hay un libro que se llama Cien años de silencio y que trata de una historia que dice que los pueblos originarios íbamos a tener 100 años de silencio. Creo que han pasado y estamos empezando a hablar nuevamente. Estamos recuperando la palabra", se alegró.
Por Ximena Linares Calvo
Enviada especial
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