martes, 10 de junio de 2008

Declaraciones periodísticas de representantes de la nueva conducción de la mutual israelita argentina generan polémica al supeditar la pertenencia a e

Declaraciones periodísticas de representantes de la nueva conducción de la mutual israelita argentina generan polémica al supeditar la pertenencia a esa comunidad al cumplimiento de una estricta observancia religiosa. Aquí, una respuesta.

Por: Alejandro Borensztein
Fuente: ARQUITECTO Y PRODUCTOR DE TV


En la a edición del pasado sábado 7 del diario Clarín, Guillermo Borger, el nuevo presidente de la AMIA, declaró textualmente que, su nueva gestión va a " reforzar el papel de la AMIA como representante de los judíos genuinos". Ante la consulta del periodista sobre qué significaba ser un judío genuino, el Sr. Borger indicó textualmente que judío genuino es aquel "que tiene una vida basada en todo lo que dictamina la Torá" (Antiguo Testamento).

También declaró que "es una paradoja que se llamen judias las escuelas judías que no son observantes o religiosas". O sea que los colegios Tarbut o la ORT, por citar dos de los más prestigiosos colegios judíos, no serían considerados como tales.

Para terminarla, y en relación a los chicos judíos nacidos de matrimonios mixtos, expresó que "hay leyes que deben respetarse".

Como si fuera poco, en la misma semana, otro diario publicó un reportaje al Rabino Samuel Levin, máximo representante de los judios ortodoxos y, según reconoció Borger a Clarín, guia espiritual del nuevo presidente de la AMIA. En la nota, el Rabino remata textualmente con esta inolvidable frase: " usted va a ver que en la época de hoy, si vivimos con el sistema de la Biblia de 3.000 años atrás, todo iría bien, todo se arreglaría"(Diario Crítica del 27 de Mayo pasado).

En fin, "boina" gente.

Yo soy judío, quiero ser judío, me siento judío, me sé judío y, lo más importante: estoy orgulloso de serlo. Pero no soy religioso. No soy creyente. ¿Acaso entonces, y de acuerdo a lo que dicen estos señores, no soy un judío genuino?

Todos mis antepasados, hasta donde pude rastrearlos, por parte de padre y de madre, fueron judíos. Incluído mi tatarabuelo, el gran Rabbi Avram Borensztein, nacido en Polonia en 1811.

Mi abuelo Samuel, que vino de Polonia en 1923 y respetaba las tradiciones, sin ser religioso ni creyente, ¿no era un judío genuino? ¿Y mis tios? ¿Y mis hermanos? ¿Y mis primos? ¿Y mis hijos? ¿Y mi viejo, Tato, que llegó a ser uno de los judíos más reconocidos, notables, respetados, y homenajeados de la historia argentina, no era un judío genuino? Si prefieren no sigo con mi familia,

Pensemos en Woody Allen. Tampoco tiene una vida basada en la Torá tal como exigen el Sr. Borger y el Rabbi Levin, sobre todo cuando cada mañana despierta abrazado con su hijastra coreana Soon Yee. Sin embargo, ¡levante la mano el que piensa que Woody Allen no es un judío genuino! Tan genuino como el Rabbi Levin.

¿Y Groucho Marx, Steven Spielberg o Marcos Aguinis? Tampoco son ortodoxos, sin embargo son judíos como el que más. César Milstein, Daniel Baremboin, Paul Newman. Leonard Bernstein y Richard Meier, la lista es interminable.

¿Y Ben Gurión y Golda Meir? Simplemente fueron un par de extraordinarios judíos genuinos que fundaron el Estado de Israel en donde los Levin y los Borger pueden rezar todo lo que quieran, sin que nadie los perturbe. Me gustaría saber qué opinan las nuevas autoridades de la AMIA sobre Sammy Davis Junior: negro, bizco, alcóholico& ¡ y judío !

¿Por qué estos ignotos fanáticos tienen derecho a pontificar y sentenciar quién es y quién no es, un judío genuino?

Se me dirá que fanáticos hay, inevitablemente, en todas la religiones. Es verdad. Pero a mi me preocupan los fanáticos judíos, justamente porque son mis fanáticos, porque yo soy judío. Definitivamente judío y tan judío como ellos.

Se me dirá que han ganado, por primera vez en 113 años de existencia de la AMIA, en elecciones libres y democráticas entre 25.000 votantes. Pero eso no da derecho a descalificar a cientos de miles de judíos que vivimos en la Argentina y que no somos ortodoxos. Muchos de los cuales ni siquiera somos creyentes.

A diario vemos lo que el fanatismo ha conseguido en el mundo, y a dónde nos ha llevado esta mentalidad.

Cada uno tiene derecho a pensar lo que quiera, pero no a imponerle sus pensamientos a nadie.

Mi viejo tenía un personaje que se llamaba el Tio Josei (4 letras J-O-S-EI) y solía repetir una muletilla: "Toda boina gente, pero si boina gente se enoja& boina gente peligrosa".

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