miércoles, 2 de marzo de 2011

Pacho O’Donnell: “Las murgas molestan porque reclaman”

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“Durante años, el carnaval fue oscurecido.” (TELAM)

Otras notas

  • El reconocido dramaturgo y director escribió en febrero de 1975 una de las reseñas más importantes acerca de la historia y los orígenes de la murga de la Ciudad de Buenos Aires.
    A más de 30 años de la célebre investigación Del candombe a la murga: dos siglos de carnaval porteño publicada en la revista Crisis, el escritor estima que es necesario que se la considere como Patrimonio Cultural de la Nación.
    –¿Qué importancia tiene la murga en nuestro país?
  • No se trata sólo de corsos, murgas, desfiles de entrada, recitados, canciones de presentación, crítica y/o homenaje, bombos, platillos y baile. Los carnavales constituyen una oportunidad única para que circule un caudal de cultura popular amasado durante décadas y, ante todo, un espacio de reencuentro social. Del sábado al martes próximos más de cien murgas harán de las suyas en el circuito oficial de la Ciudad de Buenos Aires y muchas otras se sumarán en ámbitos más informales. Se trata de un Carnaval muy especial.
  • El carnaval ha sido, históricamente, una expresión de la cultura popular cargada de sentidos profundos para sus practicantes. Allá por la Edad Media, como bien nos ha enseñado el gran literato ruso Bajtín, estas fiestas populares duraban varios meses y se permitía la participación de campesinos y artesanos a la par de nobles y clérigos, como parte de una cultura común en la que todos tenían el derecho al goce y a la diversión. Las jerarquías sociales se suspendían y la fiesta, el desenfreno y la parodia ganaban la plaza pública.
  • Los Amantes de La Boca fue una de las primeras murgas que, con el regreso de la democracia en 1983, continuó enarbolando la bandera para que nuestro país recuperase los feriados del Carnaval. Por las calles y al son del ritmo de Hasta Siempre, la canción más conocida que se le dedicó al Che Guevara, la comparsa advertía en aquellos años: Existía el feriado/ los milicos aún no estaban/ Y esas murgas no sabían/ que se nos venía la biaba.
  • La murga uruguaya Falta y Resto ya está arriba del escenario y comenzó a transformar La Trastienda en una esquina de barrio porteña y montevideana. A fuerza de bombos, de una actitud escénica callejera, con la gracia del habla popular y con letras que expresan la esencia barrial, el teatro parece cada vez más la intersección de dos calles en Pocitos, Almagro, Boedo o La Unión.
  • Cómo no decir alegría cuando se nos restituye una fiesta popular que siempre fue nuestra. Y los motivos son muchos, colectivos y particulares, por la memoria histórica, que nunca olvidó el Carnaval. Fiesta de todos. Recuperamos una fiesta que fue y es tribuna del pueblo y espacio de denuncia social. Sobre los escenarios, medio trágico y medio cómicamente, los murgueros cantan y dicen, y cuentan y gritan, por las penas, por lo que nos falta aún, por lo que hemos conseguido. Por lo que seguiremos luchando, por la alegría de lo ya recuperado. Para que oigan los que quieran y puedan.
–Cuál es la importancia que tienen las murgas y su significado como expresión popular?
–El carnaval, que está en distintos lugares y culturas, constituye un lapso de tiempo de permisividad y descontrol. En algunos sitios se produce una especie de uniformidad, en la que las clases sociales y las situaciones de poder económico no se distinguen. Incluso, en algunos lugares es costumbre el nombramiento de un preso como gobernador. Los carnavales parecerían derivar de las bacanales, unas celebraciones de vino, sexo y descontrol que se hacían en honor a los dioses del vino: Dionisio, en Grecia, y Bacco, en Roma.
–¿Y particularmente en la Argentina?
–En nuestro país es una fiesta que, lamentablemente, ha sido golpeada en su esencia popular. Esto se ve muy claramente en el poco estímulo al maravilloso carnaval del noroeste, el más auténtico del país. Es celebrado con más fuerza el de las provincias del Litoral, que no es más que una réplica del brasileño. El del noroeste, en cambio, es extraordinario en su música, que es propia, y en sus rituales definidos, pero no casualmente ha quedado oscurecido.
–Buenos Aires es otro caso diferente.
–En Buenos Aires se manifiesta en los corsos. Sarmiento, que importaba de todo, vio un desfile en Italia. Allí, corso significa avenida, y es ahí en donde se hacían los desfiles. Fue él quien promovió el primer corso: era un festejo a la italiana. La murga es una expresión popular que estuvo apagada durante muchos gobiernos, tanto dictatoriales como democráticos, y no tuvieron el lugar que hoy se les da para manifestarse. La murga tiene su especificidad en la coreografía, la música, las letras. Los personajes tradicionales del carnaval son respetados: Momo, Pierrot, Colombina. Y, en general, la característica de los carnavales es la manifestación de los reclamos de la gente hacia la autoridad.
–Por eso han sido callados en distintos momentos de la historia...
–Algunas veces este reclamo se hace directamente, y muchas otras a través de la sátira y la ironía, características típicas. Por eso son molestos. Porque además de tener una parte vinculada al descontrol, siempre deben ser manifestaciones de protestas y reclamos de los sectores populares.
–En el contexto actual, ¿cómo analiza que el carnaval vuelva a ser feriado nacional?
–Que ahora recupere el reconocimiento que se le había negado tiene que ver con que este es un Gobierno con un fuerte sesgo nacional y popular. Por eso es natural que se reivindiquen manifestaciones de sectores marginales y de trabajo. Es lógico que suceda en este contexto.
–¿De qué manera cree que esta medida influirá en el desarrollo de las murgas?
–Por la misma represión que han sufrido, las celebraciones de corsos y murgas en Buenos Aires están atravesando una etapa de recomposición. Han salido de muchos años de oscuridad y ahora se les ofrece una posibilidad de crecimiento y desarrollo. Como pasó con el carnaval uruguayo, que creció en sus expresiones musicales y poéticas.

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